Pamela Botero es una diseñadora de modas y directora creativa de su marca homónima. El lema de su marca es: “un tributo al arte”, porque considera que diseñar no es simplemente confeccionar ropa, sino dar vida a una visión y transformar ideas en piezas que se convierten en expresiones de estilo y sofisticación.
Su mamá fue señorita Caldas, lo que la inspiró para crear su primera colección con la que debutó en Vancouver. La diseñadora, de 21 años, acaba de presentarse en Milán.
“Mi principal fuente de inspiración fue mi familia, conectándola con la magia de las constelaciones y el simbolismo de las estrellas. Cada estrella en el cielo tiene una función, una luz única y un propósito, al igual que cada miembro de mi familia ha sido una guía en mi camino. A través de esta colección, quise rendirles homenaje, plasmando la idea de unión, protección y brillo propio. Los textiles, los cortes y los detalles fueron cuidadosamente diseñados para reflejar esta conexión, creando piezas que evocan un sentido de misticismo, elegancia y trascendencia”, dijo Botero.
La joven diseñadora sueña con expandir su marca a nivel internacional, explorar nuevas colaboraciones y llevar sus diseños a más plataformas globales.
Sobre su participación en una pasarela en Milán, una de las capitales más importantes de la moda a nivel mundial, menciona que es la materialización de un sueño: “presentar mi trabajo en este espacio me llena de orgullo y motivación. Es una puerta que se abre hacia nuevas oportunidades y un reconocimiento al esfuerzo de años construyendo mi identidad como diseñadora”. Por eso, la invitamos a responder las 10 preguntas sobre moda de El Espectador.
1. ¿Cuándo eras niña qué pensabas de la moda y qué piensas ahora de esa niña que se imaginaba ciertas cosas?
Desde pequeña, la moda siempre ha sido parte de mi vida, aunque en ese entonces no comprendía su magnitud. Para mí, vestirse bien significaba tener estilo, lograr combinaciones armoniosas y cuidar cada detalle. Recuerdo que no solo me preocupaba por mi propia ropa, sino también por la de quienes me rodeaban. Desde temprana edad, cuestionaba los estilos, sugería combinaciones y, sin saberlo aún, ya tenía una inclinación por la estética y la composición visual.
Mi hermana melliza fue mi primer reto estilístico: sus elecciones de vestuario me parecían caóticas y, aunque ella no compartía mi misma visión, yo me esforzaba por explicarle por qué ciertos colores, texturas y formas funcionaban mejor juntas. Lo mismo pasaba con mi mamá; si veía que su atuendo podía mejorar, no dudaba en hacerle sugerencias.
Hoy, mirando hacia atrás, veo en esa niña una diseñadora en formación. Alguien con un ojo crítico, con sensibilidad por la armonía y con un interés genuino por el poder de la imagen personal. Sin embargo, ahora entiendo que la moda es mucho más que vestir “bonito”: es una forma de arte, un medio de expresión y una herramienta con la que se pueden comunicar historias, emociones e incluso posturas políticas. La moda tiene el poder de influir en el estado de ánimo, de generar identidad y de marcar épocas. Es un universo en constante evolución, y ser parte de él es lo que me apasiona.
2. ¿Recuerdas qué te motivó a entrar en el mundo de la moda?
Mi pasión por la creación siempre estuvo presente, pero hubo un momento clave en mi vida que me hizo darme cuenta de que la moda era mi camino. En el colegio, nunca fui la mejor en matemáticas ni en humanidades, y durante mucho tiempo sentí que no destacaba en nada. La educación tradicional suele minimizar el arte, viéndolo como un hobby y no como una disciplina seria. Pero entonces surgió una oportunidad: había que diseñar un disfraz para un evento, y la propuesta de la diseñadora contratada no convenció. Sin pensarlo dos veces, dije: “Yo lo hago”.
Desde ese instante, todo cobró sentido. Diseñé el vestuario, supervisé la producción, trabajé con telas, detalles y técnicas manuales, y el resultado fue un éxito. Más allá de la satisfacción del reconocimiento, lo que realmente me marcó fue la emoción de materializar una idea en algo tangible. Sin haber tenido aún formación formal, ya sentía una conexión con el proceso creativo.
Ese momento me confirmó que la moda era mi vocación, pero no solo quería diseñar ropa: quería construir un universo estético, crear piezas con significado y ser parte de las grandes pasarelas que siempre había admirado. La alta costura, con su meticuloso trabajo artesanal y su capacidad de narrar historias a través de las prendas, siempre ha sido mi mayor inspiración.
3. ¿Quién es tu ícono de moda?
Maria Grazia Chiuri, actual directora creativa de Dior. Para mí, ella representa la combinación perfecta entre talento, visión y determinación. Fue la primera mujer en la historia en asumir este cargo en Dior, un hecho que por sí solo ya es inspirador. Su trabajo ha logrado reinterpretar la esencia de la maison, dándole un enfoque contemporáneo sin perder la sofisticación y el savoir-faire característico de la marca. Siempre buscando resaltar la belleza de la mujer con sus diseños
Lo que más admiro de ella es su capacidad para contar historias a través de sus colecciones. Cada detalle en sus diseños tiene un propósito, una referencia histórica, un significado. Además, su estilo personal—siempre sobrio, mayormente en negro, pero con una elegancia atemporal—refleja su esencia: una mujer que entiende el poder de la moda más allá de lo superficial.
4. Describe tu mejor atuendo y la ocasión en la que lo usaste o usarías.
Para mí, la elegancia está en la simplicidad con impacto. Mi atuendo ideal sería una statement piece: un abrigo largo negro con un detalle especial, como un bordado sutil o una textura diferenciadora, acompañado de un suéter de cuello alto, un pantalón de corte amplio y un bolso clásico de Celine. Como toque de contraste, llevaría unas flabelus en un color vibrante para darle vida al look y accesorios discretos pero bien seleccionados, como anillos minimalistas.
