La visión de los sabios

El hecho de que académicos y científicos se hayan dedicado a repensar las necesidades sociales es un paso fundamental para redireccionar la senda que nos ha llevado a ser un país que tiene arraigados en su ADN la violencia, la injusticia y la corrupción.

José Consuegra Bolívar* - Rector de la Universidad Simón Bolívar Especial para El Espectador
26 de enero de 2020 - 02:00 p. m.
Getty Images
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Es sumamente acertado que uno de los grandes retos propuestos al país por la Misión Internacional de Sabios 2019, en su informe final “Colombia hacia una sociedad del conocimiento”, sea convertir el conocimiento, la innovación social y la educación en las bases de una Colombia equitativa. Está claro que sin educación de calidad y sin acceso universal a ella será imposible reducir las brechas sociales existentes.

El centro de esta visión debe ser, indiscutiblemente, la primera infancia; etapa en la que es obligatorio acompañar y acompasar el desarrollo psicoafectivo del niño y cubrir sus necesidades de aprendizaje. Además, es importante brindarles todos los medios  y oportunidades para que las nuevas generaciones cuenten con la conciencia y solvencia para crear conocimiento eficaz, que valore y se apropie de su acervo cultural, y proteja su entorno al tiempo que sea partícipe en la construcción de una sociedad justa, democrática e incluyente.

¿Cuál debe ser la ruta? No se trata de la última palabra, pero el hecho de que académicos y científicos se hayan dedicado a repensar las necesidades sociales es un paso fundamental para redireccionar la senda que nos ha llevado a ser un país que tiene arraigados en su ADN la violencia, la injusticia y la corrupción.

Tener en cuenta que “una educación excluyente y elitista profundiza más la segregación y busca menos la integración”, como lo planteó el académico español Juan Manuel Álvarez Méndez, es ya un paso importante para avanzar hacia el camino correcto.

Los sabios plantearon una serie de recomendaciones que le corresponde ahora al Gobierno empezar a trabajar, con metas específicas como que en 2045 los jóvenes con 18 años hayan recibido atención integral de cero a cinco años y, por lo menos, educación media diversificada o doble titulación.

También, elaborar los lineamientos para las transformaciones pedagógicas en primera infancia, básica y media, que privilegie el diálogo de los saberes de las regiones con un conocimiento universal. 

Para transformar el modelo educativo, a fin de pasar de la enseñanza al aprendizaje contextualizado —como ha sido propuesto—, resulta clave priorizar la diversidad regional que caracteriza a Colombia, como base para la construcción de un pensamiento propio y de la producción de nuevos y útiles conocimientos.

Igual pasa con la propuesta de redimensionar el rol del maestro, un ejercicio que es fundamental para el funcionamiento y la evolución de la sociedad; se hace necesario que se nutran permanentemente de saberes y se inserten en los ecosistemas de innovación y tecnología. Por esta razón es oportuno reestructurar el sistema de formación a través del fortalecimiento de escuelas normales que coadyuven en la formación del nuevo profesor que exigen la sociedad del posconflicto y los retos tecnológicos del siglo XXI. Además, las licenciaturas deben seguir siendo de alta calidad en las Instituciones de Educación Superior, con la orientación del Instituto Superior de Investigación en Educación y Alta Formación de Maestros (ISIE) que sería creado para tal fin.

La formación en competencias para la innovación desde la educación media hasta las carreras tecnológicas debe ser de obligatorio cumplimiento, pues lo contrario sería anclar a las generaciones venideras al atraso, así como la introducción y el refuerzo de las áreas del desarrollo humano en los PEI.

La visión de los sabios debe agitar a toda la sociedad hasta motivarla a integrarse activamente al objetivo de edificar un mejor país, integrándose a esa tríada virtuosa que en los últimos tiempos se ha constituido con éxito en ciudades como Barranquilla: universidad-empresa-Estado, y pasar al concepto de la alianza estratégica de cuádruple hélice que incluye a esa colectividad de la que hacemos parte todos.

*Rector de la Universidad Simón Bolívar.

Por José Consuegra Bolívar* - Rector de la Universidad Simón Bolívar Especial para El Espectador

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