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¿Ha escuchado el dicho “la curiosidad mató al gato”? No es casualidad. Los gatos, con su habilidad para saltar, esconderse y meterse donde espera, suelen terminar en situaciones inesperadas y a veces peligrosas.
Eso fue exactamente lo que le ocurrió a Pablo, un gatito birmano que vive en Estados Unidos y que terminó dentro de una lavadora en funcionamiento. Sin que nadie lo notara, se metió al tambor antes de que su dueña encendiera el ciclo de lavado. Durante casi una hora, Pablo estuvo girando dentro de la máquina, mientras su humana lo buscaba desesperadamente por toda la casa, sin imaginar el lugar en el que se encontraba.
Aunque al principio pudo parecer una anécdota curiosa o incluso graciosa, lo cierto es que fue una situación crítica. Pablo fue trasladado de urgencia al Small Animal Specialist Hospital, un centro veterinario especializado de atención 24 horas. Allí recibió cuidados intensivos: medicación, monitoreo constante y exámenes para descartar posibles fracturas.
Después de siete días de hospitalización, Pablo logró recuperarse casi por completo. Solo le quedaron heridas leves en una de sus patas y en la punta de la cola.
La historia de Pablo es una advertencia real sobre los riesgos que enfrentan los gatos dentro del hogar, especialmente en lugares como lavadoras, secadoras, hornos o motores de carro.
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