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La pandemia se ha convertido en una gran oportunidad de reinventarse y adquirir nuevos conocimientos es la mejor manera de hacerlo, aprovechando todas las opciones que el entorno ofrece y, al mismo tiempo, responder a las nuevas necesidades y potenciar las fortalezas.
Por eso, se podría decir que este es un tiempo propicio para realizar esos estudios de posgrado que muchos anhelan, pero que por diferentes circunstancias habían aplazado. Entre ellas, el tiempo era uno de los más cruciales, ya que en su gran mayoría quienes realizan estos estudios están activos laboralmente y era complejo movilizarse hasta las aulas y cumplir con los deberes.
Ahora, la educación virtual y asistida por la tecnología, se ha convertido en un aliado clave para iniciar procesos de formación y culminarlos con éxito, porque permite tener un mejor manejo del tiempo, acceder a educación de calidad y ampliar esa red de contactos que fortalecen el aprendizaje.
Diana Milena Carmona, decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle, y Julio César Sandoval, decano de la Facultad de Ingeniería de la misma universidad, dieron varios conceptos para quienes estén pensando en realizar estudios posgraduales; una decisión muy importante, dado que con esto se genera una apuesta por fortalecer la propia disciplina, profundizarla o enriquecerla con una ampliación hacia otras áreas afines, lo cual se puede derivar de competencias especiales en el área, gustos e incluso la demanda del mercado.
Algo interesante en el diseño de los programas es que se enfocan en conocer cuáles son las necesidades del entorno internacional, nacional y local; también definen las competencias requeridas bajo los estándares del área del conocimiento, así como identifican los recursos necesarios en talento humano, financiero, físico y tecnológico que permitan desarrollar el programa.
Por otra parte, en relación con el lineamiento de los posgrados con enfoque investigativo, estos exigen mover la frontera del conocimiento y, de esta manera, aportar al desarrollo científico y tecnológico del país y del mundo.
En este contexto, quienes estén interesados en realizar un programa posgradual suelen tener una encrucijada entre qué cursar: especialización, maestría o doctorado.
Quien tiene una orientación hacia la investigación o la academia, en principio, se inclinará al doctorado, pero quien tiene otras intenciones, sobre todo de complementar y profundizar sus conocimientos disciplinares, optará por un programa que demande menos tiempo y más enfocado a la práctica profesional.
La elección de la especialización o maestría tendrá que orientarse a partir del interés teórico o solamente práctico que tenga la persona; si tiene más interés teórico buscará la maestría y si su interés es más práctico buscará una especialización. Finalmente, la evaluación del costo-beneficio podría ser también un factor de decisión. La Universidad de La Salle está otorgando una beca del 15 % sobre el valor de la matricula a todos los estudiantes nuevos y antiguos, válida por el primer trimestre del año.
Sin importar la decisión que se tome, todas traen ventajas en el crecimiento profesional, mejores oportunidades laborales, participar en programas innovadores, actualizar sus conocimientos, fortalecer sus competencias, acceder a espacios de networking, oportunidades de internacionalización, fortalecimiento de una segunda lengua y, por supuesto, el good will profesional.
Pero en la encrucijada algo que se debe tener presente es que el programa que se elija sea de alta calidad. La Universidad de La Salle ofrece programas de posgrado de muy alta calidad, que dan cuenta de unos procesos innovadores en los componentes de diseño curricular, metodologías de aprendizajes transformadoras y una infraestructura física y tecnológica de última generación, permitiendo que los estudiantes logren el desarrollo de sus objetivos de aprendizaje y competencias que impacten su desarrollo profesional.
Calidad que se ve reflejada, además, en la creación de nuevos programas que están a la vanguardia e impactan en el desarrollo de mejores sociedades. Por ejemplo, la Universidad de La Salle tiene previsto iniciar con una oferta académica nueva de programas en pregrado y posgrado, fruto del análisis de varias de las necesidades reales de la población, muchas de estas concentradas en las zonas rurales.
Al menos dos razones animaron este proceso de creación de una nueva oferta de programas: primero, la necesidad de atender con alta responsabilidad social muchas de las situaciones, condiciones y problemáticas de la población que no puede acceder a una educación de calidad. De ahí que varios de los programas se han propuesto en las modalidades virtual y a distancia, sin perder de vista los retos que implica para la comunidad universitaria la enseñanza y el aprendizaje en estos contextos.
Segundo, la pandemia provocó también un viraje importante en la cotidianidad de las relaciones académicas y laborales, así como en la comprensión de los nuevos modos de relación entre los miembros de la comunidad académica. Esta situación aceleró la preparación de las condiciones para la nueva oferta de programas y ratificó, de algún modo, el imperativo de estudiar con base en problemas reales.
Una oportunidad única para que la academia y los estudiantes puedan entender las problemáticas de la sociedad y solucionarlas con el conocimiento y la excelencia.