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Para muchos cuidadores de perros, salir de casa puede ser una escena difícil: el animal se queda tras la puerta con la mirada triste, tal vez llora o incluso intenta impedir la salida. Ante esto, surge una duda común: ¿es mejor despedirse del perro con caricias y palabras de afecto antes de irse, o salir en silencio sin darle mayor atención?
Aunque puede parecer un detalle menor, los expertos en comportamiento animal explican que la manera en que nos despedimos de nuestras mascotas puede influir en su bienestar emocional, especialmente si el peludo es propenso a sufrir ansiedad por separación.
Es fundamental comprender que los perros son animales altamente sociales y forman lazos fuertes con sus cuidadores. Por eso, una separación, por breve que sea, puede generarles ansiedad si no se gestiona de manera adecuada. A diferencia de los humanos, los perros no siempre entienden que su tutor va a regresar, lo que puede llevarlos a interpretar la partida como un abandono.
En este contexto, muchos etólogos (especialistas en comportamiento animal) advierten que despedirse de manera efusiva —con abrazos, caricias excesivas o palabras cargadas de emoción— puede, sin proponérselo, aumentar la ansiedad del perro.
Esto ocurre porque al convertir la salida en un evento emocionalmente intenso, el animal empieza a asociar esas señales con la inminente separación. Con el tiempo, esta anticipación puede generar estrés y desencadenar comportamientos indeseados como llanto, ladridos, o destructividad.
Sin embargo, los especialistas señalan que tampoco se trata de ignorar por completo a la mascota, sino de mantener la salida lo más neutra posible. También se pueden adoptar prácticas como dar un juguete interactivo antes de salir, dejar música suave o esencias relajantes (consultadas previamente con un profesional). Esto evita que el perro asocie la despedida con algo negativo.
Otro aspecto clave es el momento del regreso. Aunque muchos tutores tienden a saludar efusivamente a sus perros al volver, los expertos sugieren esperar unos minutos antes de saludar con intensidad, para evitar reforzar la ansiedad durante la espera. Lo ideal es dejar que la mascota se calme antes de ofrecerle atención.
En conclusión, despedirse con entusiasmo antes de salir no es la mejor opción para un perro. Tampoco se trata de ser frío o indiferente, sino de adoptar una actitud neutral que ayude a reducir su ansiedad.
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