
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Llega la época de los villancicos, las comidas navideñas y las reuniones familiares en las que nuestros peludos también parecen disfrutar y hasta cantar a todo pulmón.
Cuando alguien canta y acompaña la música con una maraca o una pandereta, no es raro que una mascota ladre o aúlle, como si supiera exactamente qué canción está sonando. Y sí, todo eso tiene una explicación.
Nuestros perros perciben el sonido de una manera muy distinta a la humana, y esa diferencia explica muchas de sus reacciones frente a la música.
De acuerdo con información divulgada por Nutriss Pet Lovers (a partir de distintos estudios sobre musicoterapia y bienestar animal), los perros desarrollan el oído desde muy temprana edad: comienzan a escuchar a las pocas semanas de vida y, en poco tiempo, su sistema auditivo ya es capaz de captar unas frecuencias mucho más altas que las que percibimos los humanos.
Es por esta razón que son más sensibles a tonos, timbres y sonidos que, de hecho, para nosotros pueden pasar desapercibidos. Eso les permite reconocer y diferenciar ruidos con facilidad, algo que utilizan para orientarse en su entorno y para responder a ciertos estímulos sonoros.
Una canción o el sonido de un instrumento puede activar una reacción inmediata en ellos, aunque el sonido no parezca ser especialmente fuerte.
Y si mezclamos su capacidad auditiva con su instinto, aparecen los aullidos que, explica el American Kennel Club, están ligados a la herencia que tienen al ser descendientes de los lobos. Así comunican su ubicación, alertan sobre la presencia de “extraños” o depredadores y refuerzan el vínculo con su manada.
Las investigaciones citadas por el American Kennel Club también explican que los perros tienen un sentido bastante definido del tono. Al aullar, pueden modificar su sonido según lo que escuchan, algo que se ha observado en estudios. Incluso, cada uno puede emitir una nota distinta si está en grupo.
Contrario a la idea de que nuestras mascotas aúllan porque la música les duele, los especialistas aclaran que, si un sonido resultara muy molesto, lo más probable es que el animal intentara alejarse o evitarlo. De hecho, estudios sobre el efecto de la música en perros, como los realizados por Deborah Wells, psicóloga de la Universidad Queen’s de Belfast -citada también en el artículo de la AKC-, han mostrado que ciertos géneros, especialmente la música clásica, pueden tener un efecto calmante.
Es por eso que un perro puede “sumarse” a una melodía con su propio tono. Como una respuesta natural al estímulo sonoro, las mascotas forman parte de ese equipo coral que acompaña la Navidad en nuestras casas.
