El microchip de esta perrita reveló un secreto que rompió el corazón de todos

Molly fue encontrada con serios problemas de salud en los ojos, oídos y boca.

Foto: Spicy Nugget And Friends

Tener un microchip no siempre garantiza que un perro regrese con su familia. En muchas ocasiones, y lamentablemente, el verdadero problema es el abandono, que es aún más triste y grave. Esto lo demuestra la historia de Molly.

Molly es una perrita mayor que fue rescatada por la Fundación Perro Olvidado en Santa Mónica, California, Estados Unidos.

De acuerdo con Gina Castillo, directora de rescate del refugio, Molly fue encontrada en una calle muy transitada, con heridas visibles en su cuerpo. Una persona la rescató y la llevó a la fundación pensando que estaba pérdida.

Al llegar al refugio, el personal la examinó y descubrió que, efectivamente, tenía un microchip con un número de teléfono. Llamaron y lograron localizar a sus dueños originales, quienes afirmaron que habían regalado a Molly a un amigo, hace ocho años, pero que ya no tenían contacto con él.

Aunque estaban sorprendidos por la noticia, sus antiguos dueños se alegraron de saber de Molly. “Aseguraron que estaban muy emocionados de saber de ella y que la querían de regreso”, dijo Castillo en entrevista con Newsweek.

Cuadraron con el refugio y quedaron en pasar por Molly al día siguiente, sin embargo, esto nunca sucedió. “No aparecieron al día siguiente, ni al otro ni al otro. Luego pasaron dos semanas con llamadas y correos electrónicos a estas personas y, prácticamente, desaparecieron del refugio”, aseguró Castillo.

Castillo cree que nunca tuvieron la intención de ir por Molly debido al estado de salud en el que la encontraron. “No puedo probarlo, pero la encontraron en un estado lamentable. Los refugios de animales de aquí tienen una base de datos para ver si alguien busca perros perdidos. Durante dos semanas seguidas, revisé y nadie había publicado nada”.

Molly, según los especialistas del lugar, tenía graves problemas de salud, como si sus dueños nunca la hubieran cuidado correctamente. “Tiene una luxación de rótula en la pata trasera, que es básicamente cuando la rótula se disloca de la articulación de la rodilla”, explicó Castillo.

Y no solo eso, los veterinarios tuvieron que extraerle 11 dientes, pues tenía varios abscesos, además de sus encías y huesos infectados. También, le diagnosticaron problemas de visión y una grave infección en sus oídos.

Hasta el momento, la Fundación Perro Olvidado ha gastado casi 4.000 dólares en los gatos veterinarios de Molly, y eso sin incluir los 100 dólares al mes que cuesta su dieta especial, debido a sus problemas renales.

No obstante, afirman, todo este dinero y esfuerzo han valido completamente la pena: Molly ya camina, come mucho mejor y juega con los otros perros del refugio.

Castillo la describe como una perrita tranquila, dulce y con muchas ganas de vivir, a pesar de su avanzada edad. “Le encanta ir a todas partes conmigo en el coche. De hecho, tengo una carriola para ella para poder llevarla a las tiendas, ¡y tiene los mejores modales!”.

Molly jamás será dada en adopción y vivirá el resto de su vida como una “perra de santuario”, esto con el objetivo de brindarle los mejores cuidados en sus últimos años.

El caso de Molly no es aislado. Según Castillo, las familias abandonan a sus perros cuando envejecen, pues no quieren hacerse cargo de su cuidado y de los gastos veterinarios, así ese animal les haya brindado los mejores años de su vida. Por esta razón, invita a las personas a adoptar perros mayores, porque, sin importar la edad, son grandes y leales compañeros.

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