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Los loros son aves silvestres conocidas por su colorido plumaje y su capacidad para imitar sonidos, incluyendo la voz humana. Estos animales sufren cuando son mantenidos en cautiverio. La privación de su entorno natural puede generarles graves problemas físicos y emocionales, entre ellos el picaje, un comportamiento autodestructivo que se caracteriza porque el individuo se pica y se arranca sus propias plumas.
Esta conducta es una señal de que algo no está bien en el entorno o en la salud del loro. No es un comportamiento natural, sino una respuesta a factores físicos, emocionales o ambientales.
Una de las razones más comunes del picaje es el estrés. Estas aves son altamente sociales; necesitan estabilidad y contacto frecuente con su entorno y con otros individuos de su misma especie. Según la Association of Avian Veterinarians, la falta de estímulos y la soledad que experimentan cuando viven en cautiverio son factores que pueden desencadenar este comportamiento autodestructivo.
Otra causa frecuente es el aburrimiento. Los loros son aves muy inteligentes, con una gran necesidad de estimulación mental y física. Permanecer encerrados en una jaula las puede llevar a desarrollar hábitos repetitivos como el picaje.
El origen médico también debe considerarse. Enfermedades dermatológicas, deficiencias nutricionales o infecciones pueden provocar picazón, molestias o irritación, lo que lleva al ave a arrancarse las plumas en un intento de aliviar la incomodidad.
En algunos casos, el picaje también puede ser una conducta aprendida, especialmente si el ave ha convivido con otros loros que lo hacían. Aunque no es tan común, sí se ha documentado como un comportamiento que se transmite por observación.
En conclusión, el picaje es, en la mayoría de los casos, una consecuencia directa de mantener a los loros en entornos que no responden a sus necesidades naturales. Esta conducta no aparece en libertad, donde estas aves pueden volar, interactuar con otros miembros de su especie, explorar, alimentarse de forma variada y comportarse como lo que son: animales silvestres.
Por eso, la verdadera forma de evitar este problema es no condenar a estas aves a la vida en cautiverio. Los loros deben vivir en libertad, en los ecosistemas a los que pertenecen. La tenencia de loros como mascotas, además de ser profundamente injusta para ellos, es ilegal en Colombia. Su lugar está en la naturaleza, no en los hogares humanos.
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