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Diversos estudios en neurociencias han demostrado que la visión es el órgano de los sentidos que desempeña el papel más importante en el procesamiento de la información que se recibe del entorno. El cuidado de los ojos involucra diferentes medidas y objetivos de acuerdo con la edad de la persona y sus condiciones particulares.
En la niñez, especialmente antes de los cinco años, el cuidado de la visión se enfoca en la detección temprana y el tratamiento oportuno de cualquier alteración visual o enfermedad ocular que pueda llevar a una pérdida irreversible de visión por desarrollar ambliopía (se produce cuando la visión en uno o los ojos no se desarrolla correctamente durante la infancia) o incluso ceguera.
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Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el 80 % de los casos de visión deficiente se consideran evitables e involucran los defectos de refracción no corregidos (miopía, hipermetropía, astigmatismo y las cataratas). En los países de bajos ingresos la catarata congénita es la principal causa de ceguera prevenible en niños. En conclusión, en la niñez es fundamental hacer periódicamente los exámenes visuales.
En adolescentes, jóvenes y adultos jóvenes es primordial la prevención y protección frente a los numerosos factores de riesgo que amenazan la salud visual y ocular. El uso de pantallas y dispositivos móviles representa una exposición prolongada a iluminación excesiva, produciendo síntomas de fatiga visual, ojo seco y disminución de la visión. Los malos hábitos nutricionales, el tabaquismo y las pocas horas de sueño son todos factores que también contribuyen a la pérdida de la salud visual.
En todas las etapas de la vida es primordial la protección de los ojos frente a la exposición a radiación UV, cuyos niveles se han incrementado con el cambio climático. Esta radiación produce en los ojos enfermedades como conjuntivitis, cataratas, daños en la retina y hasta cáncer ocular. En ciudades como Bogotá, estar al aire libre nos expone permanentemente. También el trauma ocular por golpes o partículas proyectadas es relativamente frecuente y no solo en escenarios laborales.
El cuidado ocular involucra el cuidado de la salud general, con hábitos de vida saludables, para prevenir aparición de enfermedades crónicas vasculares como la diabetes y la hipertensión, que tienen consecuencias en la visión al producir daños en los vasos sanguíneos de la retina, que por lo general se vienen a manifestar en el adulto mayor.
Entre los errores más comunes que cometemos al momento de cuidar la visión están: no consultar a un profesional de la salud visual, tener prejuicios y paradigmas respecto al uso de gafas y lentes de contacto, que proyectamos incluso en nuestros hijos, y la falta de información veraz.
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También existen factores macro como el mejoramiento del acceso a los servicios de salud (cobertura) que favorecen el cuidado. Y otros factores como la contaminación ambiental, el uso de dispositivos móviles y el uso continuo del computador como herramienta de trabajo, que producen molestias evidentes (síntomas) en la persona y la llevan a buscar a un profesional de la salud visual.
* Cristina Pineda es optómetra de la Universidad de La Salle.
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