Su familia no lo quería e iba a ser sometido a la eutanasia: ahora busca un hogar

Buggy está vacunado y castrado para adopción responsable.

Foto: Facebook: Chatons Orphelins Montréal

Una familia fue a una clínica veterinaria con su gato de 15 años para que le aplicaran la eutanasia, pues ya no querían quedarse con él y, mucho menos, hacerse cargo de su cuidado.

Al ver la situación, el equipo veterinario no se dio por vencido y le ofreció a la familia hacerse cargo del pequeño felino sin ningún costo. Ellos aceptaron y se fueron del lugar sin mirar atrás.

El gato, al que llamaron Buggy, no entendía qué estaba pasando y solo esperó, arrinconado en una esquina, a que su familia volviera por él, pero esto no sucedió.

Los especialistas examinaron al pequeño Buggy y encontraron que, pese a su avanzada edad, estaba sano y fuerte. Las radiografías mostraron que todo estaba bien y que solo tiene un poco de debilidad en las piernas traseras, lo que hace que se resbale en ocasiones, pero esto es normal en un gatito adulto.

Por esta razón, volvieron a confirmar que el animal no estaba listo para morir y merecía una segunda oportunidad, al lado de una familia que se comprometiera a cuidarlo y amarlo en sus últimos años de vida.

Luego, se comunicaron con Chatons Orphelins Montréal, un grupo que ayuda, cuida y da en adopción responsable a gatos necesitados en Montreal, Canadá, para ayudarlos a cumplir su misión.

El refugio aceptó a Buggy y lamentó su situación, pues, según ellos, muchas familias deciden abandonar a sus mascotas cuando están en los últimos años.

“Buggy es un cariño y solo pide atención. Se quedó con el personal de la clínica en la recepción, y siguió a sus humanos a todas partes, los otros animales no le molestaron en absoluto”, publicó el refugio en redes sociales.

Este gatito, con un hermoso pelaje negro y ojos verdes, se lleva muy bien con los niños pequeños y otros animales. Aunque tenga 15 años, busca una familia que pueda cuidarlo con amabilidad y amor. La familia ideal tendrá presencia y un ambiente de paz.

A pesar de haber sido abandonado, Buggy confía en las personas. Se adapta sin ningún problema al cambio, es curioso y sigue a sus humanos como un pequeño perrito. No tiene malicia, solo dulzura.

Buggy es dulce y cariñoso, ronronea tan pronto como lo acarician. Es entrañable y fácil de amar. “Aunque es un senior, aún tiene un pequeño lado de bebé. Tiene la costumbre de comer con la pata a veces, le pone las croquetas y se las come despacito. Es delicado y puede hacer pocos maullidos para llamar la atención”, dicen los rescatistas.

Al gatito negro le gusta dormir junto a la ventana, con la luz del sol, y espiar a sus vecinos. Si usted quiere adoptarlo, puede comunicarse a las redes sociales de Chatons Orphelins Montréal.

🐾 ¿Quiere estar al día y conocer las últimas noticias sobre el mundo animal? Lo invitamos a verlas en La Red Zoocial. 🐶🐱