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Sobre los ídolos de barro

Darío Mejía Pardo pide a las universidades e instituciones públicas que establecieron algún vínculo con el inventor colombiano, revisen sus actuaciones y decisiones.

Darío A. Mejía Pardo, exrector Universidad de Caldas
05 de noviembre de 2013 - 06:44 a. m.

Son muchos y variados los reglamentos referidos a Códigos de Ética para las buenas prácticas de los investigadores y científicos, los cuales son válidos en Instituciones dedicadas a la investigación, así como en Universidades en Colombia y en casi todos los países en el mundo. En general se acepta por los científicos que en sus actividades debe primar la verdad, trasparencia y rigurosidad científica, así como tener en cuenta la gran responsabilidad social que se deriva de la función científica. Al parecer algunos de estos elementos fueron los que desconoció el Profesor Raúl Cuero Rengifo y que fueron denunciados por el ex Profesor de la Universidad Nacional, Doctor en Ciencias Rodrigo Bernal, este último al que se le ha brindado un gran respaldo, por parte de destacados miembros de las comunidades académicas y científicas, a nivel nacional e Internacional.

Revisemos brevemente la propuesta que presenta el Ministerio de Ciencia e Innovación y el Comité de Ética del Consejo Superior de Investigaciones Científicas del Estado Español, que plantea entre otros aspectos, que uno de los elementos de ese Código[i], es el de las desviaciones en el ejercicio de la practicas investigativas donde se resalta “que la ciencia como búsqueda del conocimiento, es por principio enemiga del fraude. Sin embargo, cabe la posibilidad de desviaciones en la actividad de los investigadores, buscando fama o méritos inmerecidos, o incluso en algún caso, beneficios económicos personales o institucionales. Este tipo de desviaciones constituyen el mayor atentado al buen desarrollo de la práctica científica y son responsabilidad última del científico que las practica. Éstas pueden ser: - Interpretación abusiva de datos - Falsificación de datos o pruebas para que cuadren con la hipótesis de partida - Fabulación de datos y descubrimientos - Plagio de trabajos ajenos, entre otros.”

Los mecanismos para combatirlas eficazmente son según el Código de Buenas Prácticas Científicas referenciado, entre otros contempla los siguientes aspectos: “La obligación de los investigadores de someter a crítica cualquier nuevo aporte mediante la revisión por pares, y la posibilidad de contrastar los resultados de forma independiente por otros investigadores, y el compromiso de la comunidad científica, tanto nacional como internacional, de denunciar y combatir el fraude… la coordinación de todos los agentes, tanto nacionales como internacionales, que participan en la investigación científica, en las tareas de vigilancia del fraude y en su persecución sistemática….”

Por lo anterior es comprensible que el Profesor Bernal hubiese tenido el valor civil, ético y profesional para la denuncia y presentar en consecuencia el Artículo publicado en el diario El Espectador del pasado 24 de octubre de 2013 titulado “Los dudosos honores del científico colombiano Raúl Cuero”, y en el cual se hace claridad sobre los verdaderos logros del citado investigador y se deja en evidencia “ el precario estado de la ciencia en Colombia y la pobre percepción que de ella tiene la sociedad”, y “donde se han puesto en evidencia en los últimos años, con el endiosamiento que los medios de todo el país han hecho del científico colombiano Raúl Cuero. Numerosos periodistas han escrito impresionantes panegíricos sobre este científico, sin el menor espíritu crítico y sin verificar fuentes, basados únicamente en la información suministrada por él mismo”…

