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El Hospital Mental Universitario de Risaralda vivió recientemente una grata sorpresa con la visita de Quirón, un burrito utilizado para terapia. Su presencia se convirtió en un faro de esperanza y alivio para los pacientes, un recordatorio de que la recuperación no solo depende de tratamientos, sino también de gestos de humanidad y conexión emocional.
Quirón no es un animal cualquiera, su rol en la terapia asistida por animales es fundamental. Este animal, según los funcionarios del hospital, puede brindar un estado de tranquilidad y estabilidad emocional a los pacientes, reduciendo el estrés y la ansiedad, además de mejorar su bienestar general durante los procesos de recuperación mental.
Daniela Restrepo, coordinadora de enfermería del hospital, comentó en un comunicado de prensa que Quirón es un equino de terapia asistida con animales de la Universidad Uniminuto. “Actualmente, está visitando a pacientes de larga estancia, aquellos que no han podido estabilizar su salud mental de manera óptima. Lo que buscamos es ayudarles a superar las barreras emocionales y promover su recuperación a través del contacto con la naturaleza y el descargue emocional que genera su presencia”, dijo la profesional.
El impacto del contacto no verbal
Durante la jornada, tanto pacientes como personal del hospital disfrutaron de la compañía de Quirón, tocándolo, acariciándolo y conectando con su tranquila presencia. Esta actividad resalta el poder del contacto no verbal, una de las muchas iniciativas que el hospital ha implementado para complementar su enfoque en la salud mental.
“Desde la gerencia del hospital, nos enfocamos en ofrecer una atención humana y cálida, que se extiende más allá del paciente, abarcando también su entorno familiar. La humanización de nuestros servicios es un pilar fundamental, y la visita de Quirón contribuye a crear un ambiente donde los pacientes no solo sanan físicamente, sino que también sienten el apoyo emocional necesario para su recuperación mental”, agrega Restrepo.
La visita de Quirón se ha convertido en un hito en el esfuerzo por humanizar la atención en salud en Risaralda. Más que un simple paso hacia el bienestar físico, este acto simboliza una visión integral de lo que significa cuidar a un ser humano, devolviendo a los pacientes, sus familias y cuidadores la calidez, la empatía y la esperanza en su camino hacia la sanación.
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