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Aguas del lago Titicaca descienden a niveles históricos por cambio climático

Agencia AFP | 16 de agosto
AIZAR RALDES
Pedro de la Cruz, parado sobre su bote rodeado de barro, levanta las manos al cielo y suplica con angustia por lluvias para el lago Titicaca, en lo más alto de los Andes entre Bolivia y Perú.
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"Dios mío, que llegue nomás la lluvia. 'Pachamama', Dios mío, ayúdennos pues, por favor, estamos secándonos en este lugar, por favor", dice el hombre de 74 años.
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El nivel del agua lago Titicaca, a más 3.807 metros sobre el nivel del mar, se encuentra hoy a 25 centímetros del mínimo histórico registrado en 1996.
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En Huarina y en los bordes del lago se ve que donde había agua, ahora hay tierra seca, piedras, barro, e incluso uno que otro muelle de madera que sobresale y pequeños botes encallados.
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El Senhami ha realizado desde 1974 mediciones del nivel de las aguas del Titicaca, el punto más alto se registró en 1986, cuando llegaron a 3.811,28 metros sobre el nivel del mar. Pero en 1996 descendieron a su piso histórico de 3.807,39 metros.
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La hidróloga Walper explica que ese descenso "es resultado del cambio climático" y que ese comportamiento negativo se mantiene hasta la fecha, los pronósticos son sombríos. "Es muy probable que siga descendiendo hasta llegar hasta niveles más bajos", señala.
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El lago Titicaca, que comparten Bolivia y Perú, tiene una extensión de 8.300 kilómetros cuadrados y es el tercero más grande en Sudamérica después del venezolano Maracaibo y la brasileña laguna de los Patos. Aún no se ha hecho una medición satelital para saber a cuánto se ha reducido
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El lago Titicaca también sufre de una fuerte contaminación por todos los desechos que genera la ciudad de El Alto, una de las más pobladas de este país sin salida al mar. Se suma la pesca indiscriminada que está diezmando las especies.
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En los poblados sobre el Titicaca hay desesperanza y preocupación de que el agua no vuelva a sus niveles normales en el lago navegable más alto del mundo, "Si no hay agua, si no hay lluvia, no vamos a poder vivir", lamenta Pedro de la Cruz.
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