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Max, el perro que caminó ocho kilómetros para repetir un desayuno

Al llegar, esperó pacientemente durante cinco horas frente al establecimiento, con la esperanza de recibir nuevamente su premio favorito.

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La Red Zoocial
16 de junio de 2025 - 04:40 p. m.
Según relataron los dueños a la agencia SWNS, al revisar las alertas del rastreador GPS que lleva Max, descubrieron que había tomado una ruta directa a través de campos abiertos hasta llegar al centro del pueblo.
Según relataron los dueños a la agencia SWNS, al revisar las alertas del rastreador GPS que lleva Max, descubrieron que había tomado una ruta directa a través de campos abiertos hasta llegar al centro del pueblo.
Foto: Sara Olson/SWNS
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Lo que parecía una simple escapada nocturna terminó convirtiéndose en una historia insólita y entrañable. Max, un perro de raza Gran Pirineo de cuatro años, recorrió cerca de ocho kilómetros durante la noche para regresar al lugar donde alguna vez recibió un burrito que, al parecer, nunca olvidó.

Max vive con la familia Olsen en Langford, Dakota del Sur. El 1 de junio, alrededor de las 11:30 p.m., su hija Emily regresó a casa y abrió la puerta del garaje. En ese momento, Max aprovechó para escabullirse sin que nadie lo notara. La familia no se percató de su ausencia hasta la mañana siguiente.

Según relataron los dueños a la agencia SWNS, al revisar las alertas del rastreador GPS que lleva Max, descubrieron que había tomado una ruta directa a través de campos abiertos hasta llegar al centro del pueblo. El trayecto duró aproximadamente dos horas.

El destino de Max era una tienda de conveniencia local, donde días antes había recibido un burrito de desayuno gratis. Al llegar, esperó pacientemente durante cinco horas frente al establecimiento, con la esperanza de recibir nuevamente su premio favorito. Sin embargo, la tienda aún no abría.

Ante la falta de burrito, Max siguió su instinto y se dirigió a un lugar inusual: la casa del novio de Emily. Lo más sorprendente fue que nunca había estado allí. “Debe haberlo olido”, comentó Sara Olson, su dueña. “Los Gran Pirineo tienen un olfato increíble”.

La historia, que rápidamente captó la atención de medios locales, pone en evidencia no solo la inteligencia y capacidad de rastreo de esta raza, sino también la memoria y determinación de Max para conseguir lo que quiere.

La familia, que rescató a Max hace dos años, ha decidido tomar medidas para evitar futuras “aventuras gastronómicas” nocturnas. Desde su escapada, han comenzado a prepararle burritos de desayuno en casa, con la esperanza de mantenerlo satisfecho y, sobre todo, dentro de los límites de su hogar.

“Le damos burritos en casa ahora. Esperamos que eso lo disuada de caminar ocho kilómetros para buscar uno por su cuenta”, explicó Sara.

Más allá del humor que pueda generar la historia, el caso de Max refleja el fuerte vínculo que puede desarrollarse entre los animales y sus experiencias positivas. En este caso, una simple muestra de afecto en forma de burrito fue suficiente para desencadenar una travesía que hoy es celebrada como un ejemplo de lealtad y memoria canina.

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