El papa Francisco y la ONU piden cuentas a las multinacionales

La historia de Ética en Acción, movimiento multilateral que busca que las grandes industrias paguen por el saqueo del planeta. El Espectador revela su plan de “justicia climática”.

Nelson Fredy Padilla / npadilla@elespectador.com
21 de enero de 2018 - 02:00 a. m.
El viernes el papa se reunió en Puerto Maldonado, Amazonas de Perú, con comunidades indígenas que lo pusieron al tanto, a él y a una comisión que se reunió con los voceros, de los delitos ambientales que cometen allí multinacionales que deforestan la selva para explotar el oro. / AFP
El viernes el papa se reunió en Puerto Maldonado, Amazonas de Perú, con comunidades indígenas que lo pusieron al tanto, a él y a una comisión que se reunió con los voceros, de los delitos ambientales que cometen allí multinacionales que deforestan la selva para explotar el oro. / AFP

El papa Francisco estuvo el viernes en Puerto Maldonado, la Amazonia de Perú, no sólo en plan de peregrinación católica, sino para dejar constancia de su interés porque el mundo se concientice de la urgencia de cuidar el hábitat que nos queda con el dinero que los responsables de su depredación deberán pagar. No lo dijo textualmente el pontífice, pues apenas llamó a los peruanos a amar la tierra, más si se llama Madre de Dios, como el departamento selvático al que fue. “Justicia climática” es una política que, por orden suya, adoptó el Vaticano en alianza con la Organización de las Naciones Unidas, influyentes empresarios y juristas de todo el mundo.

Mientras el papa hablaba con las comunidades indígenas, expertos convocados por la Santa Sede oyeron a voceros que dieron cuenta de la deforestación y el saqueo causado por las mineras que explotan oro. La comisión es liderada por el sacerdote argentino Augusto Zampini-Davies, del Dicasterio de Promoción de Desarrollo Humano Integral y encargado por su paisano Francisco del tema del Amazonas. Junto a él trabajan investigadores como Virgilio Viana, director de la Fundación Amazonas Sustentable, con sede en Manaos (Brasil), y Brenda Brito, investigadora de la ONG Imazon de Brasil. Otro de los invitados fue el fundador y director de la organización no gubernamental colombiana Dejusticia, César Rodríguez Garavito, columnista de El Espectador.

La trascendencia de esta iniciativa nace con el acercamiento estratégico al Vaticano del magnate y filántropo estadounidense de origen húngaro George Soros, quien al final del mandato de Juan Pablo II —el polaco Karol, Wojtyla— dijo en broma y en serio que era “el jefe del papa”.
A través de sus fundaciones empezó a respaldar obras sociales de la Iglesia y, dentro del escándalo de los Wikileaks, se rumoró que los cables diplomáticos estadounidenses planteaban una alianza entre el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, Hillary Clinton y Soros para presionar la salida del conservador papa Benedicto XVI.

Una vez renunció el pontífice alemán Joseph Ratzinger y fue elegido el obispo Jorge Bergoglio (2013), las conexiones de Soros y el Vaticano se reactivaron y luego se intensificaron a través de Jeffrey Sachs, aliado y amigo de Soros y responsable de las iniciativas de desarrollo sostenible de la ONU. Sachs es considerado por medios como CNN y The Economist uno de los economistas más influyentes del mundo. Además es profesor de la Universidad de Columbia en Nueva York.

El encuentro del viernes en la selva peruana se concretó luego de una reunión en la Santa Sede durante los pasados 14 y 15 de diciembre a la que asistieron los principales gestores de Ética en Acción, un foro multilateral religioso, político y jurídico que busca influir a nivel global. En Roma sesionaron a puerta cerrada, en la Pontificia Academia de Ciencias, detrás de la basílica de San Pedro, con el fin de que Ética en Acción cumpla en 2018 sus objetivos de justicia climática.

Expertos de todo el mundo, invitados por el propio Vaticano y por Jeffrey Sachs, trabajaron en el diseño de un plan de acción que incluirá, primero, contactar a las cabezas de las principales multinacionales del mundo para proponerles que participen voluntariamente de las responsabilidades ambientales previstas en el Acuerdo de París desde 2015.

