¡Hola! Mi nombre es Bengie, soy un shih tzu de 5 años, y hoy seré su periodista perruno. Me adueñé de este espacio de La Red Zoocial para contarles cinco datos curiosos sobre mi raza, una de las más antiguas del mundo. ¡Empecemos!
El origen de nuestra raza se encuentra en una de las regiones más altas del planeta, el Tíbet. Los monjes budistas de esta zona nos criaron por nuestra apariencia física (sí, nos parecemos mucho a los leones).
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De hecho, nuestro nombre shih tzu proviene de la palabra china “perro león”. Fuimos animales sagrados en los palacios chinos y hasta mascotas oficiales de algunas dinastías como la Ming.
Como lo notan en mi físico, tenemos una altura muy pequeña, un cuerpo largo, cráneo ancho, cara plana, cola mediana, orejas cortas y pelo largo y liso. Unas bellezas completas, ¿no lo creen?
Si usted tiene a uno de mis hermanos, ya sabrá que somos extremadamente amigables, incluso con los extraños. También, somos muy apegados a nuestros cuidadores, pues al ser tan leales, dependemos física y psicológicamente de ellos, por eso somos muy dados a sufrir problemas graves de comportamiento, como el famoso síndrome de pica y ansiedad por separación.
Si usted es una persona muy ocupada y no le puede brindar atención suficiente a uno de mis hermanos, es mejor que no lo adopte, pues él podría sufrir a futuro.
Un dato muy importante es que el pool genético de todos nosotros proviene de 15 perros, 7 hembras, 8 machos, de estos últimos uno era Pekinés. Y vivimos entre 10 y 13 años, así que mi humana tiene mucho tempo conmigo.
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