“Tenemos que empoderar a las mujeres en sus derechos”: María Carolina Espitia

La abogada trabajó junto a la Fundación Natalia Ponce de León en ‘La vida renace’, un proyecto que busca visibilizar los estereotipos de género que perpetúan la violencia.

Por Diana Franco Ortega/ @dianafortega

25 de noviembre de 2019

María Carolina Espirita, abogada de la Universidad Externado de Colombia.  / Foto: Archivo Particular.

María Carolina Espirita, abogada de la Universidad Externado de Colombia. / Foto: Archivo Particular.

Para esta abogada de la Universidad Externado de Colombia, una clase de género, en el último año de su carrera, fijó el rumbo de su profesión. Desde ese momento ha volcado su ejercicio profesional hacia los derechos humanos y las formas de violencia contra las mujeres y las niñas en lo público y lo privado. 

“Cuando uno se reconoce privilegiada dentro de una sociedad como la nuestra, eso viene con una responsabilidad. Esa responsabilidad significa, en mi caso, sensibilizar en temas de género y empoderar a las mujeres en sus derechos; acompañarlas y asesorarlas de la manera más indicada, sin revictimizarlas.  Esa es una responsabilidad que tengo, no solo por el hecho de ser mujer, sino por ser abogada en un contexto tan violento como el colombiano”. 

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Antes de obtener su título, María Carolina ya estaba vinculada con la Fundación Natalia Ponce de León para asesorar y acompañar a mujeres víctimas de ataques con agentes químicos. También hizo parte de la campaña ‘La vida renace’ (desarrollada con el apoyo de USAID y ACDI/VOCA), que la llevó a visitar 10 municipios de Colombia para compartir el testimonio de Natalia y hacer un trabajo de sensibilización sobre las violencias de las que son víctimas las mujeres, sus causas y las rutas de atención a las que pueden acceder. Se instalaron cinco semilleros con los que han alcanzado a más de 1.500 personas.

'La vida renace' busca visibilizar la violencia para promover el conocimiento y una cultura de paz y reconciliación en Colombia. 

¿Qué son los estereotipos de género?

Los estereotipos de género hacen referencia a la construcción social de lo que deben ser las mujeres y los hombres, en razón a sus funciones físicas, biológicas, sexuales y sociales. Estas ideas no tienen ningún tipo de justificación y cambian con el tiempo, las culturas y las sociedades. Pero, tradicionalmente, sobre las mujeres han recaído una serie de estereotipos que generan unas formas de violencia específica. Por ejemplo, en las relaciones de pareja, muchas mujeres permanecen en ciclos de violencia porque nos han hecho creer que “la mujer debe mantener la unidad familiar” o “los trapos sucios se lavan en casa”, y esto hace que se normalice la violencia psicológica, física, sexual y económica. 

¿Cuáles son los factores que contribuyen a la violencia contra las mujeres y las niñas?

La discriminación y la desigualdad de género son las causas estructurales de la violencia contra ellas. Hay muchos factores que contribuyen a aumentar el riesgo de las mujeres a ser víctimas de algún tipo de violencia, como, por ejemplo, las disparidades económicas, educativas y laborales entre hombres y mujeres en una relación de pareja, la inseguridad de las mujeres en escenarios privados y públicos, y la falta de judicialización y sanción de los delitos que constituyen formas de violencia contra las mujeres, entre otros.

Cuándo hablamos de prevenir la violencia contra las mujeres y las niñas, ¿a qué nos referimos exactamente?

Para entender la prevención, lo primero que debemos saber es que la violencia contra las mujeres y las niñas se encuentra relacionada con las discriminaciones por razones de género. Por lo tanto, su prevención debe ir enfocada a eliminar los estereotipos de género. 

 

 

¿Cuál es la situación actual en el ámbito de la prevención en Colombia? 

Desde mi punto de vista, los esfuerzos están más orientados a la atención de mujeres víctimas que a buscar más formas de prevención, porque es una necesidad atender a tantas mujeres que han sido víctimas de violencia en Colombia. Actualmente se han hecho esfuerzos valiosos, como la difusión de campañas educativas y de sensibilización, y existe un avance en temas de violencias contra las mujeres en distintas instancias, sin embargo, creo que nos falta apostarle mucho más al tema.

A qué se le debe dar prioridad a la hora de tomar medidas en contra de la violencia de género. ¿A la prevención o a la respuesta efectiva del sistema judicial?

Ambas cosas son muy importantes, pero si la prevención fuera lo suficientemente buena, no habría necesidad atender a las mujeres víctimas de violencia. Lo ideal sería que la prevención fuera efectiva y que lográramos eliminar sus causas estructurales. El problema es que los estereotipos de género llevan mucho tiempo instaurados en la sociedad, han sido reproducidos por generaciones. Dado que el escenario es ese, también es fundamental lograr una respuesta institucional efectiva para brindarles apoyo a través de una ruta de atención integral. Y es clave una respuesta social, para crear una conciencia colectiva frente al fenómeno de la violencia contra las mujeres y de los estereotipos que las causan. 

¿Cuáles son las estrategias de prevención más eficaces?

