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“Yo solamente corro por todo lado y mi Dios me da todo lo que me hace falta. A veces no tengo para pagar la luz o el agua por estar gastando en cosas de mi escuela de fútbol”, fueron las palabras de Nora Luz Beltrán, una abuelita que es el fiel ejemplo que el esfuerzo y la perseverancia pudieron llevar a su equipo, La Fundación La Sampdoria Suba, a participar en el torneo infantil más importante de Colombia: La Liga Pony Fútbol.
Con más de 20 años de trabajo en el Bienestar Familiar y una pasión inexplicable por el balompié, Nora Luz, a sus 66 años, dedica su pensión a tratar de mantener al día su fundación y la escuela de fútbol de 50 niños, en la que trabaja hace ocho años. ¿Su motivación? “Me encanta ver esas caritas con una sonrisa de felicidad cuando ganamos y también llenas de lágrimas cuando perdemos porque eso significa que nos debemos esforzar aún más”.
Los recursos para los jugadores de La Sampdoria Suba no abundan, sus entrenadores son estudiantes de la Universidad Minuto de Dios y el lugar donde entrenan, en el barrio los Almendros, no es justamente una cancha, es un potrero sin arcos, con desniveles en el pasto y abundantes huecos en el suelo. Sin embargo, la Liga Pony Fútbol les llegó como la oportunidad de inclusión social, en la que más allá del resultado deportivo aprendieron una lección de vida.
“Poder participar en la Liga Pony Fútbol ha sido una experiencia de aprendizaje para corregir errores, para luchar por conseguir una buena cancha y que mis niños aprendan mejor y, sobre todo, para conseguir un buen patrocinador que nos vea. Estamos firmes para adelante porque con lágrimas aprendimos. Estoy muy orgullosa de mis niños”, afirmó Nora Luz con un suspiro de emoción.
Alejandro José Puerta práctica hace un año en la escuela La Sampdoria y al igual que su referente futbolístico, Yerry Mina, es defensor central. Entrena con sus compañeros los martes, jueves, sábados y domingos; tres horas diarias con la plena convicción de llegar a ser un jugador profesional.
“La Liga Pony Fútbol me pareció un muy buen torneo, tuve un poco de nervios al principio porque no conocíamos los demás equipos, pero ha sido una bonita experiencia porque crecí como jugador”, declaró Alejandro José.
De ‘mi potrerito’ a las canchas de la Liga Pony Fútbol
“Mi potrerito, mi potrerito”, así llama Nora Luz el lugar donde entrena su escuela. De aquel terreno ubicado en el barrio Los Almendros (Suba) los niños del equipo La Fundación La Sampdoria Suba tuvieron la oportunidad, en parte gracias al apoyo del Instituto de Recreación y Deporte (IDRD) y de Mercados Líder, de mostrar su nivel en canchas profesionales.
“Nosotros vamos para adelante porque en la Liga Pony Fútbol aprendimos que hay canchas enormes que son hermosas y muy buenas para jugar; así que asimilamos como pararnos en el terreno de juego. Con la categoría 2006-2007 en el último partido no nos dejamos golear y metimos un gol. Quedamos 2-1”, contó Nora Luz.
“La señora Nora me parece una muy buena persona, sin ella no podría tener esta oportunidad de jugar al fútbol por eso le debo muchas cosas”, dijo Andrés Felipe Moore, quien a sus 10 años aprendió en su participación en la Liga Pony Fútbol a competir limpio con compañerismo y a liderar a su equipo con la camiseta número 10 que llevó a sus espaldas.
El convencimiento que a través del deporte y la educación los jóvenes serán seres responsables es uno de los principios de esta escuela, que bajo la iniciativa y sacrificio de una abuelita es una de las historias de superación y esfuerzo que pasaron por el torneo infantil más importante de Colombia.
“La Fundación La Sampdoria Suba es un equipo en el que mis niños trabajan con las uñas, pero que son orgullosos de sentir la camiseta. Ellos se esfuerzan al máximo y son muchachos de casa, quienes necesitan un buen patrocinio como lo hicieron Creare y Pony Malta. Empresas que realizaron algo muy bueno, un torneo que se fijó en nosotros: las escuelas que somos de barrio y que estamos empezando”, concluyó la ‘abuelita de la Liga Pony Fútbol’: Nora Luz Beltrán.