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Christopher Ward, un hombre de Colorado de 34 años, tenía dos monstruos de Gila como mascotas, por lo que sufrió una reacción grave después de ser mordido en la mano por uno de ellos.
La pareja de Christopher llamó a las autoridades poco antes de la medianoche del 12 de febrero, al descubrir que uno de los lagartos estaba agarrado a la mano de su novio. Según informó CNN, el hombre comenzó a mostrar síntomas rápidamente, por lo que vomitó de forma repetida y perdió el conocimiento. Además, su respiración comenzó a detenerse. La pareja de Ward afirmó que no estuvo presente en el momento de la mordida, y solo lo escuchó al expresar malestar antes del incidente.
El dueño de los reptiles fue llevado a un hospital local, en donde le conectaron un respirador artificial. Posteriormente, declararon su muerte cerebral.
Según reveló la autopsia desarrollada por la Oficina del Forense del Condado de Jefferson, Christopher alterno entre la consciencia y la inconsciencia durante aproximadamente dos horas antes de buscar atención médica. En el hospital, sufrió múltiples convulsiones y un fallo respiratorio agudo.
La autopsia también señaló que sufrió problemas cardíacos y hepáticos, los cuales contribuyeron significativamente a su muerte. Si bien las mordeduras de los monstruos de Gila suelen ser dolorosas, en general no son mortales para los humanos. Según informó The Mirror, el último informe de una persona fallecida por la mordedura de un monstruo de Gila data de 1930.
Eric Harper, investigador criminal del Colorado Parks and Wildlife (CPW), confirmó que la agencia fue solicitada para retirar los monstruos de Gila de la casa de Christopher, tras la mordedura. Harper explicó que es ilegal poseer estos animales en Colorado sin una licencia, y agregó que el hombre también tenía tarántulas, las cuales sí son legales de poseer.
Eric describió el incidente de Lakewood como una anomalía, pero destacó que esto demuestra que los reptiles son peligrosos y que deben ser manipulados por personas con el entrenamiento adecuado para ello.
La novia de Christopher entregó a los dos lagartos, uno llamado Winston y otro Potato, a un oficial encargado del control de animales y otros agentes en el suburbio de Denver, Lakewood, al día siguiente de la mordedura. Según el informe, ella le comentó a la policía que el día del incidente escuchó algo que “no sonaba bien” y entró a la habitación para ver a Winston aferrado a la mano de su novio.
Ella relató que Christopher comenzó a mostrar síntomas de forma inmediata, vomitando varias veces y finalmente desmayándose y dejando de respirar.
El monstruo de Gila se caracteriza por sus escamas negras y una variedad de rayas y manchas naranjas. Además, pertenece a una de las únicas familias de lagartos venenosos en el planeta. Su apariencia rugosa se debe a una capa llamada osteodermos, o pequeñas astillas de huesos incrustadas en la piel de los lagartos, para darles protección contra depredadores, como coyotes y halcones.
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