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Hoy, 16 de enero, Barranquilla da un paso significativo en el cuidado de los animales y la transformación social. Tras años de trabajo, la ciudad ha prohibido oficialmente el uso de vehículos de tracción animal (VTA), marcando el fin de una práctica que por décadas expuso a caballos y burros a largas jornadas de trabajo bajo el sol, la lluvia y el desgaste físico extremo.
Gracias al programa de Sustitución de Vehículos de Tracción Animal, liderado por la Alcaldía Distrital, los animales que durante años fueron utilizados para las labores de carga ahora tendrán la oportunidad de vivir sin explotación, mientras sus antiguos conductores reciben motocarros para continuar con sus actividades de manera más digna y sostenible.
El alcalde Alejandro Char destacó la importancia de este avance: “Lo que estaba pasando con los animales es de otra época, el mundo va cambiando y nos vamos sensibilizando, por eso encontramos equipos para apoyar esa tarea (...) este nuevo reto tiene como objetivo contribuir al desarrollo de la ciudad que cuida el medio ambiente y cuida a los animales”
La transición hacia la eliminación de los VTA ha sido un esfuerzo integral que comenzó en 2012 y tomó forma en 2014 con la reglamentación del programa. Desde entonces, se han realizado acciones de sensibilización, capacitaciones y regularización de los conductores.
El Decreto 0785 de 2024, socializado en octubre pasado, estableció la prohibición total de los vehículos de tracción animal en la ciudad, dando paso a una etapa pedagógica para preparar a los beneficiarios. Pero, a partir de hoy, quienes incumplan con esta normativa enfrentarán sanciones económicas de cuatro salarios mínimos legales vigentes, mientras que los animales rescatados recibirán atención médico-veterinaria y serán puestos en adopción para garantizar su bienestar.
La última entrega de motocarros se realizó el día de ayer y 13 conductores recibieron formación y completaron los trámites necesarios para utilizar sus nuevos vehículos. Este grupo se suma a los más de 600 beneficiarios que han dejado atrás el uso de VTA, optando por alternativas laborales más sostenibles, como emprendimientos en servicios y comercio.
Con esta prohibición, Barranquilla da un paso necesario hacia el respeto por los animales y la mejora de las condiciones laborales de las familias que dependían de los vehículos de tracción animal. Aunque queda camino por recorrer en el país, este cambio representa un avance para una sociedad que busca ser más justa, consiente y sostenible.
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