Indigestión, que no se le vuelva una pesadilla

Comparta los buenos momentos de fin de año sin preocuparse por la indigestión, pesadez o llenura. Tome las precauciones necesarias.

Redacción Especiales *
03 de diciembre de 2018 - 01:06 a. m.
Getty Images
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Casi todas las personas han tenido indigestión alguna vez. Es una sensación de incomodidad o un ardor en la parte superior del abdomen. Puede tener acidez o eructos, sentirse hinchado, con náuseas  y ganas de vomitar.

Según el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos, la indigestión puede ser consecuencia de comer mucho o demasiado rápido, ingerir alimentos grasosos o comer en momentos de estrés.

Fumar, beber demasiado alcohol, consumir algunas medicinas, el cansancio excesivo y el estrés continuo también pueden causar indigestión o empeorarla. Algunas veces, la causa es un problema en las vías digestivas, como una úlcera o una enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE).

Por esta época de diciembre, con novenas, reuniones con amigos, Navidad y Año Nuevo, la indigestión puede aumentar, ya que estas festividades tradicionalmente vienen cargadas de excesos de comida o bebidas que pueden causarle malestares estomacales o trastornos en el sistema digestivo. Según Accounter, la indigestión es la segunda causa de ausentismo laboral breve y en la mayoría de los casos es producida por exceso de comida.

En América Latina el 31,3 % de personas han experimentado síntomas de regurgitación o reflujo. Según el doctor Carlos Fernández Newball, asesor médico de Bayer, “es muy común a fin de año tener pacientes con distintos grados de molestia, por alteraciones del funcionamiento en el aparato digestivo, como reflujo, pesadez o llenura”.

Síntomas más comunes

“Las personas suelen sentir un gusto ácido o sabor amargo en la boca, las llamadas agrieras. Son una especie de ardor o quemazón que sube hasta la boca, generalmente se produce después de comer y al acostarse. Los pacientes que presentan esta patología sienten plenitud gástrica, es decir llenura”, asegura el doctor Fernández Newball.

El especialista también señala que si la acidez es muy frecuente puede provocar enfermedades a largo plazo, entre ellas está el síndrome de Barret, que se da cuando la acidez acaba con las células que recubren las paredes del esófago y el organismo se ve obligado a hacer un cambio anormal reemplazándolas por otro tipo de células más resistentes al ácido. La acidez también puede llegar a causar cáncer de esófago e incluso si no es tratada a tiempo puede complicarse seriamente.

Sin embargo, la indigestión o pesadez también puede ocurrir luego de una comida liviana. Los síntomas de una mala digestión son eructos frecuentes, zona abdominal hinchada, mareos, flatulencias, cansancio, vómitos e incluso diarrea o estreñimiento. 

La resaca es un grupo de síntomas desagradables que se presentan después de ingerir una gran cantidad de alcohol. Si bien son malestares incómodos, en la mayoría de casos estos síntomas pasan por sí solos, aunque pueden durar hasta 24 horas.

¿Cuándo una resaca puede ser grave?

El exceso de alcohol también es una de  las constantes en fin de año y muchas veces no nos imaginamos lo delicado que puede ser para nuestra salud.

Algunos de los síntomas son cansancio y debilidad, sed y sequedad de boca excesivas, dolores musculares y dolores de cabeza, náuseas, vómitos y dolor estomacal, mal dormir o sueño de mala calidad, más sensibilidad a la luz y al sonido, mareos o sensación de que la habitación gira, temblores, menor capacidad de concentración, alteraciones del estado de ánimo, como depresión, ansiedad e irritabilidad y taquicardia.

¿Cuándo es una urgencia?

Según expertos de la Clínica Mayo, los signos y síntomas más graves que acompañan al consumo excesivo de alcohol pueden apuntar hacia una intoxicación alcohólica, de tipo urgencia médica que pone en riesgo la vida.

Llame a emergencias si la persona que estuvo bebiendo presenta confusión, vómitos, convulsiones, respiración lenta (menos de ocho respiraciones por minuto), respiración irregular (una pausa de más de diez segundos entre las respiraciones), piel de color azulado o pálido, temperatura corporal baja (hipotermia), dificultad para mantenerse despierto o desmayo (pérdida del conocimiento) e imposibilidad de despertarla.

Por Redacción Especiales *

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