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Mary Quant fue la diseñadora que estaba de moda en los años sesenta del siglo XX en Londres. La clave para triunfar en la industria local y global fue que supo leer a su generación que se encontraba en un contexto histórico, político y cultural de cambios, especialmente con el uso de las pastillas anticonceptivas y la liberación sexual y femenina. Fue visionaria y revolucionaria al pensar en las prendas de vestir que representaran a las jóvenes de ese momento.
“El papel fundamental fue el de haber sabido leer el contexto social y político de las mujeres en la calle y llevar eso a las pasarelas y a la industria de la moda”, afirmó Edward Salazar, sociólogo e investigador de moda.
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Aunque Mary Quant será recordada, principalmente, por popularizar la minifalda y con ello “liberar” la pierna femenina, como lo dijo Vanessa Friedman, directora de moda de The New York Times, también democratizó la moda. “El objetivo de la moda es hacer que la ropa de moda esté disponible para todos”, decía la diseñadora.
Mary Quant fue revolucionaria al descubrir el potencial que tenía la moda “para expresar y generar diversión. Su visión creativa consideró al segmento femenino joven y urbano con una oferta de productos más accesibles en precio, y más conectados con su visión de la vida y con el contexto de libertad que anhelaba esa generación. Puso la moda inglesa como referente para el resto del mundo, y se considera la diseñadora emblemática del estilo ‘Mod’”, afirmó Diana Gómez, consultora de marketing y moda.
La diseñadora pensó en la libertad de movimiento al ofrecer prendas de vestir con las que las mujeres, como ella misma lo dijo, pudieran tomar el autobús y ofreció una línea de maquillaje colorida e irreverente con las “mismas premisas de diversión y accesibilidad: empaques con materiales más económicos, productos en colores diferentes al rojo, rosa o coral, como azules o verdes, que podían usar de varias formas, incluso nombres de producto con vocabulario con doble sentido usado por los jóvenes en las calles, para ponerle un toque atrevido”, contó Gómez, más conocida en redes sociales como Diana Lunareja.
Mary Quant nació el 11 de febrero de 1930 en Blackheath, Londres. Sus padres, John y Mildred Quant, eran profesores galeses y la impulsaron para que fuera a la Escuela de Arte Goldsmith de Londres.
Todo empezó justamente en la escuela de arte, pues ahí conoció a Alexander Plunket Greene, su novio (luego se convirtió en su esposo) y socio, con quien en 1955 abrió Bazaar, en King’s Road en Chelsea, un barrio de Londres en el que vivían artistas y músicos con un estilo informal y bohemio. La diseñadora comenzó vendiendo ese tipo de ropa de otros diseñadores, hasta que decidió crear sus propias prendas mientras aprendía costura. “Mary Quant fue una de las primeras diseñadoras, y la más exitosa, en captar la existencia de una demanda generalizada de parte de las jóvenes, por una ropa distintivamente juvenil”, comentó William Cruz Bermeo, investigador de la moda y el vestir, de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín, Colombia).
En esa misma época, mientras otros diseñadores creaban ropa para las élites y los adultos, Quant ofrecía diseños enfocados en los jóvenes y sus intereses e ideales, “no para vestirlos como copias de sus padres, sino para expresar su propia identidad no solo con siluetas consideradas escandalosas por las generaciones previas, sino más aptas para el movimiento y llenas de color y vida”, agregó Diana Lunareja.
Aunque también es conocida como la “madre de la minifalda” y se disputa la creación de la prenda con el francés André Courrèges, la diseñadora nunca se acuñó la invención y siempre dijo que con la minifalda “estaba leyendo lo que las mujeres están haciendo en las calles hace más de una década. Su contribución fue jugar y experimentar con el largo de la falda, que se convirtió en un elemento de disputa política no solo en los cincuenta y sesenta, sino en adelante, pues es un termómetro de la sociedad de muchas maneras”, señaló Salazar.
Cuando comenzó a crear sus diseños no tenía taller y trabajaba en su apartamento. Era un negocio pequeño, pero fue tal su impacto, que sus clientas le hacían fila en la tienda antes de que terminara de alistar el maniquí en las vitrinas. Los créditos del éxito de Quant también son para “Alexander Plunket Greene, quien tenía un talento particular para el mercadeo y la publicidad. Igualmente, con su amigo y socio Archie McNair, él dio una visión de negocio y soporte legal a la empresa”, recordó Cruz.
Mary Quant también es un caso de éxito en cuanto a diseño de experiencias de marketing, como lo explicó Lunareja, su primera tienda tenía vitrinas que atrapaban la atención, concebidas “casi como happenings de arte Sus desfiles con modelos bailando jazz en una época en que la pasarela era un espacio más formal y refinado, su bus de dos pisos que llevaba una tienda itinerante de maquillaje por diferentes lugares del país, cuando las jóvenes iban a las tiendas por departamento a conocer su maquillaje, las asesoras remataban el look dibujándoles una pequeña flor, que era el logo de su marca”.
A esa estrategia de ventas se sumaba la propia Quant, pues era la imagen de su marca y modelo de sus creaciones. Siempre utilizó el corte de cabello al estilo bob creado por el peluquero Vidal Sassoon, y sus botas, minifaldas y diseños coloridos con mallas y figuras eran un distintivo, así como el maquillaje que resaltaba sus pestañas. “Se dice que otro atributo de su éxito era su nombre, inusual pero socialmente inclasificable, corto y contundente. Eso también ayudó a la transformación de la pequeña tienda Bazaar, de ser una boutique pequeña a ser una marca internacional de moda”, cuenta el historiador de moda.
Además, la decisión de poner en su marca su apellido y no el de casada, probablemente, “fue estratégico desde la perspectiva del mercadeo, quizá resaltando con ello su juventud e independencia”, dijo Cruz.
Lo demás es historia: su marca se globalizó y JC Penney compró la licencia para vender los productos en EE. UU. En 1966 fue nombrada oficial de la Orden del Imperio Británico y recibió el reconocimiento vestida con una minifalda. Ese año también publicó su autobiografía Quant by Quant. Fue una de las pioneras en experimentar con plástico en la producción textil creando impermeables. En 1990, el British Fashion Council le dio el premio Hall of Fame. En 2000 vendió su marca y se retiró. En 2019 el Museo Victoria & Albert la homenajeó con una retrospectiva de su trabajo, que incluyó una exhibición de 120 piezas, fotografías y recuerdos de mujeres que utilizaron sus creaciones, como la supermodelo Twiggy.
Mary Quant, Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico, murió el jueves a los 93 años en su casa en Surrey, Inglaterra. Su legado será el de reinterpretar el armario de las mujeres de su época y contribuir a la industria de la moda al responder a una premisa con sus creaciones: la moda es un reflejo de la sociedad y se puede comunicar con la ropa.
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