¿Es real la adicción a las redes que sufren los famosos?

Aunque los expertos debaten sobre si es adecuado usar el término adicción para referirse al uso excesivo de redes sociales, muchos famosos han tenido que cerrar sus cuentas por el impacto psicológico que han sufrido por cuenta de dichas plataformas digitales.

Redacción actualidad
27 de marzo de 2017 - 07:00 p. m.
Facebook/Archivo
Facebook/Archivo

En el libro 'Es complicado: las vidas sociales de los adolescentes en red', publicado por la Universidad de Yale, la experta en redes sociales Danah Boyd hace énfasis en que no existe un acuerdo sobre si el uso excesivo de internet se puede considerar una adicción o si es un síntoma asociado a otras patologías.  

Lo cierto es que las redes sociales han cambiado la forma en la que nos comunicamos y muchos expertos han estudiado su relación con problemas como la depresión, la baja autoestima y la ansiedad.

Recientemente, la cantante estadounidense Selena Gómez habló sobre las consecuencias que el uso excesivo de la red social Instagram trajo para su salud mental. A la fecha, Gómez cuenta con 115 millones de seguidores en la plataforma para compartir fotografías y, sin embargo, el hábito de alimentar de contenidos su cuenta terminó siendo abrumador:

"En cuanto me convertí en la persona con más followers de Instagram, me asusté bastante. (…) Se convirtió en algo que me consumía. Era el motivo por lo que me levantaba y acostaba cada día. Era una adicta, y sentía que estaba viendo cosas que no quería ver, como si estuviera metiendo cosas en mi cabeza que en realidad no quería que me importaran. Siempre termino sintiéndome fatal cuando miro Instagram".

Además de agrandar la fama de las celebridades, las redes sociales también sirven para crearlas. En esa categoría se encuentra Essena O´Neill, una joven australiana que, igual que Selena Gómez era una usuaria asidua de Instagram, y llegó a convertirse en un fenómeno gracias a las fotos que compartía la red social.

A finales de 2015, la O´Neill anunció el fin de su exitosa carrera en redes sociales con una foto que llevaba la siguiente leyenda:

"Para ser realistas, he pasado la mayor parte de mi vida siendo adicta a las redes sociales, la aprobación social, el estatus social y a mi apariencia física. Estaba consumida por ello. ¿Cómo podemos darnos cuenta de nuestros propios talentos si no dejamos de fijarnos en los demás?"

Casi al mismo tiempo, la modelo australiana anunció la creación de “Let´s be game changers”, un portal web que pretendía funcionar como una red social pero sin la opción de darle “me gusta” al contenido de otros usuarios y en la que tampoco se podría medir la cantidad de visitas que recibía un post.

Un poco más de un año después del cierre de su cuenta, O´Neill dice estar trabajando en una autobiografía y alejada de las redes sociales. A pesar de esto, y aunque todas sus publicaciones fueron borradas, al poco tiempo su cuenta en Instagram volvió a estar activa y cuenta con un único post en el que se lee “Me gusta más tu versión real que la de Instagram”.

Las despedidas de las redes sociales duran poco y la mayoría de las veces no son definitivas. Casos como los de O´Neill o el de la actriz y cantante Demi Lovato, que en junio de 2015 anunció su retiro de las redes para volver a abrir sus cuentas de Twitter e Instagram apenas 24 horas después, han despertado el interés de los investigadores.

En un estudio publicado por la revista Social Media+ Society se trató de establecer por qué es tan complicado perseverar en la decisión de mantener cerradas nuestras redes sociales. Los datos de la investigación fueron recogidos a través de “99 days of freedom”, una iniciativa que buscaba que las personas dejaran de usar Facebook durante un poco más de tres meses.

La investigación determinó que las personas que experimentaban una mejoría en su estado de ánimo después de haber dejado Facebook tenían más probabilidad de volver a abrir sus cuentas. Lo mismo sucedía con aquellos que justifican su uso excesivo de la red social diciendo que se sufrían una “adicción”.

Por otro lado, el estudio mostró que quienes sentían que sus actividades estaban siendo monitoreada a través de Facebook, o tenían otras cuentas en redes sociales como Twitter, eran menos propensos a reactivar sus cuentas en Facebook una vez habían tomado la decisión de cerrarlas.

Por Redacción actualidad

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