Copa menstrual: uso, ventajas y desventajas

Nataly Sarmiento y Eliana Santana son dos amigas que comenzaron a utilizar la copa menstrual hace cinco años y tras descubrir todos los beneficios que tenía, decidieron compartir su conocimiento. Son las encargadas de distribuir, educar y acompañar a muchas mujeres con el uso de métodos sostenibles.

Lucety Carreño Rojas / @LucetyC
08 de marzo de 2018 - 03:33 p. m.
El tamaño de la copa varia de cada mujer por lo que es importante conocer las características del cuerpo: estatura, contextura y estilo de vida. / Cristian Garavito - El Espectador
El tamaño de la copa varia de cada mujer por lo que es importante conocer las características del cuerpo: estatura, contextura y estilo de vida. / Cristian Garavito - El Espectador
Foto: Cristian Garavito / El Espectador

Hablemos de nosotras. De nuestra educación y salud sexual, pero también invitemos a los hombres a que conozcan cómo funciona nuestro cuerpo. Estamos en una época de cambios en la que la prioridad es empoderarnos, explorarnos y amarnos. Hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una oportunidad perfecta para hablar de lo que nos importa, de lo que nos beneficia y de cómo desde nuestro ciclo menstrual podemos generar un cambio mundial incluyendo al medio ambiente.

Nataly Sarmiento escuchó hablar de la copa menstrual hace cinco años. Sin embargo, le dio asco, se escandalizó y dejó el tema. Un día vio una foto que publicó una mujer a la que admiraba en Instagram con la copa menstrual y se motivó a usarla, pero conseguirla en Colombia era muy complicado y costoso. Pidió que le trajeran una, cuando la tuvo en sus manos la miraba una y otra vez, sorprendida porque un artefacto en forma de embudo que le cabía en la mano llevaría su ciclo menstrual mes a mes. “En mi búsqueda di con Me Luna y me sentía feliz y súper ansiosa de tenerla en mis manos. Llegó la copa a mi casa y la destape cuál niña pequeña... No me cabía la emoción”. Leyó el instructivo muchas veces y empezó un proceso de exploración y descubrimiento con su cuerpo.

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La primera vez que la usó lo hizo en la ducha mientras se bañaba. Se relajó, aunque seguía sangrando no se alarmó y con paciencia lo logró. “Quería llevar mi copa al límite así que subí y baje escaleras, salté como loca por toda la casa, hice abdominales y espere sólo dos horas para revisar mis cuquitos porque pensaba que se iba a desbordar la sangre. Sorpresa: estaba sin una sola mancha. Lo había logrado”.

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Sarmiento lo logró en su primer intento, pero hay mujeres que duran hasta seis ciclos menstruales intentándolo, hasta que lo logran. “Exploré mi cuerpo, conocí como era realmente mi período, supe que no era desagradable, ni que producía ningún mal olor. Mi tarea: que todas las mujeres la conocieran”.

La chef de profesión decidió compartir su descubrimiento con todas las mujeres a las que le fuera posible. En especial, con Eliana Santana, su amiga de toda la vida y a quien conoció a los seis años en la iglesia a la que asistían. La copa menstrual fue la oportunidad perfecta para reencontrarse, pues al crecer sus vidas tomaron caminos diferentes, Santana se dedicó al trabajo social y Sarmiento a la gastronomía.

Santana quedó encantada con el producto por su economía, duración (entre 8 y 10 años) e impacto ambiental. Desde hace tres años decidieron distribuir Me Luna, una marca alemana que desde el 2009 se encarga de la elaboración y comercialización de copas menstruales, fabricadas con TPE, un termoplástico medicinal, con altos estándares de calidad. En Colombia, los productos cuentan con los certificados de ISO 9001 y la aprobación del Invima.

“La copa representa un cambio inmenso en la mujer y en el planeta. Te conectas contigo misma porque hablar de menstruación en nuestra sociedad es muy difícil. Muchas chicas ni siquiera saben de qué se trata el ciclo menstrual”, cuenta Sarmiento.

Sarmiento y Santana estaban cansadas de los conceptos técnicos acerca de la menstruación y desde su emprendimiento y sus conocimientos “buscamos la base del reconocimiento propio y el reconocimiento femenino, ese es nuestro enfoque. No solo distribuir copas menstruales porque más allá de venderlas es conectar a las mujeres con su interior”.

A las dos les apasiona el tema y les encanta lo que están haciendo, pero el objetivo para este año es llegar a las cárceles de Colombia. Algunas de las reclusas se les complica el tema de conseguir una toalla, protector o tampón dentro de las prisiones. “Nuestro proyecto va a largo plazo, hasta poder llegar a comunidades que realmente lo necesiten. Queremos conseguir los recursos para hacer donaciones de copas menstruales a esas comunidades. Lo que queremos va en grande y con la mano de Dios, lo vamos a lograr porque es un propósito que tenemos y estamos trabajando muy duro para ello”.

El primer paso con el proyecto en las cárceles es educarlas y empoderarlas desde su ciclo menstrual con talleres de reconocimiento propio y período sostenible.

Aunque este producto se ha convertido en algo muy popular, muchas mujeres lo siguen desconociendo o las que ya lo han oído siguen con los tabúes y el asco por el contacto con la sangre y la forma de uso. Para eso vamos a explicar qué son, cómo se usan, los beneficios y desventajas.

