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No es solo música: los festivales también marcan tendencias de moda


El Festival Cordillera 2025 se lleva a cabo este fin de semana y será el lugar que reunirá a artistas y bandas nacionales e internacionales, como Fito Páez, Carlos Vives, Rubén Blades, Miguel Bosé, Zoé, entre otros. Muchos de los asistentes, además de divertirse con la música, ven la moda como un vehículo para mostrar su estilo.

Lucety Carreño Rojas

13 de septiembre de 2025 - 12:00 p. m.
Aunque verse fashionista en esos espacios es muy importante para muchos asistentes, no se puede dejar de lado el uso de ropa cómoda que se ajuste para las largas jornadas musicales. / Eder Leandro Rodríguez
Foto: Eder Rodríguez
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Los conciertos y festivales dejaron de ser solo una experiencia musical. Hoy son verdaderos escenarios de moda al aire libre, donde cada asistente encuentra un espacio para romper con la rutina y expresarse a través de la ropa, el maquillaje y la estética. Estos lugares se han convertido en plataformas de “performance”, donde tanto artistas como público celebran la libertad de estilo y la identidad visual.

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Las redes sociales potenciaron este fenómeno, especialmente desde la pandemia. Tras meses de encierro, los festivales no solo volvieron como encuentros musicales, sino como vitrinas para explorar y mostrar estilos personales ante miles de espectadores digitales. La práctica de vestirse según el artista o la banda que se va a ver no es nueva, pero ha evolucionado. Desde las camisetas oficiales hasta los códigos estéticos de subculturas completas, la moda ha sido un lenguaje común entre los fans. “Podemos rastrearlo hasta la década de los cincuenta con los seguidores de Elvis Presley, pero comenzó a establecerse con el nacimiento del punk, los Sex Pistols y movimientos de cultura urbana”, comenta María Pascua, especialista en tendencias de WGSN en Latinoamérica.

Aunque el interés por imitar el estilo de los artistas ha estado presente desde hace varias décadas, en la actualidad ya no está solamente ligado al género musical. Por eso, el público ahora busca un “look” completo, especialmente los “millennials” y la Generación Z. “Esto ha sido especialmente impulsado por el auge de los ‘fandoms’, el impacto cultural, la amplificación que este tipo de actitudes y estéticas tiene en las redes sociales, junto con la posibilidad de jugar desde la individualidad de los usuarios”, agrega Pascua.

El “festival look” se convirtió en una categoría dentro de la industria de la moda desde hace unos años. “Si retrocedemos en el tiempo las raíces están en Woodstock y en las épocas doradas de la música, especialmente los setenta, ochenta y noventa cuando las tendencias eran más claras a diferencia de hoy”, dice la estilista de artistas Daniela Riaño, más conocida como Daniela Styling.

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A nivel mundial, los festivales y conciertos de moda se comenzaron a ver como escaparates del estilo desde la década de los 2000 y la tendencia se masificó en la década del 2010. En esa línea, el término “festival look” se consolidó en la década de 2010 con la era de Instagram y Coachella: “las activaciones de las marcas y los códigos reconocibles que caracterizan este festival, el ‘boho’, lo ‘western’ y el lado futurista ‘rave’. Desde ahí, ir de festival tiene ‘dress code’ propio”, agrega Riaño.

Actualmente, es más frecuente que artistas y grupos musicales trabajen con equipos de ‘styling’ y diseñadores, lo que les permite tener una imagen clara y diferenciada. Artistas como Beyoncé, Shakira y Dua Lipa utilizan diseños exclusivos y creados por diseñadores reconocidos y marcas de alta costura, como Zuhair Murad, Chanel, Schiaparelli o Jean Paul Gautier.

“Hacer ‘styling’ para un artista que se presente en un show en vivo sin duda alguna es el puente entre la música y lo que el público ve. Define la identidad visual del evento o el ‘tour’, alineándose con la paleta de color, siluetas o símbolos que tengan coherencia con el proyecto musical del momento”, explica Riaño.

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El público, por su parte, “experimenta con propuestas afines a la estética del artista, imprimiéndole su sello personal, e incluso utilizando elementos elaborados en casa para elevar el ‘look’. Además, el estilo distintivo de los artistas permite que los asistentes aprovechen su individualidad y exploren su estilo propio manteniendo cierta ‘coherencia’ con el tema impuesto por el artista”, menciona la especialista en tendencias.

“El ‘look’ de un asistente a un festival se convierte en una credencial emocional o una extensión de su personalidad”, dice la estilista. Espacios como los festivales son la zona segura de muchas personas a donde llevan esas piezas que no son capaces de usar en un día normal, “lo mejor es cuando se tiene un equilibrio entre comodidad y estética, pues si el ‘outfit’ falla, por ejemplo, con calor o peso, puede incomodar y abrumar a la persona. Un buen ‘styling’ multiplica el disfrute y te hace sentir seguro”, agrega Riaño.

De acuerdo con la especialista en tendencias, “lo que está de moda” se da gracias a una mezcla entre los artistas y el público. “Después de todo, las tendencias surgen de la influencia y conjunción cultural de estos y otros actores”.

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Así las cosas, los conciertos y festivales son la mezcla entre funcionalidad y ‘statement’: “la gente busca arreglarse y cuadrar sus ‘looks’ con antelación para unirse al concepto del festival o del artista. De ahí, parte el tema de la moda predominante. Por ejemplo, en el concierto de RBD, los sombreros, las faldas y las botas se llevaron el crédito, pero en un festival como el FEP, la funcionalidad ha tenido más fuerza en los últimos años por la comodidad, la lluvia, y otros factores”, dice Riaño.

Aunque los conciertos y festivales son vitrinas de moda, no son pasarelas. El festival pone a prueba el estilo en contextos reales: sol, polvo, lluvia, largas jornadas. Según Riaño, “el festival traduce identidad en un clima real, y eso sin duda influye mucho. Lo que tienen en común el festival y la pasarela es que ambos crean códigos de vestuario para sus asistentes, sin necesidad de comunicarlos explícitamente”.

En ese entorno cambiante, el festival funciona como un verdadero laboratorio de tendencias. “Lo que resiste y se viraliza llega al ‘retail’, o en otros casos, es el reflejo de cómo el ‘retail’ ha llegado a su punto máximo”, señala la estilista.

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Al final, los festivales permiten la máxima expresión de la identidad a través de la moda. Para muchos asistentes, vestirse para la ocasión no es solo una elección estética, sino parte de un ritual. La inversión en el ‘outfit’ refleja estátus, pertenencia y deseo de conexión. “Vestir los códigos de tu escena crea vínculos inmediatos. Para las generaciones jóvenes, esto es tan importante como la música misma”, concluye Pascua.

Por Lucety Carreño Rojas

Comunicadora social de Uninpahu, vinculada a El Espectador desde 2016. Periodista de moda y negocios. Directora de El Hilo, el formato audiovisual de moda de EE.@LucetyClcarreno@elespectador.com

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