Cerca del mediodía los municipios de Cerro Navia y Pudahuel registraban un índice de concentración de 308 y 266 microgramos de partículas nocivas por metro cúbico de aire, respectivamente, muy por arriba del límite de 100 aceptado por las regulaciones ambientales.
En la ciudad no se miden las partículas más pequeñas, cuando se haga, los episodios de emergencia ambiental se incrementarán notoriamente. La del domingo es la séptima emergencia ambiental que vive la ciudad desde el 30 de mayo.
El Gran Santiago, donde viven seis de los 16 millones de chilenos, se ubica en un valle rodeado de un cordón montañoso que impide la buena ventilación, a lo que suma el incremento del uso del petróleo en las industrias y la leña en las chimeneas, provocando un nube gris que se estaciona sobre las cabezas de los santiaguinos.
La Gobernación de Santiago ordenó la paralización del 60% de los vehículos sin convertidores catalíticos y el 20% de los automóviles más modernos, sumando 360.000 del 1,2 millones de autos y autobuses de la capital.
Los convertidores catalíticos son un aparato que disminuye las emisiones de contaminantes de los vehículos y su uso se hizo obligatorio hace unos 15 años.
El gobierno convocó a un panel de expertos para mejorar los sistemas de medición ambiental, ya que los actuales arrojan índices con varias horas de atraso, lo que deja a las personas respirando un aire demasiado sucio por varias horas.
También se analiza la posibilidad de aumentar a un 40% la restricción a los vehículos catalíticos en episodios de alta contaminación.