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“No será un desfile, será una puesta en escena”, dijo la diseñadora bogotana Manuela Álvarez sobre su presentación en Cali Distrito Moda 2025.
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En cuestión de minutos el equipo de producción del evento, que se realizó entre el 25 y 28 de julio en la capital del Valle del Cauca, transformó la pasarela en el escenario para realizar una puesta en escena en la que interactuaron las modelos, los artesanos y los espectadores.
Diez modelos mujeres portaron las piezas desarrolladas en cocreación entre la diseñadora y cinco maestros artesanos, quienes activaron frente al público mesas taxonómicas: estaciones museográficas en las que reposaban fibras, herramientas y objetos representativos de cada técnica.
De acuerdo con la marca, cada bloque escénico siguió una secuencia simbólica en la que dos modelos entraban al escenario con prendas asociadas a una misma técnica, como el macramé trabajado por la maestra artesana Araminta Cepeda de Cogua, Cundinamarca o el telar hecho a mano por la maestra artesana Zunli Pinchao de Ipiales, Nariño.
Luego, el artesano entraba en escena, se aproximaba a su mesa taxonómica, seleccionaba una herramienta o material esencial, y establecía una interconexión directa con alguna parte de las prendas que lucían las modelos, quienes se ubicaban sobre una pequeña tarima.
“No se trata de un gesto estético, sino de una activación emocional y simbólica entre lo ancestral y lo presente”, sentenció la marca.
Después, las modelos le hacían una venia al artesano.
“La venia es un gesto ritual de reverencia y gratitud, presente en culturas y tradiciones desde hace siglos. Es una forma de inclinar el cuerpo no por sumisión, sino por reconocimiento del valor del otro. En Alma Feral, este gesto se vuelve símbolo de agradecimiento hacia quienes con sus manos, tiempo y conocimiento hacen posible la existencia de cada prenda. Es también una afirmación pública de que el diseño necesita origen, rostro y raíz”, explicó la marca MAZ X Manuela Álvarez.
Así las cosas, la puesta en escena no responde a las dinámicas del espectáculo, porque no busca entretener, sino agradecer. “No presenta moda como tendencia, sino como herramienta de honra, como dispositivo de diálogo, como acto colectivo de afirmación”.
Al finalizar, los espectadores de la primera fila podían pararse y acercarse a detallar el trabajo artesanal y hablar sobre las técnicas con los artesanos, como con Luz María Rodríguez, Maribell Acevedo de Roldanillo o Mateo Perea.
Vale la pena mencionar que “Alma Feral” se construyó en alianza con la Casa Social de la Mujer, uno de los programas insignia de Asodamas de Colombia, organización que impulsa la autonomía económica, el liderazgo femenino, la cultura, los oficios y la memoria en comunidades de todo el país. Además, hizo parte de las marcas y diseñadores que conformaron la Pasarela de la Inclusión, que organiza el evento.
Sobre la colección
Según la marca, la colección se desarrolló a partir de laboratorios creativos liderados por MAZ y Asodamas, donde las comunidades artesanas participan desde su visión, técnica y deseo.
“El proceso no representa culturas: cocrea nuevas narrativas textiles desde el presente, con ética, transparencia y colaboración real. Alma Feral no es solo una colección. Es un manifiesto silencioso, una coreografía emocional, un mapa para pensar el lujo desde América Latina con respeto, dignidad y poder simbólico. Es una apuesta por el diseño como gesto político, afectivo y colectivo. Una forma de decir: lo que me arde, me guía. Lo que me empuja, me revela. Lo que me incomoda, me expande“, puntualizó la marca.
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