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Lo que comenzó como un acto de compasión terminó revelando una historia de abandono y violencia. Una pareja en Carolina del Norte rescató a una perra hambrienta en medio de una tormenta y, tras brindarle refugio y atención médica, descubrió que el animal estaba gravemente enfermo: tenía tumores en los pulmones y su cuerpo estaba lleno de perdigones.
Justin, quien prefiere mantener su apellido en reserva, contó que él y su pareja, Brianna, encontraron a la perra el mes pasado mientras regresaban a casa durante una noche lluviosa en el condado de Jackson. El animal, una sabuesa vieja y extremadamente delgada, apenas podía caminar. Arrastraba las patas traseras y no lograba sostenerse por sí sola.
Conmovidos por su estado, decidieron llevarla a casa, alimentarla con pequeñas porciones y bautizarla cariñosamente como Good Girl. Aunque tenía un collar con una placa de vacunación, no fue posible localizar a su dueño.
La pareja, que ya convive con otros tres perros y varios gatos, planeaba ayudarla a recuperarse para luego buscarle un nuevo hogar. Justin empezó a mejorar su dieta con carne cocida y a los pocos días la llevaron al veterinario. Los exámenes iniciales mostraron algunos niveles renales elevados, pero nada grave. Incluso se pensó en operar unos lipomas visibles en su cara, que eran considerados tumores benignos.
Pero la siguiente cita médica trajo una noticia devastadora. Aunque Good Girl había mostrado señales de mejoría, movía la cola, se levantaba sola y caminaba con más agilidad, una radiografía reveló dos grandes masas en sus pulmones compatibles con cáncer. Además, su cuerpo estaba cubierto de perdigones, señal de que alguien le había disparado con una escopeta.
“Quien la tuvo antes le disparó”, escribió Justin en un emotivo relato que compartió en Reddit, donde la historia ha recibido miles de mensajes de apoyo.
El veterinario sugirió considerar la eutanasia en los próximos días, pero Justin no está listo para tomar esa decisión. Por ahora, prefiere centrarse en su bienestar y dejar que sea el tiempo quien indique cuándo actuar. “Seguiré luchando para que recupere fuerzas, con comida nutritiva y dejándola disfrutar del jardín con los demás perros”, afirmó.
Un oncólogo veterinario se interesó en el caso y los animó a enfocarse en la calidad de vida de la perra más que en los diagnósticos. Mientras tanto, Good Girl sigue mostrando pequeños signos de recuperación. “Ya no arrastra las patas, puede levantarse sola y hasta la vi correr un poco”, contó Justin.
Algunos vecinos creen que pudo haber sido una perra de caza, abandonada al envejecer. Una familia en Virginia incluso se ofreció a adoptarla, pero el diagnóstico cambió esos planes. Aun así, Good Girl no ha perdido su dulzura. “Nunca ha mostrado un gramo de agresividad. Es cariñosa con los perros, los gatos y con todos los que conoce”, agregó.
A través de las redes sociales, Justin ha recibido cientos de mensajes de gratitud por haberle dado a la perra una última oportunidad de vivir con dignidad. “Mucha gente me ha dicho que agradecen que la haya rescatado. Saber que estoy haciendo lo correcto por ella me consuela, aunque me duele no haber llegado a tiempo para cuidarla desde antes”, concluyó.
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