En temas de prevención es muy importante empezar con las niñas y los niños a temprana edad. La educación en los colegios tiene que incluir un enfoque de derechos humanos con perspectiva de género. Cuando se habla de igualdad de género, parece que se tratara de un tema para personas adultas y realmente no es así: los niños y las niñas tienen que aprender en su desarrollo todo lo relacionado con temas de igualdad, de respeto, de tolerancia. Esto permitirá educar hombres menos violentos y mujeres mucho más empoderadas, que crezcan desligados de las construcciones estereotipadas y machistas sobre lo que es ser mujer y hombre. 

 

 

Movimientos como Me Too han puesto sobre la mesa discusiones como la normalización de las formas de acoso. El límite entre lo que es acoso y lo que no, a veces, no lo tenemos claro...

Es clave saber que existe una línea llamada consentimiento. Cuando no hay consentimiento hay una forma de violencia sexual, que puede constituir acoso u otras formas de violencia, que actualmente están consignadas en la Ley 1257 del 2008. Sin embargo, esta requiere modificaciones porque tiene unas exigencias legales que muchas veces no permiten que se tipifique como tal el delito de acoso sexual. Una de ellas es que exige, por ejemplo, una jerarquía, cuando no existe o no es tan visible, es muy difícil que se tipifique como acoso.  Ahí tenemos una oportunidad de mejorar la ley, ampliando el espectro en temas de acoso sexual, la comprensión de lo que significa y de cómo la tecnología ha llevado a muchas más formas de acoso. 

Parece que las leyes para proteger a las mujeres y a las niñas existen, sin embargo, no siempre se ponen en práctica. ¿A qué se debe esto?

El problema es que tanto las instancias administrativas como las judiciales siguen reproduciendo los estereotipos de género; por eso es tan importante la sensibilización sobre las normas existentes en las comisarías de familia, la fiscalía, el juez, el ministerio público, la defensa y el representante de las víctimas, entre otros, para poderles dar la aplicabilidad que se necesita. Ahí tenemos mucho trecho por recorrer todavía, a pesar de que cada vez hay más consciencia  del tema de la violencia contra las mujeres en la institucionalidad.

Como abogada, ¿cuál es la intervención legal que realiza con una víctima de violencia?

En términos legales, lo primero que yo hago cuando asesoro a una víctima de violencia es escucharla. Muchas veces, esta no ha tenido la posibilidad de que alguien la escuche sin ser juzgada por lo que está contando, o recibe comentarios estereotipados que muchas veces terminan por revictimizarla. Luego viene algo fundamental y es darle a conocer a la mujer sus derechos: a dónde puede acudir, cuál es la ruta de atención y las entidades que la pueden atender. Además, como abogada, puedo apoyarlas en la elaboración de documentos, como una tutela o un derecho de petición, y representarlas ante las distintas instancias administrativas y judiciales. Es muy importante hacerles saber que cuentan con unas herramientas, pero el primer paso es el empoderamiento, para que decidan denunciar o hacer parte de la ruta. Necesitamos que las mujeres denuncien para que se visibilice la problemática.

 

 

¿Cuáles formas de violencia representan para la justicia los mayores retos?

Todas aún representan muchos retos, solo que hay formas mucho más visibles que otras. La violencia física y sexual es más evidente y reconocida. En cambio, cuando hablamos de violencias un poco más invisibles, como la psicológica, la económica o la patrimonial, es más difícil que las autoridades las reconozcan. El reto más grande es concientizar que esas también son formas de violencia y que están en la ley.

¿Cuál es la realidad de las mujeres víctimas de violencia de género en las zonas rurales del país?

Con la campaña ‘La vida renace’, en la que trabajé junto a la Fundación Natalia Ponce de León, pudimos llegar a lugares donde muy poca gente llega a hablar de estos temas. En esta experiencia nos dimos cuenta de que muchas mujeres no identifican las formas de violencia y no son conscientes de que efectivamente son víctimas de ellas, por lo que continúan normalizándolas y justificándolas. Además, no conocen las rutas de atención, no saben a dónde ir, ni sus derechos. Por supuesto, también ocurre que son zonas con contextos diferentes y en donde estas violencias se exacerban. 

En ese sentido, ¿es correcto decir que las mujeres con más privilegios están menos expuestas?

Aunque hay factores que exacerban la violencia, el tema es transversal a las condiciones de todas las mujeres. Independientemente de la clase social, el color de la piel o la religión, todas estamos expuestas a sufrir todas las formas de violencia. Dudo mucho que una mujer pueda decir que nunca ha sido violentada de cualquier forma, porque la verdad es que el patriarcado no discrimina. 

¿La participación de las mujeres en distintas estancias sociales favorece la creación de políticas públicas en contra de la violencia de género?

Es fundamental que exista participación de mujeres, sin embargo, el hecho de que lleguen mujeres a las distintas instancias no garantiza que vayamos a estar representadas completamente. Nosotras también tenemos que formarnos con enfoque de género, para representar y defender nuestros derechos y poder crear políticas públicas donde todas estemos incluidas.

 

Fuente: Fundación Natalia Ponce de León.

Por Diana Franco Ortega/ @dianafortega

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