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Después de casi dos décadas encerrada en un hogar en Guadalajara de Buga, una babilla volvió a sumergirse en aguas libres del Pacífico colombiano. El animal, que compartía un espacio reducido con 32 tortugas, fue entregado voluntariamente por su tenedor, marcando un ejemplo de conciencia ambiental y respeto por la vida silvestre.
La liberación fue posible gracias al equipo del Centro de Atención y Valoración de Fauna Silvestre San Emigdio, de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), que lideró un proceso de rehabilitación integral. Durante este, la babilla recibió atención médica especializada y un tratamiento diseñado para reactivar sus instintos naturales, esenciales para sobrevivir en su hábitat.
Aunque en apariencia los animales estaban en buen estado físico, los especialistas identificaron afectaciones en su bienestar. Durante años, la babilla vivió sin acceso a un estanque adecuado, con movilidad restringida y sin posibilidades de comportarse según su naturaleza, como nadar o interactuar con otros ejemplares de su especie.
La liberación no solo significó el regreso de un animal silvestre a su entorno natural, sino también un gesto simbólico: una vida que parecía domesticada, hoy fluye con fuerza entre los caudales que le pertenecen.
Según la CVC, este caso reafirma que toda especie silvestre tiene derecho a habitar un espacio donde pueda desarrollarse plenamente. La entrega voluntaria, sumada a la intervención técnica y cuidadosa, permitió que la babilla dejara atrás el encierro para retomar su camino en libertad.
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