Empezarán con las doce principales compañías de petróleo y gas: Gazprom, Rosneft , ExxonMobil, Petro China, BP, Royal Dutch Shell, Chevron, Petrobras, Lukoil, Total, Statoil y ENI. Si no responden a una carta que les enviarán por estos días, a fin de que reciban a un delegado del movimiento; si optan, como lo han venido haciendo, por evadir el tema, entonces un panel de abogados entablará demandas internacionales en busca de indemnizaciones concretas. Esto incluirá responsabilidades de gobiernos. Para todos, las alternativas son “persuasión moral” y “cooperación” para “una descarbonización rápida y exitosa” o “litigio”.

La carpeta de trabajo que cada invitado conferencista recibió traía en la portada una fotografía del papa Francisco con otro protagonista del proyecto: su paisano, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, rector de la Pontificia Academia de Ciencias y quien presidió el evento junto con Sachs a partir de un documento base: la encíclica por el medio ambiente Laudato Si’, publicada en 2015 y cuya redacción estuvo influida por asesores como Sachs.
Como inspiración escogieron esta cita del documento: “Hoy tenemos que darnos cuenta de que un verdadero enfoque siempre se convierte en un enfoque social; eso debe integrar las cuestiones de justicia en los debates sobre el medio ambiente, para escuchar tanto el grito de la tierra como el llanto de los pobres”.

Escuchar el grito de la tierra y el llanto de los pobres implicaba tomar decisiones específicas frente al medio ambiente y la reparación de las comunidades más afectadas por el cambio climático en todo el planeta, según introdujeron el obispo Sánchez y Sachs, que luego leyeron ponencias sobre “Ética ambiental en Laudato Si’” y “Posibles remedios a la injusticia ambiental”.

Se habló de que la verdadera interpretación del libro del Génesis en la Biblia implica no sólo que el hombre debe dominar el mundo, sino cuidar “nuestra casa común”. Sachs intervino con el análisis “Pérdidas y daños en política internacional”, en el que citó cifras concretas sobre cuánto habría que cobrarles a las grandes industrias extractivas de los países desarrollados. Según él, a los estadounidenses el cambio climático les ha costado US$265.000 millones.

Las discusiones tuvieron la bendición de Francisco, según dijo el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, hondureño y muy influyente en el Vaticano luego de que el papa lo nombrara a la cabeza del grupo de nueve purpurados que trabajan en la “reforma estructural” de la Iglesia católica. Todos entendieron que la cumbre iba en serio cuando el cardenal nigeriano John Onaiyekan dio su emocionada e indignada conferencia titulada “Hacer que las compañías petroleras rindan cuentas en Nigeria”, responsabilizando a la multinacional Shell de un ecocidio en su país.

Hubo tiempo para oír experiencias como la de Colombia, presentada por César Rodríguez Garavito, quien contó sobre las acciones judiciales que lidera Dejusticia para “defender los derechos ambientales”. Y se estudiaron también los casos del “Agua en Israel y Palestina”, detallado por el experto Ram Fishman; “Justicia ambiental en el mundo islámico”, por Shaykh Abdullah Bin Bayyah; “Aumento del nivel del mar y economías de islas pequeñas”, por Dan Galpern, uno de los litigantes medioambientales más reconocidos y quien trabaja con el famoso climatólogo norteamericano Jim Hansen; “El movimiento de desinversión de combustible fósil”, por Erin Lothes; “Contaminación del aire y política de salud global”, por María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y del Ambiente de la Organización Mundial de la Salud, y como “caso especial de estudio”, Virgilio Viana y Brenda Brito, los mismos que estuvieron en Puerto Maldonado para la visita del papa, revelaron su investigación sobre la selva del Amazonas.

Al cabo de los dos días de trabajo, con almuerzo y cena en la misma Santa Sede, se produjeron dos documentos: el pronunciamiento “Ética en Acción y la justicia climática”, donde exponen sus argumentos para liderar una campaña mundial que será revisada de nuevo en octubre en el Vaticano para evaluar resultados de negociaciones y demandas en curso, y la carta modelo dirigida a las cabezas de compañías de petróleo y gas. Los dos documentos los publica íntegros El Espectador más abajo. El sociólogo y abogado colombiano César Rodríguez, contactado por Sachs a raíz del papel de Dejusticia no sólo en Colombia sino en el sur global, hace parte del grupo de análisis jurídico. “Vamos a explorar estrategias para hacer litigio”, explicó, “en busca de establecer la responsabilidad de los mayores contaminantes para que compensen el daño causado”.

