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Convivir con un perro trae momentos llenos de diversión, felicidad y compañía. Sin embargo, ocasionalmente, el animal puede cometer una “travesura” o tener un mal comportamiento que requiera disciplina y corrección. Este tipo de situación exige que las personas responsables de su cuidado sepan cómo actuar para educar al peludo y evitar que la conducta se repita. Todo debe hacerse desde la educación, la paciencia y el respeto, nunca con castigos o violencia física.
Pero, ¿alguna vez se ha preguntado qué siente un perro cuando lo regañan?
Alzar la voz, reprender directamente al perro o señalar un mal comportamiento con un tono autoritario es, muchas veces, la primera reacción cuando el animal comete una falta. No obstante, esto no siempre es lo más adecuado, ya que puede generarle sentimientos negativos, en lugar de corregir la conducta de forma efectiva.
Según los expertos de Environmental Literacy Council, “al regañar a un perro es probable que sienta una mezcla de confusión, ansiedad y posiblemente miedo, en lugar de culpa o remordimiento”. Esto se debe a que los perros no entienden el concepto humano de “causa y efecto”, y su memoria de corto plazo es mucho más limitada que la nuestra. Es decir, si se les regaña por algo que ocurrió hace varios minutos, lo más probable es que no comprendan qué fue lo que hicieron mal, y, en cambio, se sientan confundidos o frustrados.
Si descubre a su perro en un mal comportamiento, un “no” rápido y firme podría ser efectivo para detener la acción, siempre y cuando sea inmediato. Si se reprende, horas o incluso minutos después, el peludo no va a entender cuál fue la razón.
Ahora bien, muchos cuidadores notan que, al momento del regaño, los perros se encogen, bajan la cabeza, ponen una mirada triste o incluso tienden a esconderse. Este comportamiento suele interpretarse erróneamente como culpa, pero no lo es. “Los perros no experimentan culpa en el sentido humano... En lugar de comprender que hicieron algo mal, reconocen que el estado de ánimo de su dueño ha cambiado y reaccionan negativamente a él”, explican desde Enviro Literacy.
Peor aún si se utilizan gritos como método de corrección: esto puede generarles ansiedad, estrés e incluso dañar el vínculo con la persona, al percibirla como una figura amenazante o agresiva.
¿Cuál es la mejor manera de corregir a un perro?
En lugar de recurrir a gritos y regaños cuando su perro tiene un mal comportamiento, lo más recomendable es aplicar técnicas de refuerzo positivo. Esta estrategia consiste en premiar las conductas deseadas e ignorar las indeseadas, fomentando el buen comportamiento sin generar miedo ni ansiedad.
La etóloga Marta Sarasúa, colaboradora de Experto Animal, da algunos ejemplos útiles.
- Cuando los perros muerden objetos: en lugar de castigar al perro por morder un zapato, un mueble o cualquier objeto inapropiado, lo ideal es ofrecerle un juguete adecuado para masticar y premiarlo cuando lo utilice. Así aprenderá qué cosas sí puede morder.
- Cuando el perro se orina en casa: regañarlo por hacer sus necesidades dentro del hogar puede generarle miedo, y es probable que comience a esconderse para orinar sin ser visto. En lugar de castigar, se recomienda llevar un control de sus horarios, aumentar la frecuencia de los paseos y reforzar positivamente cada vez que orine en la calle, ya sea con una golosina, caricia o su juguete favorito.
- Cuando el perro tiene conductas destructivas: es fundamental evitar dejar a su alcance objetos de valor o peligrosos. Una vez que se ha creado un entorno seguro, se deben ofrecer juguetes interactivos y enriquecimiento ambiental, que lo mantengan estimulado y entretenido.
Recuerde que cualquier problema de comportamiento con su animal de compañía debe ser trabajado de la mano con un profesional.
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