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Asesinato de manifestantes, cuenta pendiente de Hosni Mubarak

El hombre que en otros tiempos fue adulado en el extranjero y temido en su país.

EFE
22 de agosto de 2013 - 04:11 p. m.
Un seguidor del expresidente egipcio Hosni Mubarak saluda hacia el helicóptero que lo traslada desde la prisión de Tora hacia el hospital militar Maadi
Un seguidor del expresidente egipcio Hosni Mubarak saluda hacia el helicóptero que lo traslada desde la prisión de Tora hacia el hospital militar Maadi

Hosni Mubarak consiguió este jueves cambiar la cárcel por un hospital y será juzgado bajo el régimen de arresto domiciliario, un magro consuelo para un hombre que gobernó Egipto con mano de hierro durante tres décadas y a quien una rebelión popular de 18 días en 2011 le convirtió el destino en un interminable despeñadero. 

Otrora adulado en el extranjero y temido en su país, Mubarak, de 85 años, permanecía tras las rejas desde abril de 2011, acusado de corrupción y de la muerte de manifestantes en la insurrección que lo había derrocado dos meses antes, en la cual perecieron 850 personas, según datos oficiales.Desde entonces, su estado de salud dio pie a numerosas conjeturas e informaciones contradictorias, con presuntos diagnósticos de depresión aguda, cáncer, accidentes cardíacos o problemas respiratorios.

El exjefe de Estado, que fue incluso declarado "clínicamente muerto" en 2012 por la agencia oficial Mena, aguardará en un hospital militar la reanudación el próximo domingo de las audiencias de su apelación a una denuncia por la muerte de manifestantes, por la cual fue condenado en primera instancia a cadena perpetua.  ((Ver Galería  de la salida de el expresidente egipcio de la cárcel))

Mubarak sucedió en 1981 al presidente Anuar el Sadat, asesinado por islamistas, y pocos se atrevían a apostar en ese momento por la permanencia en el poder de este hombre sin gran carisma. Mohamed Hosni Mubarak nació el 4 de mayo de 1928 en una familia de la pequeña burguesía rural del delta del Nilo.

Escaló los peldaños de la jerarquía militar hasta llegar a comandante en jefe de la Fuerza Aérea y fue nombrado vicepresidente en abril de 1975. Separado del pueblo supo mostrarse pragmático, aunque su imagen se fue erosionando por la falta de contacto con su pueblo y por una reputación de orgullo sin límites.

Un temible aparato policial y un partido a su servicio se convirtieron en los principales puntales de su poder.En occidente mantuvo una reputación de moderado, al haber conseguido preservar contra viento y marea la alianza con Estados Unidos y los acuerdos de paz firmados en 1979 con Israel, que le habían costado la vida a Sadat.

Con su silueta maciza, su cabellera siempre negra a pesar de la edad y su mirada a menudo oculta por lentes de sol, se convirtió con el pasar de los años en una figura familiar de los cónclaves internacionales.También se opuso férreamente al islamismo radical inspirado en Al Qaida, aunque no logró impedir el fortalecimiento de un islam tradicionalista inspirado por el influyente movimiento de los Hermanos Musulmanes.

Esa cofradía fue la gran vencedora de las elecciones que se celebraron tras su caída, las primeras libres en Egipto, aunque eso no bastó para pacificar al país, y su sucesor, Muhamed Mursi, fue a su vez derrocado el mes pasado por los militares apoyados en grandes protestas antiislamistas.

En el plano económico, Mubarak fue un liberal cada vez más convencido y esa orientación le permitió desarrollar sectores como las telecomunicaciones y la construcción. Pero casi el 40% de los 80 millones de egipcios seguía viviendo al final de su régimen con menos de dos dólares diarios, según estadísticas internacionales.

La corrupción fue otro mal endémico de sus años en el poder. Durante su larga carrera, Hosni Mubarak escapó a por lo menos seis intentos de asesinato.

El estado de emergencia rigió a lo largo de toda su presidencia y sólo se levantó en mayo de 2012, antes de ser reinstaurado hace una semana por las autoridades instaladas por el ejército tras el golpe contra Mursi. Hosni Mubarak está casado con Suzanne Thabet, quien también ejerció gran influencia en su entorno.La pareja tuvo dos hijos, Alaa y Gamal. Este último fue considerado durante mucho tiempo como su probable sucesor. Ambos están también acusados de corrupción.

Por EFE

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