Cristian Garavito - El Espectador

¿Qué es una copa menstrual?

Para empezar, la copa menstrual no es algo nuevo. Existen desde 1800, pero fueron conocidas en 1930 y tuvieron varias patentes, entre esas Leona Chalmers. Sin embargo, sus materiales eran muy rudimentarios.

La copa es un artefacto en forma de campana que se inserta en la vagina y tiene la función de recoger el flujo menstrual durante el período. El dispositivo es reutilizable y tiene una vida útil de 8 a 10 años. Las primeras copas fueron hechas con látex, pero el material generaba algunas alergias, luego con silicona y hoy en día se fabrican con TPE, termoplástico medicinal, una clase de polímeros de fácil uso y fabricación.  

Por esas épocas nacieron las toallas higiénicas y los tampones, la publicidad y las grandes compañías se encargaron de posicionarlas en el mercado mundial. Hasta ahora, cuando las mujeres nos hemos empoderado, queremos cuidar nuestro cuerpo, decidir cómo llevar nuestro ciclo, quitar los tabúes y crear conciencia ambiental. (Lea: Cinco mitos y verdades sobre la copa menstrual)

¿Cómo se usa?

La copa se debe esterilizar en agua caliente antes y después del ciclo menstrual durante cinco minutos en un recipiente de acero inoxidable o en un vaso plegable de silicona que se puede meter al microondas. La mujer debe estar relajada para que se la pueda introducir dos o tres centímetros dentro de la vagina. Si es necesario, puede utilizar lubricantes naturales a base de agua.

Al comienzo, se la puede retirar cada tres o cuatro horas, la sangre se vierte en el inodoro o lavamanos y con las manos limpias, se enjuaga y se vuelve a insertar. Después se puede cambiar cada 12 horas.

Algunas mujeres cambian de copa cada 6 o 7 años porque ya no les gusta cómo se ve o porque pierde su capacidad elástica. Empresas como Me Luna las fabrican de colores y formas como neón, morado, verde, transparente, entre otros. Por eso, una vez al año, se recomienda dejarla durante ocho horas en agua oxigenada para disminuir las manchas producidas por el hierro que contiene la sangre.

Ventajas

Salud: Algunos absorbentes tienen agentes que no son saludables para nuestro cuerpo debido a que producen bacterias. La copa al ser biocompatible no les ofrece un ambiente adecuado a esos microbios. Y tampoco altera el PH natural.

Economía: El precio de una copa oscila entre los $70.000 y $120.000. Depende de la marca y se puede pensar que es más costosa que los desechables, pero no es así. El ahorro es a largo plazo. Un paquete de toallas de 10 unidades puede costar entre $10.000 y $15.000, se recomienda cambiar cada tres 3 o 4 horas. La cantidad de toallas que las mujeres utilizan varia de la duración del ciclo menstrual. Durante una regla de 5 días, una mujer gastaría alrededor de 30 compresas. Es decir, $30.000 aproximadamente.

Entre tres y seis meses se recupera la inversión de la copa, va a durar de 8 a 10 años, dependiendo el cuidado.

Impacto ambiental: los desechables desaparecen de la tierra en un promedio de 500 años porque no están hechos de materiales biodegradables. Con el uso de la copa se reduce la contaminación ambiental que mes a mes generamos. Además, de los plásticos y las cajas en que vienen envueltos.

Tamaños: todas somos diferentes y nuestros ciclos menstruales también. Existen marcas que pensaron en esas necesidades y manejan una alta gama de tallas y texturas. Hay copas pequeñas, largas y con distintos tipos de agarre.

Para conocer el tamaño de la copa para cada mujer es importante conocer las características del cuerpo: estatura, si es virgen o no (existen modelos para menores de 18 años y vírgenes para que no afecte el himen), contextura y estilo de vida.

Conexión con el cuerpo: cuando se empieza a usar, la mujer entra en una fase de exploración en la que tiene que conocer su cuerpo para saber si esta bien ubicada y para extraerla. Eso permite que conozcan la cantidad de sangrado y se quiten tabúes.

Desventajas

Baño público: uno de los mayores miedos es entrar a un baño público en el que no esté en el mismo espacio el inodoro y el lavamanos. Una recomendación: llevar una botella de agua. En caso de que esté en el baño de un centro comercial, puede tirar la sangre en el inodoro y con el agua de la botella hacer el lavado.

Dificultad para aprender a usarla: puede que a algunas mujeres les tome más tiempo aprender a utilizarla y dejar a un lado el miedo a mancharse o la incomodidad, pero todo es cuestión de práctica.

Esponja marina: está fabricada a base de algas marinas y tiene la función de absorber. Sue vida útil es de cinco meses. Es decir, cinco ciclos menstruales. Sin embargo, el contacto con la sangre es aún más directo. Luego de su uso, se puede sembrar en un árbol para que empiece su proceso de descomposición natural.

Toallas de tela: son de uso diario, como un protector, con la diferencia de que no tiene geles absorbentes y es perfecta para el proceso inicial con la copa.

Santana y Sarmiento seguirán con su tarea de educar, generar cambios, romper tabúes que giran en torno a la menstruación y mostrarla como lo que es: algo natural.

Por Lucety Carreño Rojas / @LucetyC

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