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¿Un perro con una boca en el estómago? La historia detrás de foto viral en redes

Lejos de ser un solo perro con un bulto inusual, la imagen retrata a dos canes acurrucados con ternura.

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La Red Zoocial
29 de julio de 2025 - 07:36 p. m.
La historia de Smiley comienza en 2018, cuando fue entregado a un refugio en Brooklyn por su familia anterior.
La historia de Smiley comienza en 2018, cuando fue entregado a un refugio en Brooklyn por su familia anterior.
Foto: thetravelbugbite
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Una imagen que ha circulado recientemente en redes sociales ha despertado la curiosidad de miles de personas: muestra a un perro aparentemente con un rostro sonriente en el abdomen. La escena, que a primera vista parece producto de una edición digital, es en realidad una ilusión óptica con una historia de fondo profundamente emotiva.

Lejos de ser un solo perro con un bulto inusual, la imagen retrata a dos canes acurrucados con ternura: Keo, en la parte superior; y Smiley, quien descansa plácidamente bajo su compañero, generando la ilusión del “rostro sonriente”. Pero lo más conmovedor no es el efecto visual que ha captado la atención en redes, sino el pasado de Smiley, un perro que estuvo a punto de ser sacrificado y que hoy, gracias al amor, ha vuelto a sonreír.

De un refugio de Nueva York a una nueva vida en Hawái

La historia de Smiley comienza en 2018, cuando fue entregado a un refugio en Brooklyn por su familia anterior, que esperaba un bebé y consideró que no podía seguir cuidándolo. En la publicación donde se solicitaba su adopción, se describía como un perro amigable, juguetón y entrenado. Sin embargo, los días pasaban y nadie se interesaba por él.

Fue entonces cuando Olena Kagui, mientras viajaba en el metro, se topó con su foto en Facebook. “Normalmente, paso de largo porque me duele no poder ayudar a todos”, confesó en una entrevista con The Dodo. Pero algo en la expresión triste del perro la detuvo. Al mostrarle la publicación a su esposo, él respondió con pragmatismo: “No podemos tener un perro ahora mismo”. Aun así, el rostro de Smiley ya se había quedado grabado en su corazón.

Movida por la compasión, Kagui contactó a Pound Hounds Res-Q, la organización que intentaba sacarlo del refugio. Lo único que faltaba era un hogar temporal para poder iniciar el proceso. Olena y su esposo decidieron convertirse en ese primer refugio.

Días más tarde, Smiley llegó a su nuevo hogar. Estaba castrado, en silencio y emocionalmente retraído. “No hacía contacto visual ni respondía a su nombre. Solo bebió un poco de agua y se mantuvo apartado todo el día”, recuerda Olena. A pesar de seguir las normas de convivencia, como no subirse a la cama o no morder más que sus juguetes, su mirada seguía apagada. El perro sociable y extrovertido del anuncio parecía haber desaparecido bajo el peso del abandono.

Sin embargo, con tiempo, paciencia y cariño, Smiley comenzó a transformarse. El juego, especialmente con Keo, su nuevo compañero, fue una parte fundamental del proceso. “Keo le enseñó que se puede jugar sin miedo”, dice Olena. Día a día, su confianza creció. Aprendió que el amor podía ser seguro y que ya no estaba solo. Y, finalmente, volvió a sonreír.

Años después, la fotografía de Smiley y Keo recostados generaría un revuelo en redes sociales. “Mucha gente comentó preocupada sobre esa foto”, contó Kagui. “Pero luego se dieron cuenta de que en realidad eran dos perros acurrucados”. Más allá del efecto óptico, la imagen retrata un instante de paz, cariño y plenitud.

Hoy, Smiley vive en Hawái con Olena, su esposo y una familia peluda que incluye dos perros más rescatados y cuatro gatos. A sus 13 años, este pitbull que alguna vez estuvo al borde de la eutanasia es el alma del hogar. “Con cada nueva incorporación, el corazón de Smiley se ha llenado aún más”, dice Olena, quien insiste en que, aunque ellos lo salvaron a él, fue él quien primero los rescató a ellos.

“Mi esposo y yo hemos lidiado con problemas de salud mental. Yo con depresión, él con ansiedad. Pero Smiley nos ha traído una alegría profunda. Sus hermanos también, pero él es realmente especial”, confiesa.

La historia de Smiley, que The Dodo difundió por primera vez en 2018 y volvió a compartir tras la viralización de la imagen, recuerda que cada animal rescatado tiene el potencial de transformar vidas humanas. Y que, muchas veces, quienes deciden darles una segunda oportunidad, terminan siendo salvados a su vez.

En una sola imagen, la de un perro que parece tener una sonrisa en el estómago, se concentra una narrativa de abandono, esperanza, ternura y redención. Una historia que prueba que el amor, incluso cuando parece invisible, siempre encuentra cómo manifestarse. A veces, incluso, en forma de ilusión óptica.

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