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En medicina veterinaria, entender el metabolismo animal es cada vez más importante para lograr cirugías exitosas y reducir riesgos en la recuperación. Un concepto que ha ganado relevancia es la sinergia metabólica, que se refiere al equilibrio entre los sistemas fisiológicos del animal ante factores como anestesia, medicamentos y estrés quirúrgico.
Gestionar bien esta sinergia puede marcar la diferencia entre una recuperación sin complicaciones y un postoperatorio complejo. En entrevista, el veterinario zootecnista Darwin Villalba, especialista en cirugía canina y oncología, director del pregrado de Veterinaria en UNIANDES Ecuador, y con experiencia en control de daños y ortopedia, aborda la preparación quirúrgica, los retos del área y los avances en medicina veterinaria.
La charla se realizó en el VIII Simposio Internacional de Medicina Bioreguladora, organizado por Heel Vet en Bogotá, que reunió a expertos de la región para compartir y actualizar conocimientos en salud animal.
¿En qué consiste el concepto de sinergia metabólica y por qué es tan relevante para el manejo del paciente durante una cirugía?
La sinergia metabólica se refiere al equilibrio y la interacción de los sistemas fisiológicos del cuerpo del animal, especialmente cuando está bajo los efectos de la cirugía. Durante una operación, los anestésicos alteran varios procesos como la frecuencia cardíaca, la respiración, la temperatura corporal y el metabolismo en general. Esto puede generar un cambio en el estado fisiológico del animal. Si el paciente ya tiene algún problema de salud previo, como patologías crónicas o trauma, estos cambios pueden ser más pronunciados, lo que hace más difícil mantener la estabilidad. Entender cómo estos sistemas interactúan y cómo se compensan es clave para reducir riesgos y mejorar las probabilidades de una recuperación exitosa.
Actualmente, se habla de la importancia del enfoque preventivo. ¿Cuáles son los pasos clave para preparar a un animal antes de una cirugía?
Preparar al animal para una cirugía no solo depende de la intervención en sí, sino de su estado general antes de la cirugía. Lo primero es asegurar una nutrición adecuada. El animal debe tener suficientes proteínas, carbohidratos y grasas saludables, ya que estos nutrientes son esenciales para mantener la energía y la función celular, especialmente durante los procesos de recuperación.
Además, es crucial suplementar con vitaminas A, D, E y del complejo B, que son fundamentales para fortalecer el sistema inmunológico y mejorar la respuesta del cuerpo al estrés quirúrgico. Otro aspecto clave es mantener la salud intestinal, ya que el intestino juega un rol relevante en la absorción de nutrientes y en la regulación del sistema inmune. El uso de productos que estabilicen la microbiota intestinal, como probióticos y productos bioreguladores, puede marcar una diferencia significativa en la recuperación del paciente.
Cada animal tiene características fisiológicas particulares. Desde su experiencia, ¿qué diferencias suelen observarse entre razas pequeñas y grandes durante una cirugía, y qué factores deberían tenerse en cuenta más allá de esto?
Hay diferencias en la respuesta a la cirugía según el tamaño y la raza del animal. Los perros pequeños, por ejemplo, son más susceptibles a complicaciones como hipotermia, hipotensión e hipoxia, debido a su menor volumen sanguíneo y metabolismo más rápido. Por otro lado, los perros de razas grandes pueden tener más dificultades con la presión arterial baja o problemas respiratorios durante la anestesia, debido a su mayor masa corporal y los efectos de la anestesia sobre su sistema cardiovascular.
Sin embargo, lo más importante no es tanto la raza, sino el estado general de salud del paciente. Si el animal está bien preparado y se mantiene estable antes de la cirugía, su recuperación será más rápida y con menos complicaciones, sin importar su raza o tamaño.
¿Existen lineamientos específicos que permitan preservar esa sinergia metabólica? ¿O es necesario adaptar el procedimiento quirúrgico a las condiciones de cada paciente?
No existe un protocolo estándar aplicable a todos los pacientes, porque cada animal es único y su respuesta a la cirugía puede variar. Si bien existen procedimientos generales que los veterinarios siguen, como monitorear signos vitales y ajustar la anestesia según sea necesario, lo crucial es evaluar a cada paciente de manera individual. Cada cirugía debe ser adaptada a las necesidades específicas del animal, tomando en cuenta factores como su estado general de salud, su historial médico y las características particulares de su metabolismo. Esto significa que, más que seguir un protocolo fijo, el veterinario debe tener la capacidad de ajustarse a las circunstancias particulares de cada paciente para asegurar la estabilidad fisiológica durante la cirugía.
En el contexto actual, donde se busca un enfoque más integral y menos invasivo, ¿cuáles considera usted que son los avances más urgentes o prometedores para mejorar la recuperación postoperatoria?
Uno de los avances más importantes sería estudiar más a fondo la bioregulación y la interacción de los sistemas metabólicos durante el postoperatorio. Esto permitiría comprender mejor cómo el cuerpo del animal puede utilizar sus propios recursos biológicos para recuperarse de manera más eficiente.
El enfoque ideal sería reducir la dependencia de medicamentos que puedan ser tóxicos a largo plazo, como los antiinflamatorios y analgésicos fuertes, que pueden afectar órganos vitales como el hígado o los riñones. En su lugar, podríamos aprovechar más las terapias bioreguladoras y tratamientos naturales que favorecen la capacidad de autorregulación del organismo, minimizando los efectos secundarios y favoreciendo una recuperación más rápida y segura.
Las redes sociales están llenas de consejos y planes de alimentación “naturales” o alternativos para perros, muchos de los cuales se presentan como soluciones ideales. ¿Qué tan importante es acudir a un profesional al momento de cambiar el régimen alimenticio de una mascota?
Las dietas específicas para perros sí son efectivas, pero deben ser cuidadosamente formuladas y adaptadas a las necesidades individuales del animal. La clave está en consultar a un veterinario o nutricionista especializado para asegurar que la dieta esté equilibrada y proporcione todos los nutrientes necesarios. Muchas veces, en redes sociales se difunden dietas que pueden ser perjudiciales, como las basadas en alimentos crudos o combinaciones no adecuadas de proteínas y vegetales, que pueden alterar la microbiota intestinal del perro y generar problemas digestivos o de salud.
Los alimentos balanceados, formulados específicamente para las necesidades nutricionales de cada raza o condición, son una opción segura y eficaz, siempre que sean de buena calidad. La clave no es solo qué le damos de comer, sino cómo y en qué cantidades, siempre bajo la supervisión de un profesional.
¿Cuál cree que es la mayor barrera para que los tutores comprendan conceptos médicos complejos como la sinergia metabólica, la preparación quirúrgica o el valor de una dieta adecuada?
El principal obstáculo es la desinformación en redes sociales. Mucha gente tiende a confiar más en lo que lee o ve en línea, especialmente cuando se presentan “soluciones rápidas” que parecen ser populares. Sin embargo, esto genera confusión, porque la medicina veterinaria, y en especial la cirugía, requiere un enfoque individualizado y basado en evidencia científica.
Los dueños de mascotas deben tener cuidado al seguir consejos no verificados en línea y siempre consultar con su veterinario antes de tomar decisiones que afecten la salud de sus animales. Es fundamental recordar que la salud de una mascota debe ser gestionada por veterinarios capacitados, quienes tienen el conocimiento para ofrecer el mejor cuidado adaptado a las necesidades específicas de cada paciente.
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