Entre brillos y colores, Río de Janeiro criticó la corrupción política en su carnaval

Además de atraer a 1,5 millones de turistas y generar más de 1.000 millones de dólares, la celebración de este año fue una excusa para hablar de la crisis económica y social de Brasil.

/AFP - Carla Solé
12 de febrero de 2018 - 11:46 p. m.
Carl De Souza - AFP
Carl De Souza - AFP

La superestrella drag queen Pabllo Vittar será uno de los principales atractivos este lunes en el segundo día de desfiles del Sambódromo de Río de Janeiro, que este año desempolvó su lado más político para criticar la corrupción y la ola conservadora en Brasil.

La despampanante cantante de larga melena rubia levantará la bandera contra la intolerancia LGBT en el desfile de Beija-Flor, siguiendo la tónica reivindicativa de las presentaciones del domingo.

"Tengo una emoción muy grande porque amo mucho el Sambódromo, forma parte de mi infancia. Estoy realizando un sueño", dijo la artista de 23 años al entrar la madrugada del domingo en uno de los camarotes VIP del Sambódromo. 

Lo cierto es que entre plumas, lentejuelas y bailes sensuales, el "mayor espectáculo de la tierra" expuso buenas dosis de crítica política en su noche de estreno. 

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El presidente conservador Michel Temer apareció retratado como un vampiro corrupto por Paraiso de Tuiuti, y Mangueira, una de las escuelas más tradicionales, lanzó varios dardos contra el alcalde evangélico de Río, Marcelo Crivella, a quien acusa querer aguar esta fiesta de excesos por sus convicciones religiosas.

El exobispo, que cortó a la mitad las subvenciones para el desfile justificándose en la crisis financiera de la ciudad, se fue de viaje oficial a Europa y ninguneó por segundo año consecutivo el famoso espectáculo, siendo el primer edil en faltar a la cita desde que la pasarela se inauguró en 1984.

"Alcalde, pecado es no divertirse en Carnaval", le espetó Mangueira en uno de sus carros alegóricos, donde Crivella era un espantapájaros con una soga al cuello simulando un judas, el muñeco de trapo que se hostiga en Semana Santa en algunas fiestas populares.

La misma noche del domingo, en uno de los "blocos" callejeros más alocados de Río, cientos de personas hicieron una comparsa dentro del céntrico aeropuerto Santos Dumont gritando al unísono dos de las consignas más repetidas en este carnaval: "¡Fora Temer"! y "¡Fora Crivella!".

"Anestesia" para la crisis

Además de atraer a 1,5 millones de turistas y de generar más de 1.000 millones de dólares para esta ciudad prácticamente en bancarrota, el Carnaval da una tregua a las tragedias cotidianas de Río, sumida en una crisis económica y de violencia.

"La gente necesita estas fantasías. Es como si durante el Carnaval todos tomáramos una anestesia", dijo el fisioterapeuta Marcio de Castro, de 53 años, mientras se preparaba para desfilar el domingo con Sao Clemente.

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Sin embargo, la inseguridad de la ciudad no escapa del Carnaval.

El conocido sambista Moacyr Luz denunció que fue asaltado cuando llegaba al Sambódromo y fue incluso despojado del disfraz con el que iba a desfilar.

La crisis económica, no obstante, apenas se notó en la pasarela de la samba, donde las primeras siete de 13 escuelas del llamado Grupo Especial lucieron espectaculares, con disfraces y carros alegóricos con efectos especiales como de costumbre.

Aunque la creatividad para simular el lujo se dejó ver en desfiles como el de Vila Isabel, que encarnó un desfile futurista con un vestuario prácticamente sin plumas, con piezas metalizadas o de plástico.  

Otra buena noticia de la primera noche de desfiles es que culminó sin tener que lamentar incidentes.

Después de los dos accidentes del año anterior, este año hay mayores controles de seguridad: los conductores de los gigantescos carros alegóricos deben pasar tests de alcoholemia antes de entrar en la Avenida Marqués de Sapucaí y el inicio de la pista se restringió exclusivamente a las escuelas y fotógrafos.

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Brasil, un Frankenstein

Con desfiles que acabarán al alba, este lunes será el turno de las seis escolas restantes de la primera división de la samba que, pese al espíritu festivo, llevan un año preparándose duramente para coronarse como campeonas del carnaval.

La noche arrancará con Unidos da Tijuca y su homenaje al artista Miguel Falabella y seguirá con Portela, una de las más populares, que el año pasado compartió el título con Mocidade.

Portela reflexionará sobre la inmigración mediante la historia de los judíos expulsados de Brasil que ayudaron a fundar Nueva York para dar paso a Uniao da Ilha, que homenajeará la gastronomía brasileña.

Luego, la batería "furiosa" de Salgueiro espera dar guerra este año con su desfile dedicado a las mujeres negras.

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Y después de Imperatriz, ya entrada la madrugada, Beija-flor pondrá la guinda final de la jornada con uno de los desfiles más esperados y polémicos de este 2018.

Con Vittar como abanderada, la escuela de Nilópolis se inspiró en la figura de Frankenstein para ilustrar el "monstruo" corrupto, abandonado e intolerante en el que, según su punto de vista, se ha convertido Brasil, exhibiendo políticos de traje y corbata entre rejas.

Por /AFP - Carla Solé

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