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¿Qué sienten los caballos al ser montados? Esto dicen los expertos

Desde facilitar el transporte y las labores agrícolas hasta acompañar en terapias y deportes, montar a caballo es una práctica que ha acompañado al ser humano durante siglos.

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La Red Zoocial
29 de mayo de 2025 - 04:04 p. m.
Montar un caballo debe ir siempre de la mano con su bienestar: buena alimentación, estimulación, refuerzos positivos y un trato respetuoso.
Montar un caballo debe ir siempre de la mano con su bienestar: buena alimentación, estimulación, refuerzos positivos y un trato respetuoso.
Foto: Freepik
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Montar a caballo es una práctica que ha acompañado a la humanidad durante siglos. Desde la guerra hasta el deporte, pasando por la agricultura y el transporte, los caballos han sido parte fundamental de nuestra historia. Tanto así que muchas personas consideran “natural” que un caballo sea montado. Sin embargo, ¿qué sienten realmente estos animales cuando alguien sube sobre su lomo?

La pregunta sigue generando debate entre jinetes, etólogos y defensores del bienestar animal. ¿Los caballos disfrutan ser montados? ¿Lo aceptan por entrenamiento? ¿O lo hacen por obligación?

La domesticación del caballo

Aunque existen diferentes hipótesis, las pruebas más antiguas de la domesticación del caballo se remontan al 3.500 y 3.000 a.C. en el continente euroasiático, especialmente en las regiones de la parte occidental de la estepa eurasiática, lo que hoy es Ucrania, el suroeste de Rusia y el oeste de Kazajistán, según una investigación de la Universidad de Alicante.

Desde entonces, el caballo ha sido una pieza clave en el desarrollo de las civilizaciones: permitió la migración, la expansión de imperios, la guerra, la recolección, la caza y más. Aunque su papel ha cambiado con el tiempo, hoy los caballos siguen presentes en diversas actividades humanas: se utilizan como medio de transporte en algunas regiones rurales, en disciplinas deportivas como la equitación y también con fines terapéuticos, como en la equinoterapia, y es precisamente al entender esta evolución que surge una pregunta inevitable.

¿A los caballos les gusta ser montados?

La respuesta corta es: depende. Algunos caballos domesticados parecen disfrutar la interacción con los humanos y están claramente habituados a ser montados. Otros simplemente lo toleran. Y hay algunos que lo rechazan completamente. Estas diferencias suelen depender de múltiples factores: desde las preferencias individuales del animal, su estado de salud y el tipo de entrenamiento recibido, hasta las experiencias pasadas con jinetes y monturas.

La ciencia ha permitido comprender mejor cómo viven los caballos la experiencia de ser montados. Mediante la medición de marcadores fisiológicos como la frecuencia cardíaca y los niveles de cortisol, asociados al estrés, así como la observación de su conducta, se han obtenido hallazgos clave:

Un estudio publicado en Applied Animal Behaviour Science, en 2007, analizó cómo el comportamiento del jinete influye en el estado emocional del caballo. Los resultados fueron claros: los caballos montados por personas tranquilas, con experiencia y que empleaban señales claras y respetuosas, presentaban menor frecuencia cardíaca y menos comportamientos defensivos, como sacudir la cabeza o resistirse.

Por el contrario, los jinetes nerviosos o que utilizaban métodos bruscos generaban un aumento del estrés en los animales. Este estudio destaca lo fundamental que resulta la técnica y el estado emocional del jinete en la calidad de la experiencia para el caballo.

En 2019, otro estudio publicado en el Journal of Veterinary Behavior exploró directamente las preferencias de los caballos frente al trabajo. Tras una sesión de monta, se les ofrecía la opción de permanecer en la pista o regresar a su manada y alimentarse. La mayoría eligió marcharse, lo que sugiere que ser montados no es, en general, una actividad que ellos prefieran. Sin embargo, los caballos entrenados con refuerzo positivo mostraron mayor disposición a quedarse y evidenciaron menos signos de estrés.

Estas investigaciones demuestran que el bienestar del caballo está profundamente ligado a la manera en que es tratado: técnicas respetuosas, entrenamiento con refuerzo positivo y una comprensión empática de su comportamiento marcan la diferencia. Por eso, más allá de la tradición o la costumbre, es necesario abordar la monta con responsabilidad y desde una mirada profesional, que priorice el bienestar del animal tanto como la seguridad del jinete.

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