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A pesar de que comparten cerca del 99 % de su ADN y que pertenecen a la misma especie, los perros y lobos tienen un número considerable de diferencias. Esto se debe a que, según estimaciones científicas, esto dos animales se separaron en su evolución, al menos, hace más de 15 mil años.
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De esta manera, a pesar de ser razas de la misma especie (lobo: canis lupus / perro: canis lupus familiaris), existen múltiples ámbitos en los que nuestras mascotas se parecen y diferencian de su versión no domesticada.
“El origen evolutivo del perro se remonta hacia aproximadamente 100.000 años atrás, desde su antecesor común con el lobo. Sin embargo, los cambios morfológicos que lo diferenciaron sustancialmente de sus ancestros salvajes se produjeron hace 10.000 y 15.000 años atrás, probablemente por el cambio en las sociedades humanas de cazadores-recolectores a un estilo de vida más sedentario de agrícolas-culturales que impuso nuevas presiones selectivas a los perros”, indica el estudio Comunicación entre perros domésticos (Canis familiaris) y hombres, publicado en la Revista Latinoamericana de Psicología.
Además de esto, los seres humanos han criado selectivamente a perros con ciertas características (habilidades de caza y obediencia) que han determinado las particularidades que se observan en los perros modernos, y que los diferencia del resto de su especie.
Una investigación realizada por científicos de la universidad de Duke, Estados Unidos, sugiere que la domesticación de los perros también alteró la maduración social mediante un proceso de selección para atraer a los humanos. “Los perros se volvieron más flexibles en el uso de habilidades heredadas para comunicarse cooperativamente con un nuevo compañero social que antes temían y expresaron estas habilidades sociales inusuales en una etapa temprana del desarrollo”, se lee en el estudio publicado en la revista Current Biology.
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Aunque tienen significativas similitudes físicas, los perros tienen un cráneo y cerebro más pequeño que el de un lobo promedio. Además de esto, los lobos tienes dientes y mandíbulas más grandes debido a las necesidades de supervivencia que experimenta esta especie salvaje.
Esto último también se ve reflejado en el tamaño de ambos. Así, los lobos son generalmente más pesados, con un promedio entre los 22 y 34 kilogramos, mientras los perros promedian alrededor de 13 kilogramos.
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Con la variedad de razas de perros que existe, pueden presentar orejas más redondeadas o caídas, pero los lobos siempre las tienen erguidas y triangulares. Asimismo, los lobos tienen un tamaño casi similar para todos, mientras que los perros, debido a las mutaciones genéticas, pueden ser pequeños, medianos o grandes.
Los perros tienen una expectativa de vida entre 12 y 18 años, mientras que los lobos pueden vivir 7 años en la naturaleza y 15 en cautiverio.
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Cabe señalar que a pesar de la gran variabilidad en las razas de perros, estos siguen siendo más cercanos en términos genéticos y físicos, que al ser comparados como un lobo.
Debido a su proceso de domesticación, los perros son comparablemente más calmados y obedientes que sus primos evolucionarios. En ese sentido, las mascotas caninas tienden a permanecer en un estado de desarrollo juvenil incluso durante la adultez, debido a la dependencia de su dueño.
Este fenómeno es denominado como “neotenia”, que implica que el estado juvenil de una especie es más largo que el de sus ancestros o especies cercanas. Esto último está relacionado con el acortamiento del hocico en los perros.
Por el contrario, los lobos suelen madurar rápidamente, y a diferencia de los perros, que son animales de manada, pueden vivir de manera solitaria e independiente. Así, algunos estudios indican que a pesar de que pueden ser entrenados como los perros, los lobos no pueden ser domesticados.
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En un estudio publicado en 2017, científicos identificaron un gen que permite distinguir a los perros de los lobos. Así las cosas, se encontró un gen en los primeros que tiene similitudes con personas diagnosticadas con el síndrome de Williams-Beuren.
“Este hallazgo sugiere que existen puntos en común en la arquitectura genética de la PEP y la mapoblación canina y que la selección direccional puede haber apuntado a un conjunto único de genes conductuales vinculados de gran efecto fenotípico, permitiendo una rápida divergencia conductual de perros y lobos, facilitando la coexistencia con los humanos”, indica el estudio.
De esta manera, aunque las mascotas tengan similitudes con los lobos, estas tienen diferencias que nos permite convivir, en diversos espacios, con los perros.
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