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En medio de los juegos y las caricias, algunas personas deciden soplarles la cara a sus perros como una forma de divertirse o de provocar una reacción graciosa. Sin embargo, contrario a lo que muchos creen, esta acción no siempre es bien recibida por el animal. De hecho, puede que la respuesta del perro no sea la esperada y que, en lugar de generar una escena cómica, termine mostrando signos de incomodidad, molestia o incluso rechazo.
Es cierto que soplarles la cara a los perros no implica un golpe ni una agresión directa, pero sí puede representar una experiencia negativa que los incomoda más de lo que parece. Aunque para los humanos esta acción pueda parecer inofensiva, para ellos es algo muy distinto. ¿Por qué sucede esto? ¿Qué sienten realmente los perros cuando se les sopla la cara?
Según explica Experto Animal, esta molestia se debe a varios factores que afectan sus sentidos, su forma de comunicarse y de interpretar lo que sucede a su alrededor. Estas son algunas de las principales razones.
- Afectación de sus órganos más sensibles: al soplarle directamente al rostro, se ven impactadas tres zonas altamente sensibles: la nariz, los ojos y los oídos. Lanzar una corriente de aire a esa área puede resultar invasivo e incluso molesto, como si se bloqueara momentáneamente su percepción del entorno.
- Sensibilidad al aire: para los perros, el movimiento del aire les ayuda a detectar presencias, movimientos y olores. Cuando alguien les sopla la cara, este aire repentino puede ser interpretado como una alerta o una amenaza. Además, como señalan los especialistas de Experto Animal, los perros no utilizan el soplido como medio de comunicación, por lo que no entienden este gesto como algo natural. “Puede que ni siquiera se den cuenta de que viene directamente de nosotros y piensen que algo anda mal en su entorno”, explican.
- Amenaza malinterpretada: los gruñidos o soplidos suelen tener significados específicos en el lenguaje canino, que pueden variar entre una invitación al juego o una advertencia de agresión. Si el tutor sopla con fuerza o hace ruidos similares, el perro puede interpretarlo como una amenaza.
- Confusión y miedo: si el perro no entiende la intención detrás del gesto, en lugar de percibirlo como una broma, puede sentirse confundido o asustado. Para él, su dueño es su figura de seguridad. Si esta figura hace algo que le resulta desagradable o desconcertante, puede generarse un impacto emocional negativo, deteriorando la confianza y el vínculo entre ambos.
Formas correctas de jugar con un perro
Existen muchas alternativas más respetuosas y positivas que soplarle la cara a su mascota. Jugar a lanzar la pelota, esconder premios para que los busque usando el olfato, enseñarle nuevos trucos con refuerzo positivo o incluso darle masajes suaves pueden ser experiencias mucho más enriquecedoras. Estas actividades, además de entretener, fortalecen el vínculo humano-animal y ayudan a estimular su mente, su cuerpo y su confianza. Jugar con un perro no solo es cuestión de pasar el rato, sino de generar bienestar mutuo.
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