Este es un reto político del papa Francisco y por eso decidió que el Vaticano fuera el promotor, a pesar de la resistencia interna de cardenales conservadores que hablan de que el “izquierdismo”, el “peronismo” y el “marxismo” se tomaron la máxima sede del catolicismo y que por ese camino se irá hacia el “libertinaje de género sexual” y la legalización del aborto (Sachs dijo estar a favor del aborto en el libro Economía para un planeta abarrotado). En ese sentido se han publicado artículos en medios de comunicación de católicos radicales, como adelantelafe.com, alertadigital.com, radiocristiandad.com, etc.

Para enfrentar la división política de la Iglesia y darles solidez académica a estas campañas, Francisco vinculó a las academias pontificias, a la Red Religiones por la Paz y a universidades como la de Columbia y la de Notre Dame. También figuran como gestores la Blue Chip Foundation, el Fetzer Institute, la señora Christina Lee Brown (Fideicomisaria Internacional de Religiones por la Paz) y la señora Jacqueline Corbelli. A ellos se suman representantes autorizados de las religiones budista, cristiana, jainista, judía hindú y musulmana.

Hay respaldo de otros cardenales influyentes, por ejemplo Peter Turkson, prefecto de Promoción del Desarrollo Humano Integral, y Giovanni Battista Re, prefecto emérito de la Congregación para los Obispos. Hace un año, en el Vaticano se había realizado una reunión similar, también liderada por Sánchez y Sachs, y el tema central fue cómo apoyar procesos de paz paralelos a proyectos de desarrollo sostenible.

Entonces firmaron la declaración “Paz de Ética en Acción”, donde se anunciaba: “Nuestro objetivo es movilizar a la comunidad científica, académica e internacional”, más allá de las “agendas políticas”, para enfrentar “el riesgo de conflicto exacerbado por pobreza extrema y desigualdad, marginación persistente y exclusión social, y el ritmo alarmante de degradación ambiental. En esta luz, el cambio climático se puede ver como una guerra silenciosa en el planeta, y el Acuerdo Climático de París como un tratado de paz”.

Según los documentos conocidos por este diario, el 16 de octubre de 2017 hubo en la Santa Sede otra sesión del grupo, dedicada a la educación, y contó con la intervención de la directora general de la Unesco, Irina Bokova, quien se declaró aliada y citó palabras de Francisco para destacar que la agenda del Vaticano es coincidente con las apuestas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Se comprometió también con la campaña frente al cambio climático y ofreció el liderazgo de la Unesco en “la educación en el desarrollo sostenible”.

El nobel de economía 2001, el estadounidense Joseph Stiglitz, es otro de los asesores para documentos como el manifiesto medioambientalista del Vaticano “Cambio climático y bien común”, en el que trabajó con Sachs. Ética en Acción consigue cada día más apoyo y más influencia, así rumoren en los pasillos del Vaticano que “se convirtió en el centro de operaciones detrás de la agenda de desarrollo sostenible de la ONU”, por cuenta de la “teología medioambientalista de Francisco”.

Ninguno lo niega. Francisco dijo en 2015 que esperaba que Laudato Si’ fuera utilizada para promover iniciativas globales y Jeffrey Sachs reconoció que la encíclica y el compromiso del papa hicieron posible tanto la aprobación de los Objetivos de la ONU en septiembre de 2015 como el Acuerdo Climático en París en diciembre de 2015.

En los documentos producidos por Sachs se recuerda que en abril de ese año fue la primera gran reunión en la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, “junto con algunos de los más importantes científicos (climatólogos y científicos sociales incluidos) que estudian la Tierra”. Concluyó que “los críticos derechistas del papa están tan equivocados teológicamente como científicamente” y que “la Iglesia es partidaria del maridaje entre la fe y la razón, al menos desde la publicación de la Suma teológica de Santo Tomás de Aquino (1265-74)”.

Sachs reconoce que la Iglesia se opuso a la defensa por parte de Galileo del “heliocentrismo copernicano”, por lo que el papa Juan Pablo II se disculpó en 1992, pero asegura que “muchos ignoran el apoyo de la Iglesia a la ciencia moderna, incluidas muchas contribuciones importantes a la biología, la química y la física por parte de clérigos católicos de importancia mundial”.

