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Dos canes pueden comenzar a jugar entre ellos. No obstante, los dueños pueden comenzar a percatarse de que se están excediendo, a través de los gruñidos, golpes y el morderse los cuellos.
Según informa el American Kennel Club (AKC), el mayor registro de perros de raza pura de Estados Unidos, así como el más conocido e influyente, estas interacciones son normales en los canes: los cachorros juegan constantemente con sus hermanos de camada, desde que abren los ojos alrededor de las dos semanas, hasta que se van a sus hogares permanentes.
Durante este tiempo, pasan casi todas sus horas de vigilia jugando entre ellos. Este período es crucial para su desarrollo social, ya que es cuando aprenden a controlar su mordida y a comportarse de forma adecuada. Esto puede ser un ejercicio beneficioso y una forma de socialización efectiva, por lo que resulta divertido para quienes lo observan. Sin embargo, resulta esencial aprender a distinguir entre el juego y una pelea real cuando se trata de perros adultos.
El American Kennel Club informa que existen ciertos indicadores comunes de que una interacción entre dos canes se trata de un juego amistoso: los perros hacen movimientos exagerados y saltarines, como si estuviera actuando de manera tonta. Además, hacen gruñidos fuertes y continuos, pero exagerados, sin agresividad real. A veces, los gruñidos de juego pueden sonar más intimidantes que en una pelea seria.
Los canes adoptan una postura de saludo, con la frente hacia abajo y la parte trasera en el aire. A veces, el can que intenta iniciar el juego golpeará repetidamente sus patas delanteras en el suelo. Por último, los perros se exponen voluntariamente, “caen” al suelo y muestran sus vientres. También, se dejan atrapar cuando juegan a perseguirse y se turnan para perseguirse mutuamente.
Por otro lado, el American Kennel Club también brinda indicadores de que la situación no es un juego, sino una pelea. Entre ellos, se encuentra el hecho de que los cuerpos de los canes se tensen y las crestas de su espalda se levanten. Algunos canes cierran la boca, enseñan los dientes y emiten un gruñido de advertencia bajo. Los movimientos son rápidos y eficientes, sin el carácter lúdico. Además, las orejas están pegadas hacia atrás, los labios enrollados y muestran signos de agresividad, como gruñir y mostrar los dientes. Por último, si los canes llegan a una pelea real, esta suele ser breve y el “perdedor” intentará alejarse del área. Por ello, no habrá un retorno al juego.
Es fundamental reconocer estos signos, para asegurarse de un juego seguro entre perros. No todos los canes están hechos para convivir con otros perros. Algunas razas son más propensas a la agresión y pueden preferir jugar en casa con sus dueños o con perros que conoce bien. Además, es esencial evitar situaciones donde un can sea acorralado o acosado por otros, ya que esto puede generar traumas y miedo en el animal.
En caso de que los canes se involucren en una pelea real, es necesario no intentar separarlos de manera directa, ya que esto puede resultar en lesiones. En su lugar, es mejor utilizar ruidos fuertes o agua para distraerlos, y buscar objetos grandes y planos para interponer entre ellos y detener la pelea de manera segura.