Este outfit lo usaría en una salida entre semana después del trabajo, para una cena en un lugar sofisticado. Sin embargo, para mí no existen ocasiones “perfectas” para vestirse bien. Cada día es una oportunidad para proyectar nuestra esencia a través de lo que llevamos puesto. La moda no es solo apariencia, es identidad, es lenguaje y es seguridad.
5. ¿Qué es lo más importante para crear una colección?
La coherencia y la narrativa. Una colección no es solo un conjunto de prendas bonitas; debe tener un concepto sólido detrás. Todo comienza con una inspiración que luego se transforma en una historia visual. Cada pieza debe hablar el mismo idioma, tener un propósito y estar conectada con el resto.
Para lograrlo, es fundamental un proceso riguroso de investigación, experimentación y desarrollo de materiales. La moda, como cualquier arte, exige atención al detalle, dominio técnico y una visión clara. Cada textura, cada color, cada silueta debe responder a un porqué. Sin esta coherencia, una colección puede verse dispersa y perder impacto.
6. ¿Cómo describirías tu estilo?
Mi estilo es clásico elevado. Me inclino por prendas atemporales, piezas bien confeccionadas con cortes impecables y materiales de calidad. Sin embargo, siempre busco elevar mis looks con detalles estratégicos: una textura inesperada, un accesorio statement o una combinación de colores interesante.
Me gusta que mis outfits reflejen sofisticación sin esfuerzo. Prefiero las paletas neutras, los cortes limpios y la versatilidad de piezas que pueden trascender temporadas. Para mí, el estilo no es seguir tendencias, sino construir una identidad visual propia.
7. ¿Cuál es la mayor influencia del lugar en el que naciste en tu profesión y vida personal?
Sin duda, mi mamá y mi abuela han sido mis mayores influencias. Ellas me inculcaron el amor por la estética, la moda y la importancia de los detalles. Mi abuela, aunque no fue diseñadora de profesión, trabajó toda su vida creando ropa infantil en su propia empresa. Su habilidad empírica para diseñar y confeccionar me enseñó el valor del trabajo artesanal.
Mi mamá, por otro lado, fue reina de belleza, lo que la llevó a tener una relación muy cercana con la moda y el estilismo. Crecí en un ambiente donde la imagen, la elegancia y la estética eran fundamentales. Desde niña, observaba cómo elegía sus atuendos, cómo combinaba accesorios, y cómo entendía la moda no solo como vestimenta, sino como una herramienta de expresión.
Gracias a ellas, aprendí que la moda es más que ropa: es un reflejo de nuestra historia, de nuestra personalidad y de lo que queremos proyectar al mundo.
8. ¿Cuál es tu recuerdo más preciado?
Sin duda, mis participaciones en las pasarelas han sido los momentos más significativos de mi vida. En especial, el día de cada desfile es una mezcla intensa de emociones: nervios, estrés, la responsabilidad de que todo salga perfecto, pero también una felicidad inmensa y una satisfacción indescriptible.
Es en ese instante, cuando camino por la pasarela y veo mi trabajo cobrar vida, que siento una conexión profunda con mis sueños. Es un momento en el que el tiempo parece detenerse, donde todo el esfuerzo, las largas noches de trabajo y la dedicación se ven reflejados en cada prenda que desfila. Pero lo más impactante es la certeza absoluta que invade mi mente cada vez que llego al final del pasillo: “Sí, definitivamente esto es lo que quiero hacer por el resto de mi vida y quiero llevar mi arte a cada rincón del mundo”.
Esa sensación es inexplicable e inigualable. Es la confirmación de que estoy en el camino correcto.
9. ¿Cuál es el mejor consejo que te han dado y cuál darías?
El mejor consejo que me han dado es: “tener una meta clara y trabajarla con el corazón y la dedicación siempre dará el mejor resultado, porque lo que se hace con amor siempre sale bien.”
Es una frase que llevo conmigo en cada paso que doy. En la moda, como en cualquier arte, el esfuerzo y la pasión son clave. Nada grandioso se construye de la noche a la mañana, pero cuando trabajas con amor y propósito, los resultados siempre llegan.
El consejo que yo daría, y que me repito a mí misma constantemente, es: “cree en ti, cree en tus sueños y trabaja muy fuerte por ellos, porque si puedes soñarlo, ya es posible.”
La fe en uno mismo es lo que marca la diferencia entre quienes solo imaginan y quienes realmente hacen que las cosas sucedan.
10. ¿Cuándo mencionen tu nombre, qué te gustaría que las personas pensaran?
Me gustaría que, al escuchar mi nombre, las personas lo asocien con la moda como un arte que cuenta historias. Que piensen en la conexión entre mis creaciones y la esencia de la mujer que las lleva.
Quiero que mis diseños sean sinónimo de elegancia, de seguridad y de empoderamiento. Que cada persona que use una prenda mía sienta la fuerza y la belleza de su propia identidad reflejada en cada costura, en cada detalle. Porque, al final, la moda es eso: una manera de expresarse, de transmitir emociones y de hacer que cada mujer se sienta especial.
También quiero ser recordada por mi visión meticulosa y mi enfoque en la excelencia. Para mí, cada elemento dentro de una prenda tiene un propósito y una razón de ser. Creo firmemente que la verdadera diferencia en el diseño radica en el cuidado con el que se piensan y se ejecutan los detalles, porque son ellos los que elevan una pieza de ropa y la convierten en algo extraordinario.
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