¿Qué pretende el papa con todo esto? Sachs anota que “el propósito de Francisco es el de maridar la ciencia moderna, tanto natural como social, con la fe y la moralidad”. ¿Y él? “Se debe utilizar nuestro conocimiento científico, conseguido con gran esfuerzo, para fomentar el bienestar humano, proteger a los vulnerables y a los pobres, preservar los frágiles ecosistemas de la Tierra y cumplir con las generaciones futuras. La ciencia puede revelar los peligros medioambientales causados por la humanidad, la ingeniería puede crear instrumentos para proteger el planeta y la fe y el razonamiento moral pueden brindar la sabiduría práctica en pro del bien común”.

Ante el hecho de que Estados Unidos se retire del Acuerdo de París en 2020, Sachs no oculta el objetivo final: “Vamos a ganar esta lucha contra Donald Trump y vamos a mantener a Estados Unidos dentro del Acuerdo de París”. “Debemos señalar a los que están poniendo en riesgo a la humanidad. Gracias a Dios existe el papa Francisco, porque él puede captar la atención mundial”.

La visita a la Amazonia fue un paso en ese sentido. Los expertos reunidos allí diseñarán un plan para ese pulmón del mundo y el 18 de junio habrá en el Vaticano una cumbre sobre pueblos indígenas. A monseñor Sánchez, el canciller de la Academia Pontificia de Ciencias, nacida de la Academia de los Linces, que admitió al final como miembro a Galileo en 1611, le oyeron decir: “las Naciones Unidas no son el diablo. Más aún, es todo lo contrario”.

LOS DOCUMENTOS

Ética en Acción y la justicia climática

Laudato Si ' nos llama a reparar un mundo lleno de estructuras de injusticia. Podemos señalar los cinco principales retos de la injusticia que amenazan la dignidad humana, perjudican el bien común, subvierten la democracia y ponen en peligro nuestra propia supervivencia y salud debido a la degradación del medio ambiente. Estos son:

·         Promesas globales de los gobiernos que no se mantienen

·         Persistencia de una distribución desigual de los ingresos y la riqueza

·         Redistribución injusta de pobres a ricos

·         Intimidación asociada con el cabildeo corporativo

·         Estados que no aceptan migrantes mientras se suman a la angustia que causan estas migraciones.

Además, por primera vez en la historia, nos enfrentamos a la grave amenaza del cambio climático inducido por el hombre, cuyas dimensiones morales son una característica central del Laudato Si ' y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.

Hemos examinado el reto de la justicia climática a la luz de estas estructuras de injusticia. Reconocemos que la evidencia científica puede atribuir los daños de la degradación del medio ambiente a agentes identificables, como los principales productores de combustibles fósiles y los gobiernos que no regulan las actividades económicas para el bien público. Tal "atribución" contempla la posibilidad de que las acciones humanas hayan causado una pérdida o daño específico. Por ejemplo, los científicos han demostrado que las recientes olas de calor, las precipitaciones extremas y las inundaciones se han hecho más probables (y por lo tanto más frecuentes) debido al calentamiento global causado por los seres humanos. (https://wwa.climatecentral.org/analyses/) .

A su vez, el calentamiento global es el resultado del uso peligroso y sin restricciones de los combustibles fósiles. Como señala el Papa Francisco en Laudato Si' al analizar el clima como un bien común, "varios estudios científicos indican que la mayor parte del calentamiento global en las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos principalmente como resultado de la actividad humana". ( Laudato Si ' , 23). Además, gracias a investigaciones recientes, es posible identificar a las empresas que más han contribuido al aumento histórico del dióxido de carbono ( https://link.springer.com/article/10.1007/s10584-013-0986-y). Por ejemplo, según un estudio ampliamente citado, ExxonMobil y Chevron contribuyeron con el 6.74 por ciento de las emisiones industriales mundiales de CO2 y CH4 entre 1751 y 2010.

Ethics in Action identificó varias formas para abordar la justicia climática. Éstas incluyen acciones públicas para regular las emisiones de CO2 bajo el Acuerdo de París; cambios de comportamiento y actitud por parte de los gerentes de las principales compañías; la inversión responsable de universidades, fundaciones, compañías de seguros, fondos de pensiones, y otros (a veces llamada inversión ambiental, social y de gobernanza); desinversiones en la industria de combustibles fósiles; boicots por parte de los consumidores de empresas que contaminan el medio ambiente con impunidad; desafíos legales al comportamiento de compañías y gobiernos, incluyendo la compensación pagada a quienes sufren "pérdidas y daños" por el cambio climático y otras degradaciones ambientales (como la contaminación del aire y del agua); campañas de concienciación pública dirigidas por líderes religiosos, científicos del clima, ingenieros de energía, funcionarios de salud pública y otros; y otros medios.

