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Mientras los estragos del deslizamiento ocurrido en la zona limítrofe entre Bello y Medellín continúan siendo atendidos por las autoridades, otro grupo de víctimas silenciosas también está recibiendo ayuda: los animales de compañía que fueron rescatados por sus familias o por equipos de emergencia en medio del caos.
Desde el primer momento de la evacuación en sectores como Altos de Oriente, El Pinar y la vereda Granizal, decenas de perros, gatos e incluso otros animales como cerdos y monos han sido atendidos por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y la Subsecretaría de Protección y Bienestar Animal. Las autoridades han habilitado albergues donde no solo se han reubicado a los damnificados, sino también a sus mascotas, muchas de las cuales llegaron asustadas, desorientadas o con afectaciones físicas.
Según informó el doctor Carlos Valencia, médico veterinario del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, solo en el albergue de la vereda Granizal se han atendido más de 20 perros y gatos desde que comenzó la emergencia. “Estamos realizando jornadas de desparasitación interna y externa, y brindando asesoría a las familias sobre el cuidado de sus mascotas en esta situación. También hemos entregado alimentos para los animales refugiados en el albergue Fe y Alegría”, señaló.
La situación, sin embargo, requiere de apoyo continuo. Muchos ciudadanos, ante la falta de recursos, han tenido que alimentar a sus mascotas con comida casera o sobras. Por ello, las autoridades han hecho un llamado urgente a la comunidad para donar concentrado, medicamentos veterinarios y otros insumos necesarios para garantizar el bienestar de estos animales.
Hasta ahora, se estima que más de 100 animales han sido atendidos como parte del operativo de emergencia. Algunos permanecen junto a sus cuidadores, mientras que otros, sin rastro de sus familias, deambulan por los albergues a la espera de reencontrarse con ellos. “Ellos también sufren. Muchos están estresados, asustados, y necesitan atención emocional, además de cuidados físicos”, explican los equipos de atención.
Uno de los casos más dolorosos fue el de una cerdita que fue arrastrada por la avalancha. Aunque logró ser rescatada, presentaba daños irreversibles y fue necesario practicarle una eutanasia humanitaria. “El animalito ya no podía moverse y estaba en condiciones muy graves”, relató Elizabeth Coral, subsecretaria de Protección y Bienestar Animal.
La funcionaria también aprovechó para promover la adopción responsable como una forma de ayudar a los animales damnificados. “Hemos insistido mucho en promover la adopción por encima de la compra. Muchos de estos animales están sin hogar y necesitan un lugar donde ser acogidos”, afirmó.
Algunos de los animales rescatados serán trasladados al Centro de Bienestar Animal La Perla, que actualmente alberga a más de 1.800 perros y gatos. Entre ellos, 32 son animales geriátricos y 25 presentan algún tipo de discapacidad, lo que requiere de familias comprometidas que puedan ofrecerles una vida digna y cuidados especiales.
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