El Magazín Cultural

Bolívar, o “el magnetismo de un gigante”

En un nuevo aniversario del natalicio de Simón Bolívar y en el marco de la conmemoración de los 200 años de la independencia de Colombia, una nueva biografía del libertador reflexiona sobre la vigencia de su ideario y de su personalidad.

Redacción El Espectador
24 de julio de 2019 - 05:57 p. m.
Simón Bolívar nació un 24 de julio de 1783 en Caracas (Venezuela).  / Cristian Garavito
Simón Bolívar nació un 24 de julio de 1783 en Caracas (Venezuela). / Cristian Garavito

La historia empieza tres días después de la batalla de Boyacá de agosto de 1819, cuando un jinete a pleno galope se aproximaba a Santa Fe de Bogotá. Cuando lo vio, el oficial Hermógenes Maza, “veterano de las guerras de independencia de la América española”, creyó que era un peninsular en fuga. Pero en el momento en que lo amenazó con su lanza, el hombre apresurado le hizo ver que se trataba del libertador Simón Bolívar, que después de una intensa campaña desde las llanuras inundadas de Venezuela y el paso por la cordillera de los Andes, entraba triunfante a la capital.

Este episodio culminante de la independencia de la Nueva Granada, que justamente por estos días da lugar a la conmemoración del bicentenario de la constitución de Colombia como una república, es también el comienzo de la voluminosa biografía de Simón Bolívar que acaba de publicar la escritora peruana Marie Arana. El texto de 711 páginas utiliza como marco de composición el momento en el que el oficial venezolano concluye su campaña libertadora, para después desarrollar una minuciosa biografía que concluye en un epílogo de reflexiones sobre su leyenda.

Marie Arana, exeditora en jefe de la sección de reseñas de The Washington Post, columnista invitada del New York Times y consultora  senior de asuntos hemisféricos de la biblioteca del Congreso, cuenta en un escrito adicional de agradecimientos, que su acercamiento a la historia empezó cuando era una niña revoltosa en Lima (Perú), y la sentaban en un duro taburete en la sala de sus abuelos. En medio de muchos libros mohosos había dos retratos, uno de ellos de su tras tatarabuelo Joaquín Rubín de Celis, “el primero español en cargar y el primero en caer en la batalla de Ayacucho”.

La autora agrega que su derrota le permitió a Perú la libertad, y a ella acercarse a un personaje clave de la historia universal: Simón Bolívar. Ella admite que abundan los libros sobre el libertador, y que tan solo en el congreso de los Estados Unidos hay 2683 volúmenes. Para su investigación, visitó bibliotecas y museos de todo el hemisferio, lo cual le permitió acceder a muchos especialistas y bibliotecarios de renombre para fortalecer su escrito. De igual manera, en su pesquisa intelectual, también pudo conocer manuscritos históricos y hasta a un sobrino tataranieto del héroe.

La biografía de Bolívar abarca desde su nacimiento el 24 de julio de 1783 en Caracas, en el seno de una familia acomodada de origen hispánico, y avanza con detalle en los pormenores de su vida familiar, la muerte de sus padres, su educación privada, o sus viajes por Europa, hasta que tomó la decisión de dedicar su vida a la independencia de América. A sus 36 años, ya había liberado a la Nueva Granada. A los 41, había concluido su campaña libertadora en Perú. A los 47 murió en Santa Marta, dejando a una nación dividida entre sus admiradores absolutos y sus enconados detractores.

“Era un hombre menudo, pero al entrar en una habitación, su poder era palpable y tenía el magnetismo de un gigante. Sus soldados lo apodaron cariñosamente “culo de hierro”, porque recorrió a caballo alrededor de 120.000 kilómetros en su gesta para liberar el territorio que hoy componen seis países”, se lee en una reseña que acompaña la obra, en la que además se resalta que “fue también un dictador y un general brillante cuya historia sigue vigente en Latinoamérica”. Por estas razones, la perspectiva apunta a que en 200 años de independencia, la figura de Bolívar está más viva que nunca.

La autora Marie Arana precisa que después de su muerte, “su leyenda se arraigó y creció”, y que, “con el tiempo, el rencor que hostigó sus últimos días se convirtió en adulación desenfrenada”. Por eso el texto “Bolívar, libertador de América”, agrega también la historia de lo que sucedió con su cadáver, desde el momento en que fue llevado de la cámara ardiente en la Casa de la Aduana hasta la catedral, en Santa Marta, en medio de una modesta procesión, hasta los trasteos que tuvieron sus restos en Venezuela, y la forma como su presidente Hugo Chávez, hizo examinar el cadáver para verificar si Bolívar no había sido envenenado.

En síntesis, en un nuevo aniversario del natalicio del libertador y en el contexto de los 200 años de la constitución de Colombia, como una república, esta obra de Maria Arana contribuye a entender por qué hasta los tiempos actuales se sigue hablando de un personaje que divide, pero también causa admiración. “He aquí a un hombre demasiado imperfecto que, a fuerza de voluntad, mente aguda, corazón ardiente y un desinterés admirable, llevó la revolución a los rincones más apartados del continente. He aquí a un líder a quien el destino le presentó una sola oportunidad y un sinnúmero de escollos insalvables”.

Por Redacción El Espectador

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