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Con una caída de 108 metros de altura, la cascada del Edificio Internacional Liebian, ubicado en la ciudad Guiyang, sudoeste de China, es considerado por su dueño como el salto de agua artificial más grande del mundo.
A pesar de que este rascacielos es una obra arquitectónica sorprendente, ha generado muchas críticas debido a los costes que genera bombear el agua de la cascada.
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Transportar el líquido hasta la parte superior para que luego caiga, tiene un costo de US120 por hora. Por tal motivo, desde hace dos años que se terminó la obra de la cascada, solo se ha encendido seis veces en ocasiones especiales.
La cascada se nutre a partir del agua lluvia y subterránea que es recogida en grandes tanques y es movida gracias a cuatro bombas de 185 kilovatios de fuerza. Para activarlo se requieren dos horas de preparación.
El edificio, que alberga un centro comercial, oficinas y un hotel de lujo, continúa en obra y tiene una altura de 121 metros. Los arquitectos encargados de su construcción es el Ludi Industry Group y explican que la cascada rinde homenaje a la geografía de la región china, que cuenta con 18 caídas de aguas naturales en total, la mayor concentración en todo el mundo.
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Sin embargo, la extravagancia y los costos que implica esta caída de agua ha generado críticas por parte de la población china que afirma que es una pérdida de dinero.
El Edificio Internacional Liebian no es el único en China foco de críticas. En los últimos años, gracias al crecimiento económico, ha habido un boom de construcción en el país en el que se han edificado obras extravagantes con una gran inversión pública y de accionistas.
Unos de estos son la sede central de la emisora estatal de China Central Television, ubicada en Beijing, que tiene un diseño que se ganó el apodo de The Big Underpants, por su parecido con una pelvis. También, el edificio del periódico People´s Daily, en la misma ciudad, lo criticaron por su semejanza con un pene.