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Una familia tomó la difícil decisión de autodeportarse, dejando atrás su hogar en Los Ángeles, Estados Unidos. Su plan era regresar a su país de origen y retomar la vida juntos, incluyendo a Draco, su pastor alemán de seis años.
Sin embargo, las cosas no salieron como esperaban. Al comprar los tiquetes de avión, la aerolínea les informó que no podían viajar con Draco debido a su tamaño. Con el tiempo en contra y sin otras opciones, la familia tomó una de las decisiones más dolorosas: entregar a su perro al Departamento de Cuidado y Control de Animales del Condado de Los Ángeles (DACC), despidiéndose del animal que los había acompañado por más de cinco años.
Así, el pasado 30 de junio, Draco llegó al refugio en busca de un nuevo comienzo. A pesar de la situación, el personal del DACC comprendió el difícil contexto. “Desafortunadamente, no pudieron llevarse a Draco con ellos y tomaron la difícil decisión de entregarlo a nuestro centro de atención para garantizar su seguridad y bienestar”, explicó el equipo a People.
El caso de Draco no es único. El DACC ha recibido situaciones similares de familias que, al verse obligadas a abandonar el país, deben dejar atrás también a sus animales de compañía. Actualmente, el centro está recopilando datos para entender mejor el impacto emocional y logístico que esto genera, tanto en los cuidadores como en los animales.
Pese a la despedida desgarradora, la historia de Draco se viralizó en redes sociales, donde cientos de personas expresaron su solidaridad con la familia y preocupación por el futuro del perro. Gracias a esta visibilidad, el 10 de julio, Draco fue adoptado por una nueva familia, que se espera, esta vez sí sea para siempre.
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