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Hazel, una perrita criolla, apenas pesaba tres kilos cuando la encontraron. Su cuerpo era solo “piel y hueso”, no podía caminar ni orinar por sí sola. Estaba encerrada en una jaula, deshidratada, abandonada a su suerte. Su destino parecía fatal, pero gracias a una llamada, todo cambió.
Madison Ellis recibió la llamada de una clienta habitual de la clínica veterinaria donde trabaja. La mujer, preocupada, le contó que había hallado una perrita en una propiedad y preguntó si podía llevarla de inmediato. Cuando llegó, el equipo quedó impactado por su estado.
“Pensamos que no lo lograría”, recuerda Ellis. Hazel fue internada de urgencia, recibió líquidos intravenosos, medicación y una alimentación muy controlada. Durante los primeros días, Ellis debía vaciarle la vejiga manualmente, porque su fuerza no alcanzaba para hacer sus necesidades por sí sola.
Los videos de su proceso de recuperación, publicados en TikTok desde la cuenta @megamindonwheels, mostraban una imagen desgarradora que poco a poco se fue transformando en algo casi “milagroso”.
“Le dimos el fin de semana para ver si respondía y respondió. El lunes ya intentaba ponerse de pie”, cuenta Ellis. La perrita poco a poco comenzó a caminar, luego a correr, a jugar, a saltar. En solo tres semanas, ya parecía otra.
Su recuperación tardó dos meses: después de este tiempo, Hazel se transformó en una perrita sana, fuerte y alegre. Había ganado 4.5 kilos, pero lo más importante: había recuperado las ganas de vivir.
Conmovida por su lucha, Ellis decidió adoptarla. Hoy, Hazel no solo está a salvo, está feliz en una familia que le da lo que nunca antes recibió: comida, refugio y más importante, cuidado y protección.
@megamindonwheels ain’t nothing slowing her down
♬ 农场欢笑 A Happy - codemusic
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