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Los residentes de Cumaral, Meta, han informado que una persona, que no ha sido identificada, estaría cometiendo actos sexuales con animales desde octubre de 2023. En una conversación con el periódico El Tiempo, quienes presentaron la denuncia expresaron que el primer incidente conocido involucró a un perro llamado Aria, que fue reportado como robado el 23 de septiembre de 2023, y posteriormente usado para actos sexuales, según un informe veterinario.
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“La perra apareció casi una semana después en la inspección de Guacavía, el mismo lugar donde se han registrado otras víctimas de este individuo”, señaló uno de los testigos al medio anteriormente citado. Otra agresión ocurrió en noviembre de 2023, cuando una perrita desapareció durante el día y fue encontrada por una joven en la noche, presentando signos evidentes de actos sexuales con lesiones graves.
La denunciante también relató los casos de dos becerros y, en 2024, las agresiones continuaron con una perrita llamada Merlina y un gallo. Después de conocer estos casos, la gobernadora del Meta, Rafaela Cortés, ofreció una recompensa de hasta 10 millones de pesos para aquellos que ayuden a capturar al presunto responsable.
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“Queremos enviar un mensaje claro a la comunidad: nos preocupamos por nuestros animales. Hay una persona en Cumaral cometiendo actos atroces contra ellos”, declaró la gobernadora, instando a la comunidad a denunciar a esta persona y evitar que estos actos continúen en el departamento.
Es importante destacar que estos hechos se consideran un agravante del delito de maltrato animal, según lo establecido en el artículo 339 A del Código Penal. Sin embargo, surge un problema cuando dichos actos no dejan evidencia de heridas físicas o alteraciones en el comportamiento de los animales, ya que en tales casos no se tipifican como delito.
En contraste, países como Bolivia, Brasil, Costa Rica, Dinamarca, El Salvador, Panamá, Nicaragua, Honduras, Tailandia, Singapur, Polonia y Suiza condenan los actos sexuales con animales como hechos ilegales, que están penados desde 2015, con condenas que oscilan entre 3 y 8 años de prisión.
En Colombia, el bestialismo o los actos sexuales con animales se consideran aún como agravantes del maltrato animal, pero no constituyen un delito independiente. En virtud de la Ley 1774 de 2016, que reconoce a los animales como seres sintientes, denunciar este tipo de actos se realiza bajo la figura de maltrato animal. Esto implica que los actos sexuales con animales agravan las penas por maltrato animal, pero no son penalizados como delito a menos que se demuestre el daño físico o psicológico en los animales afectados.
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El Grupo Especial para la Lucha contra el Maltrato Animal (GELMA), parte de la Fiscalía General de la Nación desde 2019, se encarga de investigar y llevar a juicio los casos relacionados con la agresión contra animales. Juan Miguel Torres, fiscal coordinador del GELMA, sostiene que, para proceder con la judicialización del responsable, es necesario demostrar lesiones físicas o emocionales causadas por actos sexuales a los animales. “Si un acto sexual produce daño físico o emocional que afecta la salud o provoca la muerte del animal, eso sí constituye un delito. En ausencia de heridas o cambios en el comportamiento, no se puede probar el maltrato animal”, explica Torres.
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