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En las zonas de conflicto, no solo las personas se ven gravemente afectadas. Los animales, especialmente aquellos sin hogar, quedan desolados en medio del conflicto, enfrentando situaciones extremas como desnutrición, maltrato, trauma, entre otras, que ponen en peligro sus vidas. La historia de Pancake es un claro ejemplo de esto, pero, por fortuna, esta perrita pudo tener una segunda oportunidad.
Todo comenzó cuando Pancake llegó a una de las bases militares de Estados Unidos en el extranjero. Allí la encontró el sargento Brian, quien, al verla, notó de inmediato el grave estado en el que se encontraba: sufría de deshidratación severa, estaba infestada de pulgas y su pelaje, completamente sucio, era una clara evidencia de todo lo que había sufrido esta perra sin hogar.
La perrita llegó a la base militar como si intentara “pedir ayuda”, llorando en la puerta, esperando que alguien se apiadara de ella. El sargento supo inmediatamente que debía ayudarla, la tomó en sus brazos y, desde ese momento, se encargó de su cuidado. Pancake y Brian se convirtieron en una gran dupla durante los días de incertidumbre y caos. “Panqueque trajo luz a sus días... Ella se convirtió en parte de su familia desde lejos”, escribió la organización que compartió su rescate.
El momento de volver a casa
La situación se complicó cuando el sargento Brian tuvo que regresar a Estados Unidos. Para él, era impensable despedirse de Pancake y dejarla nuevamente en medio del conflicto. Por eso, decidió contactar a Paws of War, una organización que rescata perros y gatos en situaciones desesperadas en regiones devastadas por la guerra. La organización se encargó de coordinar todos los aspectos logísticos y documentales para que Pancake y el sargento Brian pudieran reunirse nuevamente en su hogar en Estados Unidos.
Y así fue: pronto, el sargento, junto a su esposa y dos hijos, pudieron recibir a la nueva integrante de la familia: Pancake. Al llegar a su nuevo hogar, la perra se encontró con una sorpresa: un nuevo amigo de cuatro patas llamado Trooper, con quien hizo amistad de inmediato. Ya en casa, la perrita descubrió rápidamente lo que significan la comodidad de una cama, los paseos por el vecindario, la calidez de un techo, y el amor y cuidado de una familia.
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