Esta comunidad, que vive en las laderas del cañón más profundo de México, de hasta 1.800 metros, ha desarrollado extraordinarios sistemas cardiovasculares, dijo el cardiólogo estadounidense Dale Groom en 1971, describiéndolos como "los espartanos modernos" y estimando entonces su población entre 30.000 a 50.000 personas (cifras aún actuales).