La bebé negra que fue reemplazada por una blanca cuando sus padres adoptivos la conocieron

Los padres de Amy Roost, de raza blanca, adoptaron a otra bebé antes que a ella. Al ver que era afroamericana, decidieron no recibirla en su hogar. Años después, ambas se reencontraron.

El Espectador con información de New York Times
08 de diciembre de 2017 - 11:55 p. m.
Imagen de referencia / Pixabay
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Amy Roost creció en los suburbios de Chicago, EEUU, con sus padres adoptivos y sus dos hermanos, también adoptados. Un día, le contó al New York Times, mientras los chicos jugaban fútbol en el patio trasero de la casa, que uno de ellos le tiró la pelota tan fuerte que la hizo llorar. “Nuestra otra hermana era una verdadera niña”, le dijo uno de los muchachos. Amy, confundida, nunca había escuchado sobre la existencia de otra hermana.

Después del suceso, Roost salió corriendo a preguntarle a su madre sobre lo que le había dicho su hermano. “Escucha atentamente porque solo voy a contarte esta historia una vez”, le respondió su madre, recuerda Amy en entrevista con este medio. Finalmente, la señora Sandberg, su mamá, le confesó que, años atrás y alimentada por las tensiones raciales de la época, la familia tomó una elección que aún la estremece: devolvieron a una bebé adoptada porque nació negra.

Cuando ella y su esposo, el señor Sandberg, decidieron tener un tercer hijo, encontraron a una mujer que buscaba dar a su recién nacida en adopción. La bebé, a quien la pareja planeaba llamar Rebecca, nació en 1962. Al llegar a su nuevo hogar, los Sandberg se sorprendieron cuando vieron que era una niña de color.

Inmediatamente, el hombre, que hoy tiene 89 años, pensó “Dios mío, ¿cómo vamos a criar a un niño en este vecindario con la forma en que las personas se sienten sobre esto?”. Lea también: ACNUR denuncia "patrón" de asesinatos de líderes indígenas y afrocolombianos

Resulta que, como en muchos suburbios estadounidenses de mediados del siglo XX, poblados prácticamente por familias únicamente blancas, los residentes de Deerfield, lugar en el que habitaban, querían proteger un orden racial y atacaban a quienes defendían los derechos de los afroamericanos con amenazas e insultos.

A pesar de que el señor Sandberg tenía ascendencia judía y sentía simpatía por los grupos minoritarios perseguidos, en ese momento solo se le cruzaron por la cabeza las burlas racistas y las complicaciones que podía traerle a la niña crecer en esas circunstancias. 

Su esposa protestó y lloró. Pero no pudo conmover al señor Sandberg. Juntos devolvieron a la bebé afroamericana.

Unos meses más tarde, adoptaron a una niña blanca recién nacida y la llamaron Amy.

La señora Sandberg, que murió de cáncer en 1997, mantuvo diarios en los que plasmó sus sentimientos por la niña que abandonaron cada mes de abril, la fecha de su nacimiento. Según Roost, la familia nunca hablaba de lo que había sucedido. 

El encuentro

Amy Roost, que ahora tiene 55 años, está casada y es periodista independiente. En el 2012, cuando Trayvon Martin, un adolescente negro, fue asesinado en un vecindario en Florida, recordó de nuevo a su hermana perdida. Utilizando sus habilidades para obtener información, se puso en la tarea de investigar sobre la mujer a la que sus padres habían renunciado. 

En el 2015 se encontró con Angelle Smith, el nombre actual de quien fue la bebé de raza negra rechazada por los Sandberg. Cuando se vieron, no hubo tensión ni malestar. Ambas se sintieron muy bien al respecto, según le contó Amy a New York Times. Eso es porque, después de que los Sandberg la abandonaron, Angelle había aterrizado con una pareja amorosa de afroamericanos.

"Fui criada por gente que realmente me amaba y realmente me quería", dijo la Smith al mismo medio, quien también tiene 55 años. Le puede interesar: La revolución afro de Carolina Contreras

Angelle, según le manifestó a ese medio, no tiene ningún resentimiento con la familia Sandberg. Aunque tuvo problemas con las drogas y habitó las calles de los Ángeles por un tiempo, de igual forma no hubiera querido ser criada por padres blancos en un barrio blanco, ya que hubiera tenido que enfrentarse posiblemente a la discriminación.

Con el tiempo, las dos mujeres construyeron una relación cercana en la que comparten y conversan sobre los caminos buenos y malos por los que la vida las ha llevado. Hablan abiertamente sobre si han vivido trayectorias raciales estereotípicas.

El señor Sandberg, por su parte, le contó a New York Times que "estoy avergonzado de mí mismo. No sé si tomé la decisión correcta o la incorrecta. Cuando miro ahora, en este día y edad, siento que estaba equivocado". Sin embargo, cuando Smith conoció a quien hubiera sido su padre, ella corrió hacia él, lo abrazó y le dijo al oído “muchas gracias”.

Por El Espectador con información de New York Times

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