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Muchos dueños se sorprenden al ver que sus mascotas sacan la comida del plato y prefieren comer en el suelo. Aunque pueda parecer un comportamiento extraño, existen varias explicaciones posibles relacionadas con los gustos del animal y las condiciones físicas de la comida.
Según el médico veterinario Carlos Cifuentes, del Pet Food Institute, la decisión de un perro de rechazar su comida y esparcirla por el suelo puede estar influenciada por factores sensoriales que le generan los alimentos. Tanto el sabor como la textura de los alimentos juegan un papel crucial en esta conducta.
Al igual que los humanos, los perros pueden tener preferencias gustativas marcadas, rechazando aquellos alimentos que no encuentran apetecibles. Además, la textura de la comida también influye en su interés: alimentos demasiado blandos o poco estimulantes para masticar pueden ser menos atractivos y, por lo tanto, más propensos a ser desechados.
El tamaño del plato y su ubicación también pueden influir en la decisión. Un lugar con mucho ruido o donde se sienta muy observado, puede generar presión y le quitará los ánimos de comer. Por esta razón se recomienda designar un espacio y no cambiarlo, pues la rutina hace sentir a los peludos más cómodos.
Otro factor importante es el instinto animal, ya que los canes descienden de lobos que cazaban en manadas. Es por esto que encontrar y consumir alimentos era una actividad esencial para la supervivencia. “Los perros botan la comida por instinto, simulando que la están enterrando y que la quieren proteger”, afirma Cifuentes.
Es fundamental considerar que este acto también puede estar vinculado a algún tipo de enfermedad. Físicamente, problemas dentales, náuseas, infecciones o incluso alergias a ciertos ingredientes pueden hacer que la comida sea desagradable para el animal. Además, enfermedades más graves como la pancreatitis o los problemas renales pueden afectar el apetito y provocar cambios en las preferencias alimentarias.
Es relevante recordar que cada perro es único y su comportamiento puede variar. Sin embargo, una vez identificada la causa del problema, se debe consultar a un veterinario para descartar cualquier condición médica subyacente y ajustar las condiciones del entorno y la alimentación del animal.
Los perros son criaturas de hábitos, por lo que establecer horarios regulares para las comidas y un ambiente tranquilo puede ayudar a mejorar su comportamiento alimenticio. Asimismo, es crucial seguir las recomendaciones del veterinario en cuanto a la dieta y los cuidados especiales que pueda requerir el animal.
Debe entender que comer del suelo puede exponer al perro a bacterias y objetos peligrosos, como astillas o vidrios, lo que puede causar lesiones. Al igual, los restos de comida pueden atraer plagas como roedores y generar problemas de higiene en el hogar.
La paciencia y la observación son claves para comprender a su mascota y encontrar la solución más adecuada. Obligarlos a comer de una forma específica puede generar más estrés y ansiedad, lo que a la larga podría empeorar el problema. Si persisten las dificultades, no dude en buscar el asesoramiento de un veterinario o etólogo (profesional especializado en el comportamiento animal).
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