Aclarada esta premisa de los alcances y las limitaciones de las actividades y productos investigativos del profesor Raúl Cuero en su vida académica, conviene revisar los compromisos que se han derivado por parte de diferentes entidades públicas y privada, que han establecido relaciones con el citado Científico e Investigador. En primer lugar se deben aclarar los reconocimientos y Títulos de Doctor Honoris Cause otorgados por importantes Universidades Colombianas, como son la Universidad de Caldas y la Universidad de Antioquia. En consideración a que el debate y escándalo suscitado está demostrando que los logros y productos investigativos no son de la dimensión como inicialmente se habían presentado, estas Instituciones de Educación Superior, sus Directivas (Rector, Consejo Académico y Consejo Superior) están en la obligación de revisar y si es del caso, retirar el Titulo otorgado, el cual se fundamenta en información que carece, aún en forma parcial, de veracidad y en consecuencia, corresponde a un reconocimiento inmerecido, y en cuyos procesos evaluativos no existió rigurosidad y el estudio detenido de los documentos y méritos que el mismo docente ha proclamado y que evidentemente son inferiores a los que está indicando la realidad. En el caso de la Universidad de Caldas el Doctorado Honoris Cause se otorgó en las áreas de las Ciencias Humanas, en el año 2008, por sus “contribuciones científicas de beneficio para la sociedad”: Esta decisión amerita una profunda reflexión Directiva para que en el futuro no se vuelva a comprometer la dignidad, seriedad académica y responsabilidad de nuestra Alma Mater.

Igualmente con el Dr. Raúl Cuero y su Fundación Parque de la Creatividad, se establecieron diferentes convenios y contratos que comprometen importantes presupuestos de algunas entidades públicas, en los cuales se delegaban responsabilidades y funciones en el campo de la educación, experimentación e investigación científica, con jóvenes y niños de diferentes ciudades capitales en Colombia. En el caso de Bogotá D.C., según informa el diario El Espectador el pasado 27 de octubre de 2013, se suscribió en el año 2011 el convenio de Ciencia y Tecnología Nro.40527, entre la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico y el International Park of Creativity, por un monto de $150 millones. Allí las partes crearon una alianza técnico-científica con el propósito de sumar esfuerzos para realizar el “Quinto Campamento Internacional de Jóvenes Inventores”, para fortalecer el programa Parque de la Creatividad de Bogotá. Este convenio se suspendió posteriormente a petición del interventor, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, (EAAB), quien financiaba parte del convenio, al considerar que el Objeto del convenio, relacionado con el agua potable, se podían ejecutar a través de otros convenios específicos, y en consecuencia la Representante legal de International Park Of Creativity, reintegró al Distrito Capital el anticipo que por $58 millones había recibido.

En el mismo sentido, qué importante resulta que la Alcaldía de Manizales, ciudad que también desarrolló un convenio con la organización del Dr. Cuero en el año 2010, a través de su Secretaria de Competitividad y Fomento Empresarial, para “Orientar a los jóvenes de Manizales en la formación y Desarrollo de proyectos que fueran aprobados por el investigador Dr. Cuero, en materia de investigación científica y con la inversión y descubrimiento, según los criterios de la organización del Parque de la Creatividad Colombia”, presente un informe con los logros, proyectos y resultados de esta contratación, que se firmó por un valor de 150 millones de pesos. Contrasta este tipo de contratos, con las dificultades y restricciones que tienen las Universidades locales, para la firma de convenios y el consecuente desarrollo del proyecto, Instituciones que también cuentan con importantes investigadores y “grupos de investigación” reconocidos por Colciencias, y que por el contrario tienen un gran conocimiento de nuestras realidades.

Finalmente esta experiencia tan controvertida para los colombianos y caldenses, debe tenerse en cuenta a futuro para ser más rigurosos con las diferentes acciones que se desarrollen alrededor de la Ciencia y la Tecnología, y en general en la Educación Superior. En buena parte la crisis por la que atraviesa nuestra región cafetera, está asociada a que hemos actuado dentro una “sociedad del mutuo elogio”, en la cual entregamos méritos inmerecidos y volvemos eminencias, beneméritos, dignos e “inmortales” a muchos de nuestros dirigentes (políticos, escritores, gobernantes, empresarios, académicos y científicos); por el contrario, nuestras acciones deben estar precedidas del análisis serio, objetivo y transparente de sus aportes en las diferentes áreas de competencias. Ojalá algún día encontremos nuevos liderazgos y actuemos responsablemente en procura de alternativas, sin prevenciones y sectarismos y aprendamos consecuentemente la lección, para bien de la región y en general de nuestra sociedad.

 

Por Darío A. Mejía Pardo, exrector Universidad de Caldas

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