Casi a diario en la Universidad Santo Tomás, en Bogotá, se conocen casos de accidentes, peleas o altercados relacionados con el alcohol. Desde las 10:00 de la mañana muchos estudiantes deciden divertirse un rato en alguno de los bares que rodean el campus y que se han convertido en un dolor de cabeza para directivas y profesores, quienes observan con preocupación cómo este hábito de ingerir licor ha afectado el rendimiento académico de algunos jóvenes e incluso ha llevado a muchos a la deserción.
Esta situación se repite en más de 30 universidades del país, como la Javeriana, la Nacional, la Central, la Libre, la de Antioquia, la del Meta, entre otras, que se encuentran rodeadas por establecimientos en los que se venden bebidas alcohólicas y se promueve la rumba desde tempranas horas. Los profesores han detectado que en repetidas ocasiones sus alumnos entran a clase tomados o faltan para quedarse bebiendo unas cervezas con sus amigos.
Los índices de deserción han aumentado y el rendimiento académico de muchos universitarios se ha visto afectado significativamente. Ante esta problemática, que resulta bastante difícil de solucionar, este grupo de reconocidas instituciones de educación superior de carácter público y privado decidieron sellar una alianza para prevenir y combatir el abuso del alcohol entre los estudiantes.
María Lucía Iregui, médico familiar de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas, docente de la Nacional y una de las líderes de esta iniciativa, cuenta que su objetivo es promover actividades que sean atractivas para los universitarios durante su tiempo libre, realizar talleres de padres que promuevan la prevención y concientizar a los jóvenes de los daños que ocasiona el consumo desmedido de esta sustancia, causante de más de 60 enfermedades y de la mayor cantidad de accidentes de tránsito en el mundo.
No ha sido una tarea fácil, confiesa Iregui. “Semanalmente nos reunimos por comités para adelantar investigaciones sobre los efectos del alcohol en la comunidad universitaria y organizar eventos como carreras o campeonatos entre estudiantes de distintas instituciones”. Hasta el momento, advierte, se ha encontrado que los jóvenes de primero y segundo semestres son quienes más trago toman y que muchas veces este hábito está auspiciado por sus padres, quienes ven con normalidad que su hijo se emparrande de vez en cuando.
También lograron establecer que los índices de consumo de licor son más altos de acuerdo con la ubicación de la universidad (en Bogotá la zona más complicada es la carrera séptima entre calles 53 y 39), y que quienes toman constantemente tienen cinco veces más de riesgo de abandonar sus estudios.
Para Iregui y sus colegas resulta muy doloroso saber que sólo el 20% de la población tiene la oportunidad de ingresar a una institución de educación superior en el país y que en vez de sacar el mayor provecho posible, “muchos de estos jóvenes favorecidos se dediquen a tomar sin ser conscientes de que están afectando su desarrollo cerebral y su capacidad de aprendizaje”.
En Cifras
21 años es la edad a partir de la cual se completa el desarrollo del cerebro. Por eso resulta tan perjudicial abusar del alcohol en la juventud.
670 mil jóvenes en Colombia tienen un consumo elevado de alcohol que perjudica su desempeño académico y sus relaciones interpersonales, según el último estudio sobre consumo de drogas del Ministerios de Protección Social.
Por qué los universitarios consumen alcohol
1. Curiosidad.
2. Ser aceptados por sus pares.
3. Expresar su rebeldía.
4. Pasarla bien.
5. Ocupar su tiempo libre.
6. Enfrentar dificultades emocionales.
7. Disminuir la tensión que sienten por las exigencias académicas, las relaciones de pareja o los asuntos familiares.
8. Escapar de los problemas.
9. Aumentar su impulso sexual.
10. Buscar una conducta agresiva.