Los miembros de Ethics in Action coincidieron en que no existe una única "solución mágica" para superar la injusticia climática. Se deben implementar muchas herramientas y éstas se deben adaptar a las condiciones y necesidades específicas de las diferentes comunidades y partes del mundo. Un esfuerzo comprensivo y efectivo globalmente debe ser ‘de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba’; a través de la persuasión moral y la política pública; y la cooperación, así como el litigio. Todos los caminos serán necesarios, y de manera urgente, dadas las consecuencias graves y potencialmente irreversibles del calentamiento global descontrolado.

En este sentido, Ethics in Action identificó once elementos de acción que llevará a cabo durante 2018 y más allá con el fin de contribuir a las soluciones globales. Para este trabajo, Ethics in Action naturalmente buscará alianzas y participación en foros y procesos globales en las Naciones Unidas y las agencias de la ONU, así como en otros lugares. Ethics in Action informará sobre sus actividades y progresos a fines de 2018, con recomendaciones para nuevos pasos en los próximos años. 

LA CARTA MODELO QUE RECIBIRÁN LAS MULTINACIONALES

Estimado [CEO de Compañía de Petróleo y Gas]

Participamos en Ethics in Action, una iniciativa multirreligiosa liderada por Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, Rector de las Academias Pontificias de Ciencias y Ciencias Sociales, y el Profesor Jeffrey Sachs, Director de la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, en asociación con Religiones por la Paz. Con la encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco como inspiración y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU como el marco de política global, buscamos poner la importancia ética del desarrollo sostenible y el desarrollo humano integral a la vanguardia de las políticas, los negocios y la sociedad global.

Le escribimos dentro del marco de la búsqueda de la Justicia Climática. A la luz del ODS 13 y el Acuerdo de París para combatir el cambio climático, creemos que limitar el calentamiento global a "muy por debajo de 2 grados centígrados" (según lo acordado en el Acuerdo de París) es de vital importancia para el bienestar de la humanidad hoy y en el futuro, así como la integridad de los principales ecosistemas del mundo y la supervivencia de millones de especies.

[Su empresa], como una de las mayores productoras de combustibles fósiles del mundo, tiene un papel importante en la seguridad climática, así como una gran responsabilidad para ayudar a atender a la gran cantidad de personas que ya enfrentan las consecuencias de las olas de calor, las sequías, las inundaciones y otras perturbaciones climáticas. Con base en la evidencia científica, creemos que la transición rápida a emisiones netas cero de gases de efecto invernadero, incluidas las relacionadas con el uso de combustibles fósiles, será crucial para el futuro de la humanidad, y que su empresa debe estar entre los líderes de ese proceso.

Agradeceríamos la oportunidad de, en un futuro cercano, poder dialogar con usted sobre la urgencia del cambio climático inducido por el hombre, el imperativo moral de alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, las responsabilidades de la industria de la energía en esta transición y el rol que su compañía debería asumir en este momento decisivo de la historia. Los miembros de Ethics in Action estarían encantados de reunirse con usted a la mayor brevedad según su conveniencia para discutir el Acuerdo de París en detalle y las responsabilidades de los estados miembros, las grandes empresas, los ciudadanos y las asociaciones empresariales, para el éxito en el cumplimiento de sus objetivos.

Los críticos de la industria del petróleo y el gas a menudo afirman que las principales empresas no tomarán voluntariamente medidas decisivas para descarbonizar el sistema energético del mundo. Esperamos que ellos estén equivocados. Nos gustaría reunirnos directamente con usted para comprender los desafíos, las oportunidades y los obstáculos de su empresa y la industria que pueda percibir en el camino hacia la descarbonización rápida y exitosa.

Agradecidos de antemano, nos gustaría contactar a su oficina para establecer la fecha y la agenda para una reunión. Estamos firmemente convencidos de que el camino hacia el desarrollo sostenible es alcanzable y urgente. Esperamos discutir con usted el camino a seguir.

Firmado,

Marcelo Sánchez Sorondo,  Rector de la Pontificia Academia de la Ciencia

Jeffrey Sachs, Director de la Red de Soluciones Sostenibles de las Naciones Unidas

William Vendley,  Secretario General de Religiones por la Paz (siguen más firmas).

Por Nelson Fredy Padilla / npadilla@elespectador.com

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