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El día de ayer, 25 de febrero, se aprobó por unanimidad la Ley Ángel (Ley No. 407 de 2024), una normativa que busca fortalecer la lucha contra el maltrato animal en Colombia. En entrevista con El Espectador, la senadora Andrea Padilla, autora de la ley, habló sobre los retos que enfrentó en su proceso de creación y aprobación, así como los cambios que traerá esta medida para el país.
¿De qué se trata la Ley Ángel y qué cambios traerá en materia de protección animal?
Yo definiría esta ley como la herramienta normativa más importante en Colombia para la protección de los animales y, de lejos, una que se pone a la vanguardia en América Latina. Esta ley trae disposiciones en tres componentes: penal, policivo y pedagógico.
En el componente penal, exalto el aumento de la pena. Si hoy la Ley 1774 tenía de uno a tres años, nosotros logramos que aumente de 32 a 56 meses cuando se le cause la muerte a un animal, y de 20 a 42 cuando se le causen lesiones graves. Este tiempo puede aumentar hasta 98 meses cuando haya agravantes como el acto sexual.
También hay un aumento de multas. La multa mínima irá de 15 a 30 salarios mínimos legales vigentes (SMLMV), cuando se le causen lesiones graves a un animal y de 30 a 60 cuando se le cause la muerte. Estamos también creando unos agravantes muy innovadores. Ayer, por ejemplo, se presentó el de usar a los animales como objeto de intimidación a la pareja, esto atendiendo un dato que a mí me resulta escandaloso, y es que el 81% de los hombres que han sido condenados por violencia de género han admitido haber violentado a un animal de compañía.
También se crea el agravante de producir y difundir material pornográfico con animales y el de violentar a un animal en el contexto de una actividad económica, por ejemplo, un criador de animales para su venta.
En materia policiva, hay una disposición que para mí es la campeona: habilitar a la Policía para que ingrese a un domicilio cuando hay certeza con evidencia de que un animal está siendo violentado de manera muy grave. También, se genera un procedimiento sancionatorio policivo específico para maltrato animal con el fin de que los procesos y las sanciones sean mucho más ágiles. Se crea, además, una Ruta Nacional de Atención al Maltrato Animal.
En materia pedagógica, básicamente dos disposiciones: primera, la posibilidad de que una persona sancionada por maltrato leve pueda cumplir su sanción atendiendo un curso pedagógico en protección, bienestar y respeto animal; y segunda, la obligación de que jueces, fiscales, inspectores de policía y personeros municipales y distritales tengan que estar permanentemente actualizados en materia normativa y sensibilizados.
¿Cuál cree que es el principal logro de la ley?
El aumento de penas.
¿Cómo se garantizará que realmente se apliquen estas condenas y no se queden en el papel?
Eso depende de buenas investigaciones. Hoy, muchos procesos no prosperan porque no hay un soporte forense que fortalezca las pruebas. Con la generación de guías técnicas forenses, se espera que cualquier veterinario en cualquier municipio del país pueda dar un dictamen y que este tenga validez probatoria.
¿De qué se trata la Ruta de Atención al Maltrato Animal?
Lo que plantea la ruta es definir claramente dónde empieza la denuncia, cómo se formula y dónde termina el proceso, que un ciudadano de cualquier municipio sepa con claridad cuáles son los canales de denuncia, a dónde debe dirigirse, cuándo es un tema policivo, cuándo es penal. Entonces, la idea es que esta ruta le dé al ciudadano el paso a paso de la denuncia y de qué hacer cuando ese proceso no funciona.
¿Qué la motivó a impulsar la Ley Ángel?
Yo incursioné en política para ayudar a los animales. El día que ya no pueda ayudarlos más, me voy de la política. Y dentro de ese mandato de ayudar a los animales y de crear Estado para ellos, está la intención de hacer una norma que haga realmente justicia.
Entonces, lo que me motiva es una profunda convicción sobre la justicia que merecen los animales y sobre el Estado que tenemos que construir para ellos. Esto es de convicción absoluta, porque yo creo que la defensa de los animales, si bien requiere de compasión y empatía, también requiere de justicia.
¿Cuál fue la mayor dificultad en el proceso de aprobación de la ley?
Superar los obstáculos mentales y las resistencias de los congresistas porque, si bien es cierto que la defensa de los animales es un tema que viene creciendo en la opinión pública, todavía hay congresistas que tienen una mirada un poco recelosa del tema porque piensan “cómo así que va a haber más para los animales cuando ni siquiera están garantizadas las necesidades básicas de los seres humanos”. Este pensamiento no es nada distinto a un falso dilema.
¿Qué responde a las personas que dicen que hay problemas más urgentes en el país?
Primero, siempre va a haber problemas urgentes. Siempre van a haber personas con hambre, injusticia social, siempre va a haber muchas necesidades por atender. Si vamos a postergar atender a los animales cuando estén subsanadas todas esas necesidades, pues eso no va a suceder nunca y simplemente se va a convertir en un pretexto para aplazar una atención que también es urgente y justa.
Segundo, que no son necesidades que se rivalicen en materia de atención. Podemos avanzar en la atención de los niños, del adulto mayor, de las personas con discapacidad y también, de los animales. Lo que tenemos que lograr es frenar el monstruo de la corrupción, porque en la medida en que logremos salvaguardar esos recursos públicos, pues vamos a poder hacer atenciones mucho más eficientes.
¿Qué significa para Colombia la aprobación de esta ley?
Significa un paso importantísimo en humanidad, en empatía, en compasión y en ampliación de la concepción moral de la justicia. Porque una sociedad que se permite tener herramientas para proteger a los animales, es una sociedad que entiende la importancia de proteger a los más frágiles de la sociedad y que entiende, además, la conexidad que existe entre las violencias que sufren los animales y la violencia interpersonal.
¿Ahora qué sigue luego de la aprobación?
Lo que sigue ahora es hacer el informe de conciliación porque el texto que salió de Cámara es distinto del que salió del Senado, tenemos que hacer el informe, someterlo a votación y luego ya la sanción presidencial.
¿Qué otras preocupaciones quedan por atender para la protección animal en el país?
Muchas. Nosotros todavía tenemos una agenda legislativa muy ambiciosa. Estamos con el proyecto de Ley Empatía, que busca que sea obligatoria la educación en materia de protección animal para niños, niñas y adolescentes en todos los colegios públicos y privados del país. Estamos tramitando la ley de centros regionales de bienestar animal, la ley de corralejas, etc.
Entonces lo que sigue es sacar adelante una agenda legislativa, pero también materializar, cumplir, implementar y lograr que el Gobierno se comprometa con el cumplimiento de las leyes que van